El sector bioquímico y particularmente los laboratorios privados, advirtieron en un comunicado que en octubre podrían interrumpir actividades y prestaciones a causa del aumento excesivo en sus matrices de costos y las demoras en el cobro de los desembolsos por parte de obras sociales y empresas de medicina pre-paga. De la importación masiva, nada ché…
Redacción
Para el sector afectado y sus relaciones, el anuncio es de importancia. No solemos hacer eco de este tipo de noticias, si no podemos meternos de lleno en algún aspecto o eslabón de una determinada cadena productiva o de servicios.
Sin embargo, esta ocasión lo amerita por la posible consecuencia que pueda tener el reclamo y las causas del mismo.
Ayer supimos que la Confederación Unificada Bioquímica de la República Argentina (CUBRA), advirtió que hacia la primera semana del mes de octubre, la entidad podría tomarla decisión de dejar de atender a los pacientes que concurran vía obras sociales o prepagas, “si no se corrigen los desajustes causados por la inflación y los retrasos en los pagos, dado que estos problemas afectan, gravemente, el funcionamiento de los laboratorios”.
Los factores que incidirían en determinada decisión son – entre otros -, que tras la devaluación del 22% al peso resuelta por el Ejecutivo Nacional tras las PASO; los aumentos sistemáticos de los insumos médicos importados que se incrementaron entre un 22 y un 33% desde principios del corriente mes; la desactualización del valor de la Unidad Bioquímica (UB); y la demora en el pago por parte de las obras sociales y prepagas – entre 60 y 90 días luego de realizada la prestación -, pondrían a la actividad bioquímica en una situación de inestabilidad y precariedad.
Desde CUBRA argumentan que el colapso del sector sería inminente si deben afrontar aumentos de salarios, bonos, aguinaldos, y cargas sociales, sin que previamente el Gobierno acuerde actualizar la denominada UB para poder afrontar los aumentos de insumos y reactivos que utilizan para llevar adelante los distintos trabajos.
La entidad asegura que los insumos base han aumentado entre un 50 y un 400% en los últimos meses; con mayor impacto en el material descartable más utilizado: jeringas, agujas y demás elementos necesarios para atender a los pacientes.
Asimismo, CUBRA hace un llamado a los Ministerios de Salud y de Economía, para que se tomen decisiones en materia de carga impositiva de cara a aliviar también en el plano fiscal la carga sobre las cuentas de los laboratorios.
Hasta aquí, la información. Esperemos la cosa no pase a mayores.
Ahora el análisis.
Nuestros lectores ya saben que no somos un medio afín al Gobierno actual, ni al anterior, ni al anterior a ese, y como viene la mano, tampoco lo seremos del que viene.
Pero hay un par de cosas para resaltar en el reclamo que elevan los bioquímicos: la culpa de sus males la tiene los sueldos, los impuestos y los retrasos en los reembolsos. Del disparate de la importación de gasas, agujas y jeringas se dice poco y nada.
Que una prestación se reembolse a los 90 días está mal, y a los 60 también. Ni siquiera el más holgado y samaritano de los bancos o de los almaceneros te dan tanto plazo para pagar. Menos aún sin ajustes por inflación. Ahí hay que corregir.
Por otra parte, los impuestos deben pagarse. Hay que revisar si la carga fiscal está bien calculada y es pertinente. Argentina es un país cuyo deporte nacional es grabar impositivamente cualquier cosa, como mecanismo para contrarrestar la evasión de los mismos de siempre. Y el fisco sabe quiénes son; los tienen a todos contados desde hace décadas.
Para sueldos, aumentos, aguinaldos, cargas sociales, bonos, vacaciones y demás, es lo que corresponde a cualquier patronal que contrata. Existe una queja hacia el pago de haberes, como si las patronales recibieran un castigo injusto por hacerlo. Si no toma gente el boliche no anda; y si no está dispuesto a pagar salarios acordes a la actividad y al costo de vida, el preferible que el profesional bioquímico atienda en negocio por sí mismo.
Pero hay un tercer factor que es el que verdaderamente preocupa que no se aborda en el comunicado; así como tampoco vemos reacción gubernamental sobre un problema que salió a la luz durante 2020, en la pandemia: la importación masiva de insumos, reactivos, materiales e instrumental médico y bioquímico.
El problema va desde la compra externa de sábanas hasta una máquina compleja de última generación; pasando por artículos insólitos: jeringas, gasas, agujas, vasos y recipientes descartables, guantes de latex, barbijos, vidrios y papelería…
Es imposible que una actividad -cualquiera sea – funcione si prácticamente el 100% de los insumos necesarios para hacer un trabajo provengan del exterior, a costo dólar y a cuentagotas.
De eso, CUBRA no se queja. Es como que la situación está “dada”, “así”, “siempre fue igual”. Resulta que hacer una jeringa posee una complejidad industrial semejante a una nave espacial.
Pero al mismo tiempo desde el Gobierno, la Patria Importadora y las distintas instituciones médicas y sanitarias, públicas o privadas, no se dice nada al respecto.
Desde esta Redacción podemos comprender que la producción de determinados reactivos, requiera una complejidad y desarrollo que no se podría resolver en pocos meses. Pero: ¿es muy difícil confeccionar un barbijo? ¿Tan complicado es fabricar una aguja, o frascos de vidrio?
¿En serio?
Fuente: CUBRA / Agenda PyME