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Hidrógeno verde y las cosas que hay que escuchar…

La visita de “los muchachos” a Comodoro Rivadavia. El RIGI y la “Ley Bases”. Británicos, teutones y una sensación de “deja-vu” que viene desde los comienzos de la explotación de Vaca Muerta.

Redacción

La semana pasada nos había quedado afuera esta cobertura, pero en función del resultado obtenido por el Gobierno en Diputados por la “Ley Bases”, el tema recobró trascendencia, aunque aún no se note demasiado.

El 26 de abril se llevó adelante el Foro Transición Energética e Hidrógeno Verde organizado por el gobierno de Chubut y la PlataformaH2 Argentina. Esta última es una organización – que no se presenta como ONG ni tampoco como Fundación -, que está integrada por una serie de cámaras empresarias nacionales e internacionales, círculos de legisladores de los países centrales y algunas universidades.

En sí, los “muchachos” conforman un “grupo de interés” de escala global que impulsa y promueve entre los gobernantes nacionales, provinciales y municipales, la instalación de las “energías verdes” con acento puesto en el hidrógeno. Lógicamente, los argumentos principales de sus promociones, acciones públicas y lobbies, giran en torno a la descarbonización de la economía, “en el marco del proceso de transición energética que debe emprenderse en beneficio de las generaciones presentes y futuras”.

Nuestros lectores ya conocen nuestra postura al respecto: el asunto de la descarbonización de la economía está muy bien para aquellos países que han alcanzado pleno desarrollo industrial y sus matrices económicas están ligadas a la producción industrial y manufacturera. No es el caso de Argentina o de los demás países de la región, donde lo que reina es la primarización de la economía, sin valor agregado a los recursos naturales, que a su vez, están en manos extranjeras.

Más allá de que tal condición se divulgue poco y se discuta mucho menos todavía, el retorno argentino – y regional – a la situación semicolonial parece ser “valor de época”. En Argentina alcanza para comprobarlo, el trasfondo del debate de la denominada “Ley Bases”. Salvo honrosas excepciones para las que sobran los dedos de una mano, los planteos de los legisladores vinculados a la oposición parlamentaria al Gobierno nacional, no escapó a la nueva racionalidad de época.

¿Qué pasó en Comodoro?

El mencionado encuentro contó con el beneplácito del gobierno provincial y de los actores locales de la ya mencionada Plataforma H2 Argentina, entre los que se pudo identificar a representantes de Globe Legislators (coalición de legisladores), CACME (Comité Argentino del Consejo Mundial de la Energía), CEARE (Centro de Estudios de la Actividad Regulatoria Energética – UBA), AAEE (Asociación Argentina de Energía Eólica) y la UTN Buenos Aires. Obviamente, también estuvieron los muchachos de la Unión Europea, que junto con Australia y Canadá – en tanto representantes de la Commonwealth británica -, son los principales promotores e impulsores en nuestro país para la producción y exportación de hidrógeno.

El gobernador chubutense, Ignacio Torres, hizo las veces de anfitrión, invitando a los actores previamente mencionados a “converger en una agenda en común”, y tomarla como “prioridad”. Así, a partir de una aparente retirada de la actividad petrolera para la provincia atendiendo los caminos adoptados por la actual conducción de YPF, Torres invitó a “pensar qué oportunidades se nos presentan para el largo y mediano plazo”.

En criollo; resignarse. Lejos quedó aquel de gobernador patagónico que hace apenas 70 días se erigía como una de las caras de los nuevos Libertadores de América (nosotros nunca creímos que así lo fuera, pero cualquiera que consultara los medios de comunicación porteños de línea opositora, se encontraría con semblanzas desopilantes sobre su persona).

Luego de eso, vino la parte interesante. Esa que se vio reflejada en la votación de Diputados el pasado martes: Torres llamó a la aprobación del Régimen de Incentivo a las Grandes Inversiones (RIGI), como marco normativo que le daría sustento al desarrollo del hidrógeno verde en Argentina.

Británicos y teutónes

Es más, los representantes de la Unión Europea (alemanes y holandeses) anunciaron que “están trabajando” en la “formulación de un proyecto de cooperación con la Argentina”, que permita la inversión en nuestro país de sus capitales amigos. Lógicamente la aprobación del RIGI es fundamental para ellos. De ahí su “ansiedad” de que se trate la “Ley Bases” en Senadores.

Mientras tanto y para todos, Argentina es “un socio estratégico” para la descarbonización de los países industrializados de la Unión Europea. Además, y sin ponerse colorados, los teutones sugirieron que era necesario que en nuestro país “haya un marco regulatorio y reglas de juego claras que atraigan y fomenten las inversiones”.

Al respecto, y de cara a incentivar el impulso del RIGI, desde la Cámara Argentina de Energías Renovables (CADER), se planteó que el mismo tendrá que ser corregido una vez aprobado, ya que debe ampliar su plazo de ingreso para los capitales externos, y establecer un lapso de 12 a 15 años, en lugar de dos como plantea la actual propuesta. El otro aspecto cuestionado, es que al supuesto tope de 900 millones de dólares se lo eleve a 20 mil millones, porque los capitales externos interesados impulsan proyectos que giran alrededor de ese monto. Los argumentos presentados se apoyan en que un proyecto de explotación de hidrógeno verde tiene un desarrollo promedio de 10 a 15 años.

