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La nota aborda dos pequeñeces en el concierto informativo nacional o regional que, sin embargo, para sus protagonistas es la vida misma. A nosotros nos interesó mostrar la diferencia de criterio aplicada desde la gestión gubernamental. Toda otra implicancia, queda a gusto del lector.

Redacción

El gobierno provincial tiene dos posturas distintas ante el mismo problema que sufren dos sectores de la producción agropecuaria jujeña. De un lado, los cañeros y del otro, los pequeños horticultores. El primero, proveedor de las cadenas del azúcar y el papel; el otro, del abasto de verduras para los centros urbanos.

Según las fuentes, recientemente el mandatario de la provincia de Jujuy, Carlos Sadir, tuvo encuentros con parte de la conducción de la Unión de Cañeros Independientes de Jujuy y Salta, de cara a analizar distintos aspectos que posee dicha actividad y su necesidad de financiación, en momentos previos al inminente inicio de la zafra.

El eje de la reunión habría pasado por la gestión del insumo clave, estratégico y gravitante: el agua y su destino.  Un nuevo sistema para su administración rige en la provincia y los productores pretenden optimizarlo a su favor.

Además, se planteó la necesidad de respaldo provincial frente a la necesidad de solicitar créditos ante el Consejo Federal de inversiones (CFI) y bancos regionales. Los recursos se necesitan para el pago de insumos y servicios previos a la zafra: mano de obra, combustible, energía, transporte e insumos.

Hasta aquí, no sería una noticia lo comentado, más allá de la novedad institucional y la gestión de gobierno. Sin embargo, este tema tiene una contracara que es importante poner en la mesa para poder comprenderlo.

Los pequeños agricultores también sufren el permanente encarecimiento de insumos y servicios básicos. Pero a esto se suma la permanente lucha por el acceso al agua. De hecho, denuncian a los “cañeros independientes” de interrumpirles aguas arriba el curso del líquido vital para regar sus cultivos.

De hecho, dicen que la “situación ha mejorado” porque lograron asegurarse el suministro vía un caño de 110 mm para enfrentar los momentos de escasez. Dicho ducto, posee dimensiones para el abasto o desagüe domiciliario, pero insuficiente para un planteo productivo.

Además de la escasez de agua, los productores se enfrentan al aumento exorbitante de los precios de las semillas. Para la presente temporada, tal insumo representó un aumento del 400%, pasando de 7.000 pesos el kilo de semillas de cebolla a 35.000; o en el caso de la lechuga, el costo del kilo de las simientes alcanzó los 100 mil pesos.

De esta manera, mientras el gobierno provincial toma decisiones respecto del abastecimiento del recurso hídrico a la minería y a los cultivos de mediana escala – caña y tabaco -, la realidad del pequeño horticultor pasa reclamar el acceso al insumo básico.

Dos usos – o tres si ponderamos la minería – y criterios diferentes de parte de un mismo gobierno, para aplicar sobre un recurso estratégico disputa a nivel global.

El agua, al igual que la energía, no debe tener en su itinerario de implementación actividades de primera o de segunda.

Fuente: Jujuy Económico / Jujuy Gráfico

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