La perspectiva de los productores misioneros respecto de la baja en el volumen de la cosecha es casi unánime. Las diferencias están en los pronósticos. Otra de las coincidencias, es el alto incremento de ls costos.

Redacción

Los productores yerbateros coinciden en que recién a esta altura del año, se está notando una leve recuperación tras la cruenta sequía que azotó al suelo argentino. Eso implica que en general, los cultivos registren mermas en los rendimientos y la yerba no es la excepción.

Algo positivo para el sector, es que los productores consideran “bueno” el resultado del laudo del Gobierno nacional que estableció precios para el kilo de hoja que al final de la pauta de precios alcanzará los 120 pesos. Además, dado que la zafra recién comienza y hay plantas en plena brotación, los productores guardan cierta esperanza de que las expectativas mejores.

En cuanto a las estimaciones, los productores de San Pedro evalúan que tendrán un 40% menos de producción. En esa región se produce alrededor del 15% de la producción yerbatera incluyendo a Corrientes y Misiones. Desde Jardín América, los productores esperan una merma del 20%; y en Ruíz de Montoya, son más pesimistas: esperan un 45% menos de producción que en 2022.

La preocupación que atraviesa trasversalmente a los productores de todas las regiones, es el incremento de los costos. Insumos como fertilizantes, herramientas están directamente dolarizados a partir de la importación de los mismos.  Las subas continuas del combustible no colaboran al esquema de costos de producción.

Una alternativa es la fertilización con abono de origen animal. Si bien esta variante es más barata, incrementa la contratación de mano de obra, de por sí escasa. Además, el monto de los jornales compite continuamente con los montos que se otorgan en subsidios y planes sociales. Esto último es una queja que viene repitiéndose zafra tras zafra, pero los jornales no aumentan en la proporción necesaria.

Así, si bien hay conformidad con el laudo respecto del precio del kilo de hoja, entre el costo de mano de obra, y un aumento de al menos 50% de los insumos, intranquiliza a los productores.

Fuente: INYM / El Territorio