Cuando se escuchan este tipo de justificaciones, es inevitable preguntarse si el ingreso de capitales foráneos está prohibido en Argentina. Cosa que no es así; sucede que las promesas gubernamentales respecto del RIGI, brindan condiciones únicas de rentabilidad en el mundo para tales recursos monetarios sin necesidad de garantizar resultados materiales de inversión.

Si querer, tal explicación la dieron los “expertos” de la UTN, quién analizó las propuestas de legislación que trajeron los europeos con las vigentes en Argentina – que tampoco son la panacea. Explicaron que, si se comparan los proyectos impulsados por “la Plataforma” para Argentina con los propuestos durante el gobierno anterior, verán que el de los europeos es “más conveniente para ellos” – obvio – porque no hay limitantes para ingresar en el régimen de inversiones, ya que no pone ningún condicionamiento de integración nacional. Cosa que sí hacía el que promovía Massa cuando era ministro y candidato, donde se exigía un mínimo de componentes nacionales en infraestructura y equipamiento.

Lo que nos mató en nuestra Redacción, fue la fundamentación científica de los académicos: “la industria del hidrógeno no tiene escala, por ende, no hay proveedores a nivel nacional. Si pedimos un mínimo de equipamiento de producción nacional, es algo restrictivo para el hidrógeno verde. En nuestro proyecto, a las iniciativas que tengan componente nacional se las premia”.

Para el lector no familiarizado con estas cosas, le contamos que, algo parecido decían de Vaca Muerta allá por 2013, cuando ya era muy evidente que el yacimiento no convencional se iba a desarrollar a criterio norteamericano y con tecnología totalmente foránea. Obviamente, hubo promesas de toda índole respecto de volcar parte de las regalías al desarrollo nacional; pero más de una década después aún se siguen importando los insumos básicos.

La situación es crítica, porque nuestro país ha hecho escuela continental y en el hemisferio sur en cuanto a transferencia tecnológica, mejoras e innovaciones propias a partir de las mismas. Da un poco de vergüenza ajena escuchar tales afirmaciones de boca de un cuadro académico formado en la “Universidad de los Trabajadores”. Grave es ser cipayo; pero ser cipayo y bruto es casi irreversible.

Para colmo, tanto Menna – vicegobernador chubutense -, como la diputada nacional Romero, le dieron la razón a los expositores: que Argentina necesita “leyes e institucionalidad” porque las “inversiones van hacia donde hay reglas claras”. Un argumento triste que nos recuerda a los esgrimidos por los “expertos” en logística, que no se cansan de repetir la monserga de que “las cargas se comportan” de tal o cual manera, como si no hubiese personas tomando decisiones detrás de ellas. Bueno… esto es más o menos lo mismo, pero con los capitales.

El remate para este segmento de disparates, provino de la Asociación de Generadores de Energía Eléctrica de la República Argentina (AGEERA). El representante empresario argumentó que el sistema eléctrico argentino posee alta saturación en lo que se refiere al transporte en las líneas de alta tensión. Cosa que en parte es cierta, porque se ahí se agarran para justificar los tarifazos.

Sin embargo, la solución ofrecida fue desopilante. Los empresarios explicaron que nuestro país posee tiene 36.000 kilómetros de líneas, y que se precisan 40.000 kilómetros adicionales para integran en términos de transporte a todo el territorio nacional. Entonces, ya que cada kilómetro tiene un costo que ronda el millón de dólares, se requerirían inversiones de 40.000 millones para poder garantizar el transporte de energía; y que por lo tanto, los contratos de inversión, explotación y prestación de servicios deben ser de largo plazo y con sesión de tierras, según lo indiquen los estudios de impacto ambiental que podrían hacer consultoras foráneas.

En criollo: quieren la chancha, los veinte y la máquina de hacer chorizos; en un país donde se dominan integral y verticalmente dos de las líneas de desarrollo de energía nuclear a nivel global e histórico.

Mientras otros expositores reforzaron en el mismo sentido y sobre la necesidad de una Ley específica para el Hidrógeno, hubo un expositor que en representación de la UBA “tiró un centro” que podrían dejar un poco de industria en Argentina, ya que de hacerse realidad todo lo dicho en el evento, Argentina podría exportar varios productos que derivan de la producción de hidrógeno. Así, se podrían ir creando polos industriales específicos, que contengan hidroquímicas, fábricas de fertilizantes, amoníaco y cementeras.

Nada extraordinario que no pudiera haberse impulsado hace años a través de YPF, si la firma no hubiese estado empecinada en hacer de Argentina un país petrolero cuando no lo es ni lo será. Pero, teniendo en cuanta los discursos anteriores, dicha mirada académica hizo las veces vanguardia revolucionaria, en el marco de un evento armado para reunir a sectores lobbistas y sentar postura institucional respecto del RIGI, privatizaciones y concesiones energéticas.

Unos fenómenos los “muchachos”. No dan puntada sin hilo.

En un bar comodorense, enterado de todo esto, un parroquiano – ginebra en mano y acodado sobre el estaño -, resopló antes de dar el pencazo: “no hay oposición; son todos de ellos”.

Fuente: Gob. de Chubut / Plataforma H2 / Econojournal / AgendAr / Archivo

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