En la provincia de Jujuy se vienen llevando adelante la técnica de encierre de vicuña, para luego realizar la esquila “sustentable” para la obtención de fibra. La práctica tiene siglos de arraigo en la región, y está siendo recuperada y considerada como actividad productiva.
Redacción
Desde la Secretaría de Biodiversidad y Desarrollo Sustentable, que depende del Ministerio de Ambiente y Cambio Climático de Jujuy, se viene acompañando el proceso ancestral de esquila de vicuñas, conocido desde hace siglos en nuestro territorio como “chaku”.
Los mismo son llevados adelante por la CAMVI, o Comunidades Andinas Manejadoras de Vicuñas, que se han propuesto recuperar el modo tradicional de extracción de la mejor fibra animal del mundo, o lana de vicuña.
Según la información publicada por la dependencia jujeña, se han programado 40 chakus para la temporada 2022, y recientemente tuvo lugar el segundo de ellos a manos de la comunidad de Suripujio. Asimismo, cerca de un centenar de personas provenientes de las localidades de Inticancha, Quirquinchos y Larcas, se sumaron a las tareas, que con trabajos coordinados que permitieron llevar a cabo esquila denominada en términos modernos como “sustentable” de vicuñas; aunque se trate de una técnica que posee más de 500 años de historia en la región.
De todas maneras, la secretaría de Biodiversidad y Desarrollo Sustentable, se encargó de llevar adelante la fiscalización del proceso para certificar el bienestar animal de esta especie protegida con un gran equipo de profesionales que acompaña a las comunidades.
La técnica consiste en el “encierre” de vicuñas en estado salvaje, luego de un periodo de arreo y reunión de animales. Una vez en el corral, se extrae el vellón de lana, y los animales vuelven a liberarse a su situación anterior.
Desde la dependencia estatal asimismo, se implementó un sistema de identificación y seguimiento de ejemplares, como una forma de controlar y prevenir los efectos de la caza furtiva de vicuñas; especie que durante años fue considerada en peligro de extinción dada su matanza indiscriminada practicada por décadas, en aras de obtener los cueros y lanas tan codiciados internacionalmente.
En promedio, según la cantidad y el tamaño de los animales encerrados, se estima que por cada chaku se obtienen entre 25 y 30 kilos de fibra, que luego es utilizada con fines comerciales por las propias comunidades que lo llevan adelante y una porción es incorporada a la industria textil.
La práctica del encierre, esquila y liberación de los animales, también fue una práctica adoptada por los pueblos patagónicos alrededor de la captura del guanaco. Tradición que también se está recuperando lentamente en la localidad de Gobernador Gregores, provincia de Santa Cruz.
Fuente: Gobierno de Jujuy