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Geopolítica del agua: las cuencas tienen también sus cuitas en Asia Central

“Disputa Irán-Afganistán sobre recursos hídricos compartidos”. Así se titula el artículo que explica por qué, aunque ambos países no tengan disputas territoriales importantes, mantienen un desacuerdo enconado sobre la asignación de recursos hídricos compartidos ha afectado sus relaciones durante más de dos siglos.

Redacción

Recientemente, el problema se ha vuelto aún más pronunciado en medio de largos períodos de sequía en el sureste de Irán, lo que obligó a las autoridades iraníes a aumentar la presión sobre talibán para que le dé a Irán su parte del agua del río Helmand.

Las disputas por el agua entre Irán y Afganistán datan de la década de 1870, cuando Afganistán estaba bajo control británico. Un oficial británico trazó la frontera entre Irán y Afganistán a lo largo del brazo principal del río Helmand, que también separó a Herat de Irán.

En 1939, las dos partes firmaron un tratado para compartir el agua del río, pero los afganos no lo ratificaron. En 1973, Irán y Afganistán finalmente firmaron un acuerdo que aceptaba el flujo de agua al país persa a 22 metros cúbicos por segundo o 820 millones de metros cúbicos de agua al año con la opción de que Teherán comprara cuatro metros cúbicos adicionales por segundo en condiciones “normales”.

No obstante, el pacto no se ratificó ni se implementó por completo debido a los acontecimientos políticos, incluido un golpe de estado en Afganistán en 1973, la ocupación soviética de Afganistán ese mismo año y, finalmente, el ascenso de los talibanes al poder en 1995.

Con Afganistán en guerra durante los últimos 40 años, el suministro ha sido errático. La severa sequía en gran parte de Afganistán está impulsando planes para construir nuevas represas. Teherán ya había expresado su preocupación de que la enorme represa Salma financiada por La India en la provincia occidental de Herat,que  inaugurada en 2016,  reducirá sus suministros de agua.

Desde que los talibanes llegaron al poder en 2021, las autoridades de Kabul han enfatizado la adhesión al tratado de Helmand, pero en la práctica, Irán no ha recibido la parte que le corresponde de agua del río.

El verano pasado, el ministro iraní de Energía, Ali Akbar Mehrabian, viajó a Kabul para discutir el suministro de agua del Helmand y pedir garantías de seguridad de que el flujo del río llegaría a Irán. Pero, varios factores como las políticas y métodos de los gobiernos de Afganistán, las necesidades del país y los problemas relacionados con el cambio climático influyeron la implementación del tratado.

Los expertos dicen que el problema tiene sus raíces en la inestabilidad de Afganistán y los frecuentes cambios de gobierno, donde cada gobierno trata los derechos de Irán según sus preferencias.

Según Ahmad Bakhshi, un experto en asuntos afganos y profesor universitario, las guerras prolongadas en Afganistán y la falta de supervisión por parte del gobierno central han provocado la construcción de

Los gobiernos de Afganistán están envalentonados por la opinión pública que, en su mayoría, cree que cualquier agua que se origine en el país debería asignarse a los afganos.

Afganistán, un país donde casi 20 millones de personas dependen de la agricultura, ha visto una fuerte caída en la producción agrícola debido a la sequía. Los funcionarios dicen que necesitan represas adicionales para alimentar su sector agrícola, el pilar de la economía de $ 20 mil millones.

“El área donde se encuentra el río Helmand es un área de baja precipitación. Además, las provincias aledañas al río tienen una serie de necesidades, y no se ve mucho apego a las obligaciones internacionales en las demandas de su opinión pública. Por ejemplo, dicen que el agua de Helmand no debería salir de Afganistán”, dijo Bakhshi.

Por lo tanto, los sucesivos gobiernos afganos han tratado de impulsar la agricultura mediante la construcción de canales de riego y presas en el valle de Helmand.

El Helmand es el río más largo de Afganistán y constituye más del 40 por ciento del agua superficial del país. Se extiende a lo largo de 1150 km desde las montañas del Hindu Kush hasta los humedales de Hamoun.

La construcción de numerosas presas y canales en Helmand, así como en Nimruz y Kandahar, ha reducido constantemente el nivel del agua que fluye, como resultado de lo cual los lagos de Hamoun casi han desaparecido con su exótica flora y fauna.

La situación se agravó cuando las autoridades talibanes cortaron el agua de la represa de Kajaki a Irán entre 1998 y 2001 en un momento de las peores sequías de la región.

Las tormentas de arena de los lagos de Hamoun secos han causado una grave crisis de salud pública en Irán. La economía de la región se ha visto gravemente afectada. El deterioro de la situación económica, el desempleo y la pérdida de ingresos de la agricultura en ambos países han generado el tráfico de drogas ilegales provenientes de Afganistán.

La apertura de la presa Kamal Jan por parte del expresidente Ashraf  Ghani en marzo de 2021 complicó aún más la situación. Según el tratado de 1973, el agua de Helmand se mide en la presa de Kamal Jan y se comparte entre Irán y Afganistán.

El embajador de Irán, Hasan Kazemi Qomi, dice que Kamal Jan es una presa de desvío incrustada del agua. Kazemi Qomi esperaba que los talibanes tomaran medidas prácticas para bloquear el desvío y dijo que Irán está listo para ayudar a solucionarlo.

Ocupación y mala gestión

Años de guerra y ocupación por parte de EE.UU. y otras potencias han dejado a Afganistán en ruinas, donde los sucesivos gobiernos no han logrado establecer un sistema eficiente de almacenamiento y gestión del agua.

Irán ha estado en el lado receptor de la crisis, donde millones de refugiados e inmigrantes afganos, en su mayoría indocumentados, han cargado al país con una enorme carga social y económica durante décadas. Además, Afganistán ha sido el mayor productor de opio del mundo e Irán ha dedicado enormes recursos a la lucha contra el narcotráfico.

La República Islámica también ha gastado millones de dólares en proyectos de desarrollo y reconstrucción en Afganistán. Ha construido cientos de kilómetros de carreteras y vías férreas.

La crisis ha aumentado el resentimiento iraní, donde algunas personas han acusado a Afganistán de “desperdiciar la parte de agua de Irán” y de dejar que el agua fluya hacia Irán solo en tiempos de inundaciones.

Teherán fue uno de los mayores donantes en la conferencia de Tokio de 2002, prometiendo más que La India, Arabia Saudí, los Emiratos Árabes Unidos, Turquía, Noruega, Suiza, Australia y Pakistán juntos.

Solución

Aun así, es probable que aumente la tensión entre Irán y Afganistán por los recursos hídricos si no toman medidas serias para abordar y resolver su disputa de una vez por todas.

El único camino a seguir para los dos países es avanzar hacia una gestión inteligente de los recursos hídricos y utilizar la ayuda internacional para lograrlo.

Para empezar, deberían llegar a una conclusión sobre el acuerdo que han firmado y aclarar sus artículos. Posteriormente, deben actuar sistemáticamente para gestionar eficientemente sus recursos hídricos. Sin una gestión adecuada del agua, el impacto del cambio climático será aún más severo.

Para ello, es fundamental que los dos países amplíen los canales de comunicación y gestionen adecuadamente los proyectos conjuntos e inviertan en la mejora de los sistemas de gestión del agua de ambos países.

Deben llegar a la conclusión de que una solución sostenible a su disputa es aquella que contempla los intereses de ambas partes de manera convencional y justa.

Fuente: HispanTV

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