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Por un lado, el FET totalmente desfinanciado que hace peligrar miles de puestos de trabo. Por otro, la reciente quita de retenciones a las exportaciones del sector, que los actores esperan que vuelvan a la cadena productiva.

Redacción

El sector tabacalero vive una contradicción interna profunda. Por un lado, la quita de retenciones a la actividad abre un horizonte de expectativas para el eslabón productivo. Los exportadores tendrían un 12% menos de presión fiscal que esperan que vuelvan y sean destinados a una recomposición del precio del tabaco que percibe el productor primario.

Según las cámaras que agrupan a los productores, los potenciales beneficios abarcarían a 23.000 unidades productivas por alrededor de 14.000 millones de pesos. Pero hay un punto oscuro en el entramado del sector: los recursos que cigarreras desvían y desfinancia el Fondo Especial del Tabaco (FET); principal sostén de la ecuación económica del primer eslabón de la cadena.

Entre las expectativas está la determinación del precio de la hoja de tabaco que los exportadores le pagan al productor primario que se define en una negociación que inicia entre fines de cada año. Las cámaras aspiran a que en los próximos 90 días vuelque en forma favorable el tipo de cambio. Hay un esquema simple: cuando se liquidan exportaciones, el Banco Central lo hace a valor dólar oficial a $ 360. Sin embargo, todos los costos de la cadena – salvo la mano de obra – está pautada en dólar informal con un valor de referencia de $750. Claramente, es imposible para el productor empatar el partido.

El desfinanciamiento del FET tiene una incidencia preponderante en la situación de la unidad productiva, porque afecta directamente al mantenimiento del nivel de ocupación y mano de obra y abonar los salarios necesarios en tiempo y forma.

Debe tenerse en cuenta que la recolección del tabaco es una actividad preponderantemente manual. Una de las fuentes consultadas explicaba que por ejemplo en época de cosecha (de diciembre a febrero) el personal aumenta al triple en las unidades productivas.

Las empresas cigarreras pagan por atado de cigarrillos el 80% en impuestos, de los cuales alimentan al FET al aportar el 7% del precio de venta al público de los cigarrillos. Las pequeñas y medianas empresa o las nacionales, que concentran el 47% del mercado nacional, no cumplen con los impuestos de ley y son las causantes mayores de la crisis denunciada.

La explicación sencilla. Si bien hasta hace una década las empresas aportaban la totalidad de lo que correspondía, aparecieron en mercado un grupo de pymes que trajo tabaco de afuera, y dado que no era materia prima producida en Argentina, no están obligadas a pagar el precio lleno de lo impuestos del cigarrillo. Las dos cigarreras más grandes aportan por mes 10.000 millones de pesos y tienen el 60% del mercado. Las importadoras en cambio, que tienen el 40% del negocio, aportan sólo mil millones al fisco. detalló el productor.

Las empresas Massalin Particulares S.R.L y BAT S.A. en julio pasado aportaron $51 promedio por paquete de cigarrillos, mientras que las pymes solo aportaron $14. Es usual que estas realicen su pago reducido con atrasos, siendo las más importantes Sarandí y Bronway.

Las cámaras estiman que para 2023 la pérdida de recaudación del Fondo Especial del Tabaco en el orden de los 900 millones de dólares, representativos de aproximadamente $ 220 por cada kilogramo de tabaco producido en la campaña anterior.

Esos fondos que hoy le hacen falta al FET ponen en riesgo el empleo y sustento de miles de familias de la región de cerca de 20.000 familias ligadas directa o indirectamente al sector.

Fuente: SAGyP / La Gaceta / Bichos de campo

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