Las risas de los lunes son las lágrimas de los miércoles

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Las risas de los lunes son las lágrimas de los miércoles

En realidad, el dicho popular es un tanto diferente, pero la modificación sirve para retratar el volantazo del sector textil, donde a principios de semana se encumbraba casi como el motor de la economía nacional, y el miércoles hablaban desde el último rincón de la miseria.

Redacción

Vamos cronológicamente porque de lo contrario no nos van a creer. Pero sepan que en la Redacción andamos por la vida observando el trabajo argentino y escuchando a sus actores. Pocas veces vimos un cambio de lectura de la situación tan rápido y drástico al mismo tiempo.

El lunes pasado todo era alegría, burbujas y corazoncitos: la Federación Argentina de la Industria de la Indumentaria y Afines (FAIIA) y la Cámara Argentina de la Indumentaria (CIAI), gritaban su amor a los cuatro vientos, porque la industria había generado anualmente “más de 400.000 puestos de trabajo”.

Según las entidades, en 2022, se dio un salto en el desarrollo del sector en el país, y volcando su compromiso al progreso regional. Generaron 1.300 nuevos empleos de costura en los polos de confección de Catamarca y La Rioja. En septiembre del año pasado, aumentaron un 11,8% los nuevos puestos de costureros asalariados en blanco, así como también hubo un 137% de aumento en el salario de los costureros/as.

Tal frenesí textil, motivó a que desde la Cámara Argentina de Indumentaria (CIAI) afirmaban que la “moda es una oportunidad para exportar y para generar empleo”; y vaticinaban un potencial de crecimiento del 40% adicional. Las ventajas para ello serían varias: talento en diseño e ingeniería textil; y calidad en la confección de los productos.

Además, tanto la Federación como la Cámara anunciaron que se abrieron seis nuevos centros de entrenamiento en costura con inauguraciones de sedes en Ezeiza, San Martín, Avellaneda, Catamarca y La Rioja. Todo ello durante 2022, propiciando los mencionados 750 nuevos puestos de trabajo en costura en Catamarca y más de 550 nuevos puestos en La Rioja. Es decir, quince marcas de primer nivel confeccionan en esos polos; y contribuyendo a la suba del 57,3% en la exportación de indumentaria durante el pasado mes de noviembre.

Pero… A casi toda euforia le sucede una pena. Tras 48 horas de jolgorio, la Cámara Argentina de la Mediana Empresa (CAME) informó que tras los resultados comerciales de enero – sí, del mes pasado -, hubo un resentimiento de alto impacto que se sintió en toda la cadena productiva.

Sep…. ¡Porca miseria! Según los informes del sector – de dos días después -, las ventas minoristas del sector textil e indumentaria