Nos comimos el amague
10 noviembre, 2023
Sanciones económicas: un algoritmo británico para la Pax Americana
11 noviembre, 2023
ver todo

Justo precio o compota

A 70 días de que se comiencen a cosechar la pera y la manzana en nuestro país, llegan los informes con “predicciones” desde Estados Unidos. Los gringos no son tontos, lo hacen con las frutas, los granos y las carnes. Engordan o adelgazan nuestro ganado según su conveniencia.

Redacción

Hay un punto que el lector debe tener presente todo el tiempo, mientras los gobiernos argentinos tengan la mirada puesta en no apostar al desarrollo industrial interno en forma plena: no importa cuánto produzcan nuestros campos ni la calidad o excelencia de los resultados. Los términos de comercio, el valor de las cosas y los mercados con los cuales comerciar serán determinados o configurados desde afuera.

Por eso, el faro que te lleva contra las piedras, será imposible de soslayar mientras las perspectivas de nuestro sistema productivo esté signada por las “proyecciones” de agencias extranjeras.

Recientemente, se volvió a conocer y difundir, los números que el departamento de Estado de Agricultura de los Estados Unidos (USDA, por su sigla en inglés) delineó para las futuras cosechas argentinas de peras y manzanas.

El informe de amplia circulación en el sector y en las oficinas de Estado, asegura que la campaña 2023-2024 tendrá un resultado mayor en cuanto a toneladas del 7% comparada con la anterior.

Así, estiman que las manzanas alcancen un volumen de casi 487.000 toneladas, contra algo más de 464 mil de la campaña anterior. La diferencia correspondería a condiciones climáticas más favorable a las plantaciones ubicadas en el núcleo productivo de la cadena que se encuentra en el Alto Valle de Río Negro y Neuquén.

Algo parecido ocurriría con las peras. El USDA estima una cosecha de 625.400 toneladas para la campaña 2023-2024, contra algo más de 600 mil toneladas proyectadas para la campaña anterior. Las conclusiones respecto de los causales del incremento, son también coincidentes con la manzana.

Es decir, una “luces” en cuanto a razonamientos. Es cierto que el clima mejoró en términos generales; aunque falta aún atravesar los posibles riesgos de granizo y otros eventos excepcionales que pudieran ocurrir. Obviamente, las estimaciones dejan un margen de pérdida en función de ello, que en caso de errar en el pronóstico, corregirán cifras a futuro.

En criollo, nada distinto al cálculo base que hace el productor, las cámaras y asociaciones que los nuclean y los funcionarios de Estado que asisten.

Cuentas que también hacen todos los actores de la cadena y las exportadoras. Aquí está la clave del asunto. Uno de los argumentos esgrimidos al momento de la fijación de precios en el mercado externo, son los informes de estas agencias oficiales como la USDA.

A la hora de los tantos, importa poco cuál es el margen que debe reflejar el justo precio para el productor y los demás actores “aguas arriba” de la cadena – empacadoras, fletes, acopio, procesadoras -; o “aguas abajo” – cosecheros, raleadores, encargados y demás personal afectado al contrato de cosecha – siempre tomando al chacarero como eje.

Mucho menos todavía, que dicho precio sea articulado entre el sector productivo, los estados provinciales y el Poder Ejecutivo Nacional. Ni que hablar, se una estrategia conjunta entre gobiernos de la región que produzcan lo mismo, por ejemplo, Chile.

Se tiende a cargar las culpas sobre la concentración en la etapa exportadora.  Es decir, un puñado de empresas, en general extranjeras determinan el destino de las ventas externas e indirectamente fijan los precios de mercado interno, precios y dinámica de abastecimiento. Mientras allá posibilidades de vender afuera, la fruta se encanuta en frío. Si la exportación se cae, se “larga” al mercado interno.

Pero también hay otro factor y de allí la influencia de los yanquis: Estados Unidos, al igual que Argentina, tiene las condiciones climáticas y territoriales para producir lo que venga en materia agropecuaria. A diferencia nuestra, posee un mercado interno enorme y de mayor poder adquisitivo; pero además domina una serie de resortes claves en materia de comercio internacional: fletes y mercados, sean los propios o los ajenos.

En suma y para cerrar: Estados Unidos compite con Argentina, con Chile y con todos los países de la región en materia agropecuaria. Si les conviene nos ayuda – los aceites son un ejemplo -. De lo contrario nos mata – pasó en los últimos años con los cítricos y el mosto -.

Juegan así desde siempre. Determinan flujo de mercado, y uno de sus argumentos “científicos” son los informes de la USDA.

¿Puede cambiar esa lógica? Sí, claro. Pero Argentina y los países de la región tienen que hacer costos y dominar el factor logístico. Los mercados, luego, se abren solos.

¿Y si no se abren? Comeremos mucha compota de manzana. Mal no nos va a venir.

Fuente: USDA

Invitame un café en cafecito.app

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *