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Pudo haber sido un desastre humano y ambiental. Ahora “todo está en manos de la justicia y se está investigando”. Hasta el momento de escribir esta nota, no encontramos manifestaciones respecto de: qué hacía esa carga circulando en la zona más poblada del país en un horario de alto nivel de tránsito; por qué esa carga “baja” en puertos fluviales con escasas vías de tránsito seguras que la circundan; quién autorizó la circulación dentro del territorio de un contenedor en malas condiciones estructurales; y qué se sabe del importador de esos productos químicos.

Redacción

Para quienes no están al tanto, comentamos brevemente lo sucedido. El miércoles por la tarde, un camión de la empresa Logística Losada, transportaba un contenedor de la firma germano-chilena Hapag Lloyd, procedente de China y conteniendo Cletodim, un componente químico de alta concentración que se utiliza habitualmente como herbicida para su aplicación a la soja. La carga tenía como destino, la localidad de General Rodríguez.

Según se informó, durante su marcha por el Acceso Oeste del conurbano bonaerense, a la altura de la localidad de Ituzaingó, el vehículo fue detenido a causa de que el contenedor comenzó a derramar el líquido tóxico, generando por su reacción una nube tóxica. Se supo además que el contenedor no tenía rotulación, no habría detalle de carta de porte sobre la mercadería involucrada, como tampoco pudo determinarse con certeza la cantidad del fluido.

Se detalló también que a raíz del derrame, las autoridades que interceptaron el transporte, ordenaron la apertura de la compuesta trasera del contenedor. Dado que el transportista no tenía conocimiento de la carga que llevaba, la caja metálica fue abierta, y se desató un incendio que propagó aún más la nube tóxica. Luego se especificó que el contenedor alojaba 24 mil litros de la sustancia en tanques de plástico y hierro. El derrame podría haberse producido por el mal estado del embalaje, del contenedor, y por el posible corte de la cadena de refrigeración, que es lo que mantiene “estable” al químico cuando se lo transporta en grandes cantidades.

Tras la intervención del Ejército Argentino, bomberos de la zona, y una división de servicios ambientales pudo controlarse el siniestro. El saldo humano fue leve: algunos efectivos de bomberos y vecinos de la zona con afecciones leves tanto respiratorias como cutáneas fueron atendidos en el hospital Posadas.

Consultado al SENASA por las características y las consecuencias posibles del derrame, especificaron que el cletodim es un herbicida muy utilizado en la Argentina para el control de malezas; y que su uso más frecuente en el país, se realiza en las semanas previas a la siembra de la soja. También se aplica en los cultivos de algodón, papa, tabaco, soja, alfalfa, cebolla, maní, y girasol.

La comercialización internacional del mismo con nuestro país, se realiza habitualmente a granel -y por lo visto con escasas medidas de seguridad y manipulación. De esta manera, su importación desde China se efectúa con el producto con una concentración del 94% de máxima pureza; para luego ser fraccionado en preparados al 24%. Es decir, el derrame pudo haber sido letal, de haber ocurrido una ingesta directa.

De hecho, las recomendaciones de seguridad especifican que el químico “puede provocar explosión espontánea” por concentración de vapores si las condiciones de refrigeración no son las adecuadas; y que los gases tóxicos que se liberan son el monóxido de carbono, óxido de nitrógeno, amoníaco.

Ahora bien… El hecho encierra una serie de desastres en cadena, que no pasaron a mayores dimensiones porque el incidente pudo controlarse relativamente rápido.

Hemos insistido recurrentemente en este hecho: Argentina importa cerca de 5,5 millones de toneladas de agroquímicos por año, incluídos los herbicidas. ¿Quiénes lo hacen? Todas las firmas que comercializan este tipo de productos en el mercado interno, YPF incluida.

Por otro lado, ¿quién controla no sólo el contenido que toca puerto argentino, su condición de embalaje y modo de inserción en el mercado interno? Aparentemente, el problema no era del camión, sino del estado del contenedor y del embalaje precario que contenía al líquido.

En cuanto a la ruta elegida para la carga, a esta altura parece un disparate que ese tipo de mercadería se traslade por áreas urbanas densamente pobladas.  Algún lector observará con razón, que es inevitable que eso suceda, dado que el puerto de Dock Sud está ubicado donde está (en la boja del Riachuelo); y que el cletodim debe ser d ellos más leve que se manipula en esos muelles (lo cual también es cierto).

Entonces, ya que evidentemente no se puede dejar de importar el químico por el momento, y que tampoco podemos levantar con una grúa el Puerto de Dock Sud y trasladarlo; queda la siguiente inquietud para discutir: ¿por qué la maniobra, manipulación, conservación, almacenaje y traslado no la realiza una Empresa del Estado, que garantice fundamentalmente, eficiencia y seguridad a precio justo y plazo razonable?

Lo que acaba de suceder en Ituzaingó antes de ayer, es una bomba que está latente desde hace décadas en Argentina; y que este tipo de incidentes pone de relieve que lo único que importa a la multinacional del comercio exterior, el operador privado de muelles y la empresa también privada de logística interna, es el bajo costo y el máximo beneficio.

No da para más este modelo. Hay que nacionalizar el plano logístico. Se va la vida de los argentinos.

Fuente: SENASA / Agro Fy / YPF Agro

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