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Fulbo 2: Narigón del siglo

La pasión que casi todo lo puede. No se trata de entender, se trata de vivir. Hoy costará pensar en cualquier cosa y lo sabemos. Por eso elegimos esta nota publicada en marzo de 2021 en el portal “Lástima a nadie, maestro”. Optamos por ella, porque además de que nos gustó y no perdió actualidad, habla de fútbol, de historia, de Bilardo, de nosotros. Un excelente trabajo de Lucas Jiménez.

El Editor Federal

Un 22 de agosto de 1971 debutaba Bilardo como técnico de Estudiantes. Repasamos esa primera experiencia de Carlos Salvador como entrenador y los mundiales en que dirigió a la Selección. Más que el personaje nos interesa el entrenador. El que sorprendió con una línea de 3 cuando pocos conocían el sistema y potenció a su crack para ser campeón del mundo.

Como un cuento

Carlos Salvador Bilardo arrancó su carrera como técnico un 22 de agosto de 1971 a casi un año de su retiro como futbolista de Estudiantes de La Plata después de un ciclo notable que incluyó 6 títulos, incluido el campeonato del mundo en Old Trafford contra el Manchester United. Pasados los años dorados Estudiantes atravesaba un momento complicado en el Metropolitano del 71. Había renunciado el técnico Miguel Ubaldo Ignomiriello y el Pincha corría riesgo de descender.

“Tengo que decirte, que Bilardo se hizo cargo a pedido de los jugadores que lo conocíamos bastante, la campaña en la primera rueda no fue buena y estábamos últimos me parece. El Presidente en esos momentos era El Profesor Mario Martínez, y nos reunimos 4 o 5 para elevarle el pedido de que todo el grupo quería a Bilardo. Carlos nos habló bien de frente y claro, veníamos de una desgracia, que fue la muerte, del Presidente Mario Mangano, un señor con todas las letras. Bilardo quería que nos comportamos como siempre habíamos actuado los jugadores del Club: Responsabilidad, seriedad y sentido de equipo”, nos dice vía whatsapp su amigo y su ex ayudante de campo Carlos Pachamé con el que fueron compañeros en el equipo que ganó las Libertadores 68-69-70 y la Intercontinental 68.

Entonces el Narigón agarró Estudiantes. No tenía título habilitante y ese primer trabajo del Bilardo entrenador fue ad honórem. El debut fue como visitante con un empate en 0 contra el Independiente que luego sería campeón de ese torneo. Luego le ganaría a River, el clásico a Gimnasia y golearía a Racing en la última fecha. Sacó 19 puntos de 24 y mantuvo al equipo en Primera. “Bilardo lo salva del descenso convirtiéndose en una especie de mediador entre esos que habían sido sus compañeros que habían llegado a la gloria y que estaban en una situación de mucho desgaste. Estos jugadores se convierten en propiciatarios de sus ideas futbolísticas, y a través de ellos reformula a un equipo que estaba caído anímicamente y que perdía casi todos los partidos”, nos aporta el periodista y escritor platense Walter Vargas.

Difícil explicar cuál fue la receta del doctor para levantar a ese Estudiantes pero sí podemos precisar que requería de mucho laburo y dedicación. “Comenzó, con los trabajos de defensa, mediocampistas y delanteros, prácticas de tiros libres, variedades y concentraciones. El trabajo también se hacía mañana y tarde y el equipo comenzó a funcionar”, recuerda Pachamé. Por más que los resultados acompañaron el Narigón vivió esa primera experiencia con mucho desgaste. “Esos tres meses los pasé peor que en una cárcel. Tenía que dirigir a todos mis compañeros, con los que había compartido muchas cosas, y por eso cuando terminó el campeonato y cumplimos el objetivo, me fui», contó el propio Bilardo que en 1973 volvería a dirigir a su Estudiantes y en 1975 salió segundo e invicto detrás del campeón River.

Pasiones zurdas derechas

Entre el 76 y el 79 Bilardo dirigió al Deportivo Cali de Colombia, con el que llegó a la final de la Libertadores de 1978 que perdería con Boca. Nunca un equipo colombiano había llegado a esa instancia. Volvió a Argentina para dirigir a San Lorenzo, siendo técnico del cuervo, equipo del que era hincha de pibe, estuvo en el banco de suplentes en el último partido jugado en el Viejo Gasómetro. En 1980 se haría cargo de la selección colombiana con vistas a las Eliminatorias clasificatorias al mundial de España 1982. En tierras cafeteras se dio el encuentro con el periodista Walter Vargas. “Yo lo conocí a Carlos en el Hotel Intercontinental de Cali en el año 81. Había ido a cubrir la Copa Libertadores para Télam. Jugaban el River súper lujoso de Labruna y Rosario Central contra un gran Deportivo Cali que dirigía el entrenador argentino Edilberto Righi. Enterado Bilardo que los planteles iban al Intercontinental y los periodistas argentinos íbamos ahí, apareció, se presentó en la consejería y nos pusimos a hablar. Me invitó a ver un entrenamiento de la selección Colombia que eran a las 6 de la mañana más o menos.”

