Según la información publicada, Técnicos del INTA Paraná, de la Universidad Nacional de Entre Ríos, del CONICET y de la Universidad de Kansas -Estados Unidos- analizan información que vincula las expectativas de rendimiento por hectárea del cereal, la disponibilidad de nitrógeno en el suelo y los precios internacionales.
Redacción
La decisión de ampliar cada vez más el área sembrada en el país, es una línea de avance que la cadena de valor internacional de producción de granos ha tomado para nuestro país. Además, y particularmente con el caso del maíz, al haber una tendencia hacia el aumento de la cría de animales en encierre producto de la misma lógica global, la demanda interna de este cereal no para de crecer.
Coincidiendo con el informe tomado como fuente, existen algunos limitantes que hay que tener en cuenta. Primero que la tierra, a pesar de la ampliación de área de siembra, no es infinita. Segundo, los rendimientos posibles tampoco serán homogéneos de por sí más allá de poder determinar algún piso estimado de rendimiento. Tercero, al depender de la condición previa de fertilización, y para al menos homogeneizar, hay que darse una política de fertilización de la tierra, y el insumo tiene un costo.
Cuarto, existe asimismo una cotización del precio de mercado que depende de las llanuras de Kansas, Estados Unidos. Por más que la producción se vuelque enteramente al mercado interno, la referencia estará dada en el centro de su cotización, amenos que el país nacionalice su comercio exterior y los términos de intercambio y precios sostenes puedan diseñarse internamente.
Quinto, todo lo anterior Odría estar alineado perfectamente, pero al no contar con infraestructuras de riego ni planificación del espacio productivo, si llega a haber sequías como la de los últimos dos años, todo lo escrito hasta aquí no tiene sentido. Hay una propuesta cercana al “ideal” pero primero veamos lo que dice el informe.
Desde el Instituto Nacional de Producción Agropecuaria (INTA) – Paraná, afirman que el régimen de lluvias condiciona las tomas de decisiones de los productores respecto de la fecha de siembra, dosis de fertilización, cantidad promedio de semillas por hectárea, etc.. En Entre Ríos, en el último año, las lluvias disminuyeron en un porcentaje superior al 80% en determinada época del año, afectando el ciclo del cultivo. Esto se visualizó en que los rindes se redujeron en un tercio del promedio histórico: entre 32 quintales por hectárea (qq/ha) a 10 qq/ha.
Lo que INTA pretende sistematizar es por un lado los rendimientos posibles o esperables dentro de una determinada perspectiva climática para la campaña, y las efectivamente reales que se termina cosechando. Afirman que si entre una y otra la brecha llega a ser del 20%, permitiría ganar un rendimiento promedio provincial de 6 a 7 toneladas por hectárea, siempre hablando de maíz. Incrementando esos 10 qq/ha, permitiría satisfacer la demanda interna provincial, que fundamentalmente va iría hacia el sector avícola.
La variación en las relaciones de precios (grano/fertilizantes), también va variando y suele ser de gran magnitud, fundamentalmente porque más del 755 del fertilizante es importado. Así, resulta relevante en la ecuación de costos, determinar la dosis de fertilización para los cultivos. Más allá de la magnitud de la dosis conveniente de nitrógeno, sino la acompaña el costo y la expectativa de venta, la incertidumbre se incrementa.
Con el objetivo de diseñar una propuesta a estos problemas, la información indica que se está desarrollando una investigación en la que además de participar el INTA Paraná, la UNER, la Universidad de Kansas y el CONICET. Ya sabremos de las conclusiones en algún momento. Probablemente las conozcan primeo en Kansas.
Pero hay una forma de caminar hacia un “ideal”, y esto está relacionado a la pregunta ¿para quién producir, para el mercado externo, el interno o ambos? Responder a eso nos resuelve un problema importante que está asociado a los costos de producción, pisos de rendimiento convenientes y precios sostén necesarios.
Luego, con esos tres datos, se deben tomar los cinco elementos que mencionamos al principio de la nota, y establecer modelos teóricos y prácticos (o sea, la producción en sí misma), trabajando con un criterio de aproximaciones sucesivas hasta alcanzar un equilibrio conveniente, necesario y sustentable de los factores puestos en juego.
Podemos hablar largo sobre cómo implementar el asunto de las aproximaciones sucesivas. Ahora, el precio sostén puede determinarse en forma sencilla y por un tiempo determinado. No se trata de ganar o perder, sino de vivir y dejar vivir.
No puede ser que un aspecto de un esquema de producción se lleve el beneficio exponencial y otro sólo asuma el riesgo y las perdidas. O es para todos en forma equitativa o no será para nadie.
Fuentes: INTA / UNER / Todo Agro