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Paciencia con esta nota. Es oficial, no es joda. Aparentemente, Santa Cruz tiene una demanda de 800 millones de dólares brutos por año solamente para comprar autos importados. La gente se junta “de a puñados” para comprar Volvos en la tranquera de la Zona Franca de Gallegos.

Redacción

“Aunque a la mona la vistan de seda, mona queda”. Eso es lo que sucedió en estos días en la Zona Franca de Río Gallegos, provincia de Santa Cruz. Desde el gobierno provincial, anunciaron con bombos y platillos la llegada de un cargamento de autos suecos (terminados, armaditos, no hace falta ensamblar) y lo vendió como un triunfo de la gestión y un hecho importante para el desarrollo de la región.

La crónica sería más o menos la siguiente, en función de lo averiguado a través de las fuentes. Silvina Córdoba, ministra de Comercio, Producción e Industria de la provincia de Santa Cruz, anunció en un medio de la Capital provincial, la llegada de una flota de Volvo XC40 importados de Suecia para ser comercializados en la Zona Franca de Río Gallegos.

Sí, leyó bien: autos. “Si fueran camiones, vaya y pase”, dijo un habitué a esta Redacción, cuando pasó por acá y preguntó en qué andábamos para la edición de hoy.

La funcionaria se encargo de ensalzar el mérito de la gestión, ya que luego de dos años de inaugurada la Zona Franca, esta estuvo prácticamente estancada. Los “desafíos pendientes”, según la funcionaria, eran justamente la venta de autos importados y la reposición de cubiertas – también importadas -.

“Dos de las demandas más importantes del público consumidor”, afirma la fuente. Uno escucha esa frase y piensa que a los santacruceños es normal y habitual que les sobren 100 mil dólares para comprarse un bicho de estos.

De las cubiertas, no podemos decir demasiado ya que la mayoría de las que se comercializan en el país provienen de la importación, habida cuentas de la apertura comercial internacional respecto del rubro.

Pero lo de los Volvos es muy fuerte…

Otro de los logros de la gestión santacruceña que quedarán en los anales de los héroes patrios, es que “luego de realizar las gestiones necesarias”, lograron “destrabar junto al Gobierno Nacional lo que hacía falta en Aduana, Banco Central y Economía para que ingresaran al país estos rodados”. Se espera ahora que el importador, termine de acomodar la documentación y establezca un punto de venta para poder comercializarlos.

La funcionaria recordó que cuando se aprobó e inauguró la Zona Franca – recuerden la presencia de Cristina Fernández en el acto -, quedó establecido que los beneficios que recibirían los compradores de vehículo y motos importados serían exclusivos para residentes de la provincia con al menos dos años de antigüedad, y que cada grupo familiar podría comprar una unidad “cada cinco años”.

Lo mejor viene ahora. La funcionaria se encargó de ponderar la maravilla de las zonas francas en detrimento de la industria nacional. Contó que todos los vehículos comprados en Zona Franca estarán exentos de IVA, aranceles aduaneros, Bienes Personales e impuestos internos; y que solamente abonarían Ingresos Brutos al gobierno provincial.

Afirmó además que los compradores podrán revender los vehículos comprados en la Zona Franca a partir del segundo año de patentamiento, debiendo “tramitar un permiso ante la Aduana para desafectarlo de la exención impositiva y devolver a la AFIP un porcentaje de los beneficios”.

Eso sí (no sea cosa que piensen que se trata de una joda): “el vehículo podrá circular libremente dentro del territorio de la provincia de Santa Cruz. Y tendrá un permiso para circular por un máximo de 90 días al año fuera de la provincia”.

Por las proyecciones, se estima que a partir de 2025 en adelante, la oferta de vehículos importados en la provincia sea de 8.000 unidades anuales. Se especificó inclusive que el cupo de venta para todos los concesionarios que se instalen en la Zona Franca Santa Cruz será de 6.000 vehículos en 2023, 7.500 en 2024 y 7.750 en 2025. A partir de 2026, se irán agregando 250 unidades al cupo total por año.

La funcionaria aseguró que estos negocios no afectan ala industria automotriz nacional, porque dichos vehículos no serán importados en otra región del país, ni podrán venderse dentro del territorio nacional.

Lo cual en principio encierra dos falacias. La primera, si el primer comprador vende el vehículo a los dos años de patentamiento, resarce a AFIP y lo desvincula de la procedencia de aduana, se transforma en un vehículo “blanqueado”, con posibilidad de libre tránsito y comercio. Es decir: para 2025 comenzaremos a ver unidades de este tipo por todas partes, con dos años de antigüedad pero poco kilometraje de uso.

La segunda falacia, es que la importación de estos vehículos no afecta la industria nacional. Y sí la afecta, porque si el mercado santacruceño tiene la capacidad de absorción de 8.000 unidades anuales de vehículos de 100 dólares, no vemos por qué las automotrices argentinas no harían el esfuerzo de hacer llegar sus unidades fabricadas en nuestro país.

Hay un mercado con un bruto potencial de 800 millones de dólares anuales disponibles solamente para gastarlo en autos…

Hasta donde sabemos, uno puede discrepar en cuestiones de política empresarial, pero si hay 800 palos por año de demanda, más repuestos y adicionales, los empresarios no son sonzos…

Raaaaro….

Fuente: Gobierno de Santa Cruz / Tiempo Sur / Volvo Corp

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