La Liga del Bio y los movimientos internacionales

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La Liga del Bio y los movimientos internacionales

A principios de semana se reunieron las provincias integrantes del CPPB, y tomaron una postura conjunta de cara a la cadena de producción del biocombustible. Hay un concierto internacional que condiciona y un mercado interno que está siendo impulsado a la baja.

Redacción

El Consejo de Provincias Productoras de Bioenergías (CPPB) se reunió el pasado martes en Tucumán, con el objetivo de definir acciones para el sector, fundamentalmente en aspectos vinculados a eficiencia energética, transición energética (generación distribuida) y promoción de bioenergía y bioeconomía.

Las provincias integrantes, de cara a adquirir una denominación “más federal”, pasaron a llamarse la “Liga Bioenergética de Provincias” (La Liga). Está conformada por Santa Fe, Córdoba, Entre Ríos, Jujuy Tucumán y Salta. Es decir, las provincias donde se produce biodiesel en base a soja (mayormente Santa Fe) y bioetanol en base a maíz (Córdoba y Entre Ríos) o caña de azúcar (las del NEA).

En la declaración conjunta, La Liga dejó sentado que la actividad bioenergética tiene futuro en la medida que se amplíen los cortes de alcohol y biomasa en los combustibles.

Según las provincias, los biocombustibles disminuyen las emisiones de gases de efecto invernadero, reduciendo la dependencia de combustibles fósiles, mientras que dan un impulso a la agricultura sostenible y al desarrollo rural. Además, impulsan la economía circular, al obtener energía de los residuos y promueven el desarrollo científico en materia de investigación e innovación.

El objetivo de los Gobiernos provincial es poder desarrollar una política conjunta para potenciar la generación de energía limpia y sostener la soberanía energética en las distintas jurisdicciones. Asimismo, el contexto internacional está tomando nuevos posicionamientos respecto de la producción agropecuaria y el destino industrial de las materias primas.

El contexto internacional

Días atrás, esta Redacción publicó un informe donde sintéticamente se reflejaba cuáles son los dos grandes caminos que está tomando la cadena de valor internacional.

Uno de ellos, es que podemos poner en su cabeza a China, los BRICS, y demás alianzas internacionales desplegadas a partir de la denominada Nueva Ruta de la Seda. Estos países todavía conciben al granel agropecuario en términos de insumo para la industria alimenticia, transformándolos en alimentos industrializados, forrajes y balanceados.

El otro grupo de países, encabezado por Estados Unidos y cuyo principal aliado objetivo es Europa, promueve que el destino de los mencionados cultivos se vuelque hacia la producción de biocombustibles; y de allí que hace todo lo posible para cooptar los mercados en ese sentido y desarrollar tecnología para disminuir el costo energético a tal punto que pueda volver a condicionar al complejo internacional de producción de hidrocarburos.

En este marco y con estos dos caminos que recientemente muestran evidencias de bifurcación, las multinacionales del agro y los combustibles – más sus aliados bancarios, fondos de inversión, aseguradoras y consultoras – van pendulando a la pesca de negocios y posicionamientos varios. En cuanto a recursos naturales se trata, así como “el mundo” supo ser de la Morgan durante un siglo, para luego ser ordenado por la Standard Oil por varias décadas, hoy las grandes empresas están disputándose no sólo los recursos sino su conducción.

La Liga

Las provincias “la ven”. No podemos asegurar si lo hacen en términos soberanos y con resignación. Lo cierto es que la demanda de productos que pueden derivar en biocombustibles ha aumentado y paga mejor.

En este marco los “detalles” son fundamentalmente dos: “el mundo” sigue demandando granel o aceite en tanto tales – como siempre -. Si la industria internacional después los deriva hacia la cadena del combustible, no es un valor agregado que quede en el país. El otro aspecto, es que en el mercado interno, la intención del Ejecutivo Nacional, es “planchar” las empresas productoras de biocombustibles nacionales (en su mayoría PyMEs), y que el control lo tomen las grandes empresas de hidrocarburos.

Dos semanas atrás, el Ejecutivo actualizó los montos que deben pagar las refinadoras de combustible alas firmas productoras de biodiesel o bioetanol. Los márgenes son escasos y todo indica que las petroleras seguirán presionando a la baja para ahogar el sector y concentrar para ellas la actividad.

Entre los gobernadores de La Liga, el latiguillo para justificar el por el momento “amague de viraje”, es que el mundo tiene los ojos puestos en Argentina porque nos “interpela por el cambio climático y claramente esto requiere políticas claras. La matriz energética de un país requiere de estas acciones que a su vez necesitan el apoyo del sector privado y de los productores”.

Se agregó además, que el mundo demanda la sustentabilidad en la actividad productiva, y productos como los que provienen de biomasa, bioetanol, de base biológica son renovables de baja huella de carbono.

Así, el antes denominado Consejo de Provincias Productoras de Bioenergías, creado en 2018 para defenderse en aquel contexto particular – y no tan distinto al actual -, enfatizó sobre impulsar una política de carácter federal, sosteniendo que “Argentina saldrá de la crisis a partir de la producción del interior”.

Fuente: Gobiernos de Santa Fe y Tucumán / Noticias Agropecuarias / El Tribuno

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