Uno de los eslabones principales de la cadena porcina, se expresó respecto de las últimas medidas gubernamentales y la apertura para la importación de alimentos. Afirman que la suba de precios no depende del sector productivo. Asimismo, advierten sobre el posible perjuicio al estatus sanitario argentino.
Redacción
La Cámara Argentina de la Industria de Chacinados y Carne de Cerdo (CAICHA) y la Federación Porcina Argentina (FPA) afirmaron en un comunicado el rechazo hacia la decisión gubernamental de abrir las importaciones de alimentos, lo que incluiría la carne de cerdo y de otros productos derivados.
Entre los argumentos expuestos por las entidades, constan que, en función de las ventajas para los importadores, los plazos de pago se reducirán a 30 días, además de que se eliminarán el pago de percepciones de ganancias e IVA a las compras externas.
Asimismo, el productor nacional deberá desde el vamos competir en situación de desigualdad, ya el ingreso de productos terminados, se encontrarán no sólo eximidos de tributos, sino también de la matriz de costos en insumos. Muchos de ellos también son importados.
Por otra parte, las entidades expusieron algunos pormenores que viene padeciendo el sector previo a la decisión del Ministerio de Economía. Afirman que desde principios del año en curso, el precio del kilo vivo de cerdo descendió un 35%, pasado en algo más de 70 días de 1.155 a 744 pesos.
Las entidades no lo dicen, pero si bien dicha caída complica en los costos fijos al productor porque los insumos están al alza; por otra parte, la misma debería trasladarse a góndola o mostrador por parte de las cadenas de comercialización. Si eso no ocurre, es que tales cadenas, han ampliado su margen de rentabilidad en lo que respecta al segmento porcino.
Lo que sí afirmaron CAICHA y FPA, es que desde diciembre a la fecha los precios del chorizo fresco, del jamón cocido, la paleta -fiambre- y el salame, relevados por el IPC de la Ciudad de Buenos Aires, aumentaron 29, 32, 34 y 33% respectivamente. Es decir, menos de la mitad de la inflación acumulada medida por el IPC Nacional para ese mismo período.
Así, tenemos que el productor porcino recibe desde diciembre al menos un 35% menos de dinero por el kilo vivo entregado, pero los productos derivados de la cadena, aumentaron en góndola un porcentaje similar. Difícil de justificar la decisión de habilitar la importación de productos para un sector ya perjudicado por las cadenas de comercialización (frigoríficos y supermercados).
Una posible bomba sanitaria
Las entidades también remarcaron que la apertura para el ingreso de mercadería extranjera pone en riesgo el status sanitario que hoy posee la cadena porcina en el país. Los anuncios gubernamentales no han hecho lugar a tales ítems.
Particularmente, ponen el ojo en complementos alimentarios que se utilizan en las industrias porcinas de otros países, como la Ractopamina, que está prohibida en nuestro país para utilizarse como aditivo.
Fuente: CAICHA y FPA / Infocampo