No logró clasificar al mundial de España con Colombia. Tendría revancha 4 años después. Pero antes en 1982 vuelve a Argentina para dirigir otra vez a Estudiantes y gana el Metropolitano. “De la Revista Estadio me invitan a ir a su casa. Le hago esa entrevista que quedó testimoniada en una foto y después cada tanto él me llamaba a la revista para hablar de fútbol”, nos cuenta Vargas. La foto de la que habla muestra a un Bilardo de 43 años birome en mano marcando cosas en un papel apoyado en la mesa ante la mirada atenta del periodista que tenía 23 años.

A Bilardo le gustaba hablar de fútbol con los periodistas. Pero también lo enojaba cuando llovían palos de la prensa, tormenta eléctrica que experimentó cuando agarró la selección argentina en 1983.  “Quiso la vida que después nos distanciáramos porque él no estaba de acuerdo con la manera en qué nos manejábamos en la sección de deportes de DyN en toda la etapa previa del mundial 86 y estuvimos mucho tiempo sin hablarnos. En el mundial 98 me lo encontré en el centro de prensa en Versalles en un pasillo, me saludó y nos pusimos a charlar y ya de alguna manera dejamos zancadas las diferencias. De hecho la última entrevista larga al doctor antes de que enfermara con la hidrocefalia se la hice yo para la revista Caras y Caretas antes del mundial de Rusia y la incluí en mi libro El túnel del Centenario”, nos dice Vargas.

En aquella charla el periodista le preguntó si a poco de un nuevo mundial sentía nostalgia del 86. “Nostalgia, no, pero muchos recuerdos, eh. Me acuerdo de todo. De todo. Desde el primer entrenamiento hasta el último. De todos los partidos. Fue bravo, eh. Me castigaron mucho. Empaté con la sección Deportes de Clarín, gané con Crónica, pero tenía razón yo. El tiempo puso a todo en su lugar”, respondió el Narigón.

Hace algunos años Bilardo pasaba seguido por una librería ubicada en Avenida de Mayo y 9 de Julio. Solía mirar la vidriera y seguía viaje. Los vendedores de adentro decían “mirá si algún día entra” y sucedió nomás. “Agarró dos libros. Uno sobre la historia de las drogas y Clarín, la era Magnetto de Martín Sivak. Nos dijo: ´Yo fui el primero en pegarle a Clarín, cuando nadie hablaba mal de Clarín´. Cuando le estábamos poniendo los libros en la bolsita nos dice ´me pueden poner un papelito adelante para que no se vea lo que compré sino después la gente va a andar diciendo miren lo que lee Bilardo´”, cuenta nuestro compañero Juan Stanisci que era uno de los dos libreros que soñaban con el ingreso del doctor que antes de México 86 pasaba por avenida Corrientes y daba vuelta los Clarín para que no se vea la tapa donde lo criticaban.

En la entrevista Vargas le pregunta “¿en qué se nota Carlos que tenías razón vos?”: “Se nota en todo. Cosas que yo hacía hace 30 años y me criticaban. Ahora las hacen todos. ¿Te fijaste en los videos? ¡Ahora todos usan videos! Bilardo, ¿para qué mira tantos videos? ¿Para qué sirven? Me decían eso. Ja”. Antes de Rusia 2018 Bilardo también habló del significado de defender la camiseta argentina, algo que les remarcaba mucho a sus dirigidos antes de México. “Hoy la camiseta argentina representa algo tan grande ¿Y entre las mujeres? Hace 30 años las mujeres no vivían el fútbol ni a la Selección como hoy. Hoy están interesadas, me paran por la calle y me hablan de fútbol”.

En septiembre del 2003 Bilardo dirigía a Estudiantes. En un entrenamiento sumó a las jugadoras del equipo femenino Bettina Stagñares y Paola Vinai a entrenar con el plantel profesional de primera división. La historia está contada en una nota de Roberto Parrottino en Tiempo Argentino y tiene testimonios de las futbolistas. «Por ahí en ese momento fue algo novedoso, aunque con Carlos ya habíamos entrenado un par de veces con jugadores que estaban lesionados. Para el afuera, era sorprendente», recuerda Stagñares que hoy es mánager del fútbol femenino de Estudiantes. «Que Bilardo haya invitado a dos mujeres a entrenar fue revolucionario en ese momento», aporta Vinai. Aquel día Bilardo declaró «Espero que los muchachos se vayan acostumbrando. Hay que darle importancia al fútbol de mujeres A mí me gusta el fútbol femenino».

Casi estatua

Hay una línea extrema en el periodismo que asegura que sí Maradona jugaba para Dinamarca en el 86, salía campeón. “Decir eso es un disparate insostenible, contra fáctico y peyorativo. ¿Por qué Argentina no salió campeón en el 82 con el mejor plantel de la historia del fútbol argentino? El campeón 78, más los campeones del mundial juvenil del 79. Se le baja al precio a la selección del mundial 86 solo porque la dirigió Bilardo. Esto tiene que ver con la interna entre las diferentes tribus y sobre todo por una gran pereza intelectual que mella en el entendimiento y la ética de muchos futboleros, sean periodistas o no. La del 86 está subvalorada porque tendría que aceptarse que Bilardo armó un gran equipo que potenció al mejor Maradona, que a su vez potenció un gran equipo, y ganaron la copa del mundo”, opina Walter Vargas al respecto.

Se le baja el precio a los aciertos tácticos de Bilardo en la construcción de ese equipo del 86 que cambió su formación después de ganarle a Uruguay por los octavos de final en el mejor partido del conjunto, según declaraciones de varios jugadores. El delantero Pasculli, que había metido el gol del 1 a 0, saldría del equipo para que entre el Negro Enrique que era volante. “El primer tiempo no lo jugamos bien, y fue el resultado de una táctica asfixiante de Argentina. Ellos pusieron a un mediocampista defensivo con despliegue en lugar de un atacante y quedamos en sus manos. Tuvimos más tiempo la pelota pero nuestros defensores pateaban para arriba. Esos pelotazos largos no funcionaban”, cuenta el volante creativo inglés Glen Hoddle en su biografía.

En la previa del encuentro Bilardo justificaba las razones de ese cambio trascendental: “No puede jugarse contra los ingleses con un centrodelantero puro. Se lo devorarían y un hombre adicional en el mediocampo le dará más lugar a Maradona”. Con el cambio de sistema el 10 jugó libre como el viento y fue un huracán para Inglaterra. Pero no fue improvisación. En la gira de amistosos antes del mundial Bilardo declaró: “Me dijeron que estaba equivocado, que había asignado tres defensores centrales. Pero les dije que no estaba confundido, que no entraran en pánico, que todo estaba bien. Íbamos a usar tres defensores, cinco mediocampistas y dos delanteros. Lo habíamos practicado por dos años y ahora iba a ponerlo en práctica en partidos difíciles”.

Hay un debate sobre si Bilardo fue el inventor de la línea de 3. En el libro “La pirámide invertida. Historia de la táctica en el fútbol” del inglés Jonathan Wilson precisa que el primero fue el bosnio Ciro Blazevic en el Dinamo de Zagreb en 1982. Sin embargo Bilardo siempre sacó pecho de ese ajuste en el mundial: “El sistema funcionó y después lo usamos en la Copa Mundial de 1986, donde el mundo entero lo vio. Cuando salimos a jugar así sorprendió a todo el mundo, porque no conocían los detalles del sistema”

Wilson cree que “Bilardo decidió deliberadamente proteger a su formación de ojos espías; su logro estaba basado no tanto en un gran plan, sino en pequeños cambios estratégicos a medida que fueran necesarios. Argentina no fue el único equipo que jugó con tres en el fondo en México. La interpretación de Bilardo del sistema y su uso del enganche (Maradona) sí pueden haber sido únicas”

En una nota del diario La Nación Juan Pablo Varsky resalta las virtudes de aquel equipo campeón del mundo. “Maradona se pareció a Dios con un elenco de reparto en el que cada integrante sabía lo que debía hacer en cada lugar de la cancha y en cada momento del partido. Esa Selección jugaba fácil. Era la desorganización organizada. Su dinamismo era indescifrable para los rivales. No podían detectar esos piques al espacio, siempre bien interpretados por pasadores y llegadores. Defensa intensa y ataques rápidos, todo en transición continúa. Vean el gol de Valdano en la final con Alemania. Cuando alguien les diga que Maradona solo ganó ese torneo, muéstrenle ese gol donde el 10 es una pieza de esa máquina que imponía condiciones.” La columna se tituló “Italia 90. No lo sabíamos, el 8 de julio fue la escena final de El último baile».

Entre México 86 y el mundial siguiente la selección argentina ganó 6 de 31 partidos. El equipo de Bilardo antes y después de México no pudo encontrar el buen funcionamiento. En Italia 90 “Argentina sólo ofrecía oficio para competir y hacer jugar mal al adversario. Como jamás podía imponer condiciones por su falta de funcionamiento, entonces impedía que el rival lo hiciera. Tenían todos los trucos para cortar el ritmo del juego: reiteración de faltas no graves en mitad de cancha, demoras, pase atrás al arquero, toques muy cortos con pelotazo ante la mínima presión, mucha gente detrás de la línea de la pelota. Hasta un bidón para Branco, como la pizza para MJ en Utah”, analiza Varsky en comparación con la serie de Jordan.

La selección del 90 con menos virtudes que las del 86 igual es muy valorada en el recuerdo. Si la del 86 está subvalorada, ¿está sobrevalorada la del 90? “Tal vez sí porque tiene una épica diferente y es una selección de la que después de los primeros dos partidos no se esperaba nada. De alguna manera completa un círculo. Fijate Argentina con Bilardo a la cantidad de campeones del mundo que les gana: Uruguay, Inglaterra, Alemania, Brasil e Italia (por penales). Tal vez las características particulares del mundial y los penales generen esa sobrevaloración”, responde Walter Vargas.

Bilardo era un gran planificador puntual de partidos. Un estratega. No pudo hacer una buena selección en el tiempo pero sí en ese mes que dura el mundial. Lo hizo en México y lo volvió a confirmar en Italia. En los dos recorridos previos no le pudo encontrar la vuelta. Funcionó mejor en instancias definitivas. Sin Bilardo en la dirección técnica Argentina no volvió a ganarle a un campeón del mundo en mundiales, apenas eliminó por penales a Inglaterra en Francia 98, mundial al que el doctor fue como comentarista.

Perfumado en la esquina para siempre

Carlos Salvador Bilardo divide las aguas. El mensaje bilardista de que el segundo es el mejor de los perdedores caló hondo en el público. Siempre que un modelo futbolístico triunfa impone su hegemonía por un tiempo. Por eso antes del 86 Bilardo era tan resistido. Nada puede perdurar sin la contribución mediática que exaltó al personaje por sobre el fabuloso entrenador. Claudio “Chacho” Cabrera, exquisito volante central de Boca, Vélez, River y Huracán fue dirigido por Menotti en las juveniles de la selección argentina y por Bilardo en la mayor. Le gusta más la línea futbolística del Flaco pero también valora al Bilardo entrenador. “A mí me convocaron los dos así que encajaba en la filosofía futbolística de los dos. Bilardo a mí nunca me dijo que pegue patadas o la patee para arriba”, nos comentó en Lástima a Nadie Radio.

Bilardo no cambió mucho su forma de ver el fútbol de la época que era jugador. “Él estaba convencido que el fútbol es picardía, es ventaja, porque aunque muchos escriban ´el verso´ de las palabras lindas, aunque se digan muchos discursos, lo que importa en este juego es ganar porque es lo único que asegura el futuro, que hace ganar dinero, que mantiene las comisiones directivas, que asegura la permanencia del técnico y de los propios jugadores.”, escribió el periodista Osvaldo Ardizzone en “Bilardo quiere paz…y el sheriff se pondrá contento” de la revista El Gráfico.

En aquella nota marca que a Bilardo lo halagaba que lo reconozcan en la calle, que digan ‘Miré allí va Bilardo”. Durante muchos años fue una persona visible y pública. Hoy se encuentra instalado en un departamento con un enfermero que lo asiste todo el día. Padece una hidrocefalia de presión normal que es una enfermedad neurológica. Todavía no le comunicaron de las muertes del Tata Brown, Maradona y Alejandro Sabella.

Hace algunos días fue vacunado contra el Covid-19 por ser población de riesgo. Su salud sigue frágil pero está mejor que hace un año o dos años atrás. En 2019 su hermano Jorge Bilardo contó en su Twitter que «Carlos estaba inconsciente y vino Pachamé, lo agarró de la mano y Carlos respondió y no le soltaba la mano». La semana pasada el ex futbolista Miguel Ángel Lemme le preguntó si iba a ver el superclásico y el Narigón le respondió que a veces le aburren esos partidos. Se perdió de ver su legado. Boca jugó con línea de 3/5. Ocho equipos usaron ese sistema el último fin de semana en la Liga Profesional de Argentina, entre ellos el puntero Colón que ganó todos los partidos con tres defensores, cinco volantes y dos delanteros. Una disposición táctica que potenció a su crack: El Pulga Rodríguez.

*Lucas Jiménez es periodista deportivo.

Fuente: Lástima a Nadie, maestro

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