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Los cordobeses sembrarían menos trigo este año, dadas las expectativas climatológicas, pero fundamentalmente, por la poca rentabilidad y el bajo precio que está registrando el cereal. El remate es con los clásicos: devaluación y quita de retenciones.

Redacción

Días asados tuvieron lugar ciertos acontecimientos que muestran cuál es la decisión de política productiva que están barajando las principales organizaciones de productores y empresas comercializadoras agropecuarias, de cara ala próxima siembra de invierno: la fina, y específicamente el trigo.

Por ejemplo, la Bolsa de Cereales de Córdoba (BCC) ya comenzó a decir que, si no hay un giro de timón en la política agropecuaria de parte del Gobierno Nacional, puede que la campaña triguera sea una de las más escuetas de la última década en su región de influencia.

Según la entidad, la próxima siembra apenas superaría las 800 mil hectáreas; superficie que remite a la temporada 2013-2014. El promedio de los últimos diez años, marca para la provincia un área de 1,5 millones de hectáreas y rindes de 30 quintales por cada una (qq/ha). Pero, cabe considerar el dato de la última siembra – que más allá del contexto climatológico – tiene un alto componente político: en la provincia de Córdoba se sembraron 970 mil hectáreas, que arrojaron 15,5 qq/ha.

Al cierre de esta edición, se esperaba con cierta ansiedad el mensaje por cadena nacional de presidente Milei, respecto de novedades consideradas “positivas” para el sector. La entidad, volvió a insistir en la necesidad de contar con un precio “competitivo” y un margen de rentabilidad “adecuado”, de cara tomar las decisiones finales de siembra para las próximas semanas.

En criollo, en cuanto al precio, pretenden que el gobierno devalúe el tipo de cambio; y en cuanto a la rentabilidad, esperan que elimine o reduzca considerablemente el impuesto a los derechos de exportación: las famosas retenciones, que en el caso de trigo son del 12%. Si bien, dicho importe lo deben pagar las firmas exportadoras, estas le descuentan al resto de la cadena las erogaciones derivadas por tributaciones.

Otro sector que también viene manifestando su posición en una frecuencia similar es Confederaciones Rurales Argentinas (CRA). En un reciente comunicado, ratifican que “las retenciones han mostrado claramente que van a contramano del círculo virtuoso de la producción, ya que lejos de promover un ambiente favorable para el crecimiento del sector agrícola, limitan las hectáreas sembradas, ahogan a los productores con márgenes ínfimos o negativos y ponen en peligro la viabilidad de sus actividades y hasta el sostenimiento de sus tierras”, señaló la entidad que forma parte de la Mesa de Enlace nacional.

CRA enumeró esos costos. Menciona entre otros: arrendamientos; gastos de comercialización; semillas; fitosanitarios; fertilizantes; labores; y seguros. Agregan a estos, “el aspecto impositivo presente en todos los eslabones de la cadena”; es decir, las tasas municipales o el impuesto a los Ingresos Brutos provinciales; o bien, otros tributos de jurisdicción nacional.

Según la entidad, la parte tributaria junto a las retenciones, se convierten en un “combo explosivo”, que lleva a la producción al quebranto y a una “consecuente caída en la inversión en tecnología y en la calidad de los cultivos”. Traduciendo: la culpa sigue siendo del Gobierno. De este, del anterior, y de los anteriores a ese.

El mercado internacional; la concentración de la comercialización en un puñado de firmas extranjeras; la importación masiva de insumos base; y los desbarajustes inmobiliarios y logísticos no tendrían nada que ver en el asunto. Son todas “Carmelitas Descalzas”.

Hay algo que es real. El precio internacional del trigo se vino abajo en el último año. Los informes de la Bolsa de Cereales de Buenos Aires indicó que el trigo rondaría los 230 dólares la tonelada, tras el último salto respecto de los 209 U$S/tn del mes de marzo. Sin embargo, la pretensión del sector es que el precio se acerque a los niveles de abril de 2023, cuando se cotizaba por los 275 U$S/tn.

¿Qué pretende “el campo” entonces? Por un lado, que el gobierno devalúe un 20%. Es decir: un dólar oficial a $1.100; con un dólar de exportación que gire en torno a los 1.050 o 1.085 pesos. Si le devalúan con un mayor porcentaje, mejor para ellos. Por el otro, que elimine o al menos achique puntos en las retenciones, así aumentan la rentabilidad.

Sí, ya sabemos, las quieren todas. Pero parte de razón tienen; los márgenes son ínfimos en campo propio.

El que arrienda va a pérdida, a menos que sea un gran contratante como los denominados pooles de siembra, cuyo volumen y poder de presión hace que los costos se achiquen a su favor; pero siempre en contra del pequeño propietario. Ese que hace años que no produce por sí mismo porque le falta tierra para la unidad mínima rentables; y por ende, no es propietario de la cantidad de tierra suficiente como para fabricarse poder de maniobra.

Otras carmelitas Descalzas…

Mire de la cantidad de cosa que hablamos explicando el porqué los cordobeses sembrarían menos trigo este año.

Fuente: BCC / BCBA / CRA /INDEC / Archivo

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