Geopolítica uruguaya en la Cuenca del Plata

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Geopolítica uruguaya en la Cuenca del Plata

Cuerpos diplomáticos, ferias y sonrisas. El “crucerismo anglo francés”. Las cargas y el tránsito internacional. Montevideo marcha a convertirse en la “reina del Plata”, y eso a los liberales conservadores de ambas márgenes, “les gusta”.

Por Pablo Casals

La vueltita por Rosario y San Nicolás que dio el embajador uruguayo en Argentina, Carlos Enciso Christiansen, no tuvo demasiada repercusión mediática. Sólo fue registrada por los medios locales directamente interesados, o bien por otros de cobertura regional – MERCOSUR – con línea editorial británica. El tema: la geopolítica uruguaya en la cuenca del Plata.

El plan es extremadamente simple, y ahora se ve reforzada por el permiso argentino hacia nuestro país hermano, para la profundización del canal de acceso al puerto de Montevideo. Lo que Enciso pregonó tanto en Rosario como en San Nicolás de los Arroyos en el marco de la ExpoAgro, fue el proyecto de instrumentar mayor conectividad fluvial y aérea entre la Capital uruguaya y el centro de referencia de operaciones de la cuenca del Paraná – Paraguay; y fomentar un mayor flujo de cargas y pasajeros entre ambas terminales portuarias.

En el marco de su visita a la ciudad santafesina, el diplomático mantuvo reuniones en la Bolsa de Comercio, la Intendencia, con los equipos de la Gobernación, directivos portuarios, y con empresarios turísticos. Los ejes abordados habrían sido la “hidrovía”; el transporte fluvial y aéreo; actividad portuaria, y turismo.

El propio Enciso dejó claro que su recorrida tenía como objetivo claro “instalar” en la agenda el proyecto y sus objetivos de fortalecer el transporte fluvial, “porque sabemos que hay un nodo y un interés importante”. La expectativa diplomática de Uruguay es que los actores determinantes para esta decisión – las empresas navieras y logísticas – den el visto bueno a la propuesta que para nuestro vecino es “una política de Estado”.

El “crucerismo”

Los sondeos y amagues vienen desde hace meses atrás. En noviembre – previo al ballotage – las empresas francesas Pontant y Croisi Europa – ambas operadoras de líneas de cruceros – se mostraron interesadas en el tema, a partir de impulsar una ruta de “crucerismo fluvial”. Por entonces, según las fuentes, unas semanas antes también habría habido avances al respecto con una delegación de la asociación internacional de líneas de cruceros más grande del mundo, la CLIA (Cruise Line International Association).

La iniciativa de los muchachos en este segmento, es la de poder conformar un recorrido que una los puertos fluviales de Rosario, Buenos Aires, Colonia, Montevideo y Piriápolis. Habría también una posibilidad de derivar e incluir al río Uruguay. Allí, al menos hasta Concepción del Uruguay, el río ofrece navegabilidad para buques de gran porte.

Aquí ninguno es tonto: el proyecto engloba la posibilidad de unir este recorrido por la cuenca del Plata, a las tradicionales rutas que van hacia la Patagonia argentina, Malvinas, Ushuaia, el Estrecho de Magallanes, y la ruta por el pacífico que une desde Chile hasta Ecuador.

Paralelo a este asunto del crucerismo fluvial, lo que se propuso también es una mayor fluidez en cuanto a la conectividad aérea entre Rosario y Montevideo, donde también habría empresas interesadas en brindar el servicio.

Las cargas

Más allá de los turistas, aviones y cruceros, la clave está en los 6.000 buques de gran porte que anualmente ingresan a la cuenca con destino a los puertos del eje Rosario – Timbúes. De allí que el mayor interés del Embajador estuviese puesto en las empresas marítimas y logísticas, las exportadoras de granos y subproductos, y las organizaciones que nuclean a productores, servicios y maquinaria de la cadena agropecuaria.

¿Está mal lo que hace Uruguay en materia diplomática? Visto desde los ojos del conservadorismo liberal uruguayo, en absoluto. Montevideo tiene la posibilidad histórica de conformarse como el puerto Director de una de las cuencas fluviales estratégicas más importantes del mundo; y hace lo que corresponde en estos casos: tratar de juntarle la cabeza a todos los actores preponderantes de la cuenca. De no ser así, ¿pará qué juntarse con la Bolsa rosarina y acudir a ExpoAgro?

Hay que tener en claro una cosa como para que los pueblos argentino y oriental se orienten. El presidente Lacalle Pou desde que asumió está intentando relacionar a su país en este marco de alianzas internacionales que no necesariamente obedecen a la integración como bloque del MERCOSUR y que éste funcione en tándem.

Tampoco Lacalle Pou es un personaje siniestro. Solamente lleva adelante desde la primera magistratura uruguaya lo que manda el proyecto liberal conservador de su país: el alineamiento con potencias extranjeras de cara a contrarrestar al influencia argentino-brasilera. Históricamente, los liberal conservadores montevideanos simpatizaron con Gran Bretaña y su proyección hacia el Atlántico Sur y la Cuenca del Plata. ¿Por qué habría de cambiar eso ahora luego de casi tres siglos de romance?

Además, si hay algo que “el Coki” Lacalle Pou sabe y los ingleses también, es que en Argentina tenemos una serie de sectores siempre dispuestos a hacer este tipo de negocios. Además de la oligarquía, las mil familias, y sus apegos a servir al capital extranjero; también tenemos a los bancos, aseguradoras, navieras y exportadoras más grandes del mundo atornilladas en Argentina.

Es más, al lado de los nuestros, los liberal conservadores uruguayos casi que son angelicales quinceañeras.

Una aclaración antes de terminar: es probable que algún lector considere erróneo o contradictorio el mote de “liberal conservador” con el cual se ha definido a los actores nombrados en esta nota. Bueno; no se trata de un pifie. Ya sabemos lo que dictan los manuales ingleses y franceses sobre las categorías políticas; sus clasificaciones; árboles genealógicos y demás considerandos. Están muy bien para Francia y Gran Bretaña.

Acá en Sudamérica, continente aún semicolonial, los sectores liberales son los mayores defensores del status quo dependiente de las grades potencias imperiales, comerciales y manufactureras. Por lo tanto, más allá de los modos, tibiezas o exacerbaciones, si desde nuestro continente se sigue creyendo en el libre mercado; el culto a las “ventajas comparativas naturales”; y que el Estado sólo debe tener una mirada fiscal, con poca o nula intervención en los intereses estratégicos, esos sectores poseen una raíz de pensamiento liberal consolidada.

Lo que los distingue es una concepción de dependencia respecto de los países más industrializados, con alguna rebeldía ocasional y transitoria como lo son las socialdemocracias de nuestros países; o bien, en la otra cara, un perfil más segregador en los social y vocación de servilismo cipayo hacia la considerada potencia preponderante, sin alterar las distribuciones de privilegios en tierra adentro.

Lo que cambia con Milei, es que la “potencia preponderante” es la usura internacional – bancos, fondos de inversión financieros, aseguradoras y certificadoras -. Estos, no tienen Patria ni país.

Los británicos saben perfectamente cómo funcionan los equilibrios y desequilibrios en nuestra tierra. Se han hecho grades gracias a ellos. Con “Javo” y Coki” a uno y otro lado del río, la cuenca está asegurada por muchos años. Incluso más allá de cada mandato. Por tanto, iniciaron el avance.

La alternativa para el pueblo argentino, el oriental – no es lo mismo ser “uruguayo” que ser “oriental” -, y los hermanos de la cuenca del Plata, es derribar la doctrina de la libre navegación de los ríos interiores por parte de flotas extranjeras de ultramar y buques de gran porte. Hay que atajarlos a todos en la boca del Plata.

Los uruguayos entregaron Montevideo hace muchos años. Los argentinos podemos construir un megapuerto Director de aguas profundas en el área Punta Indio – Punta Piedras, y recuperar el control geopolítico del Plata para veneficio propio, de nuestros hermanos de los otros países río arriba, e incluso del pueblo oriental.

Sin ese puerto no hay Canal Magdalena que valga. Es más, el Canal sin puerto Director, le abarataría los costos al “crucerismo anglo francés”.

Fuente: La Capital / MercoPress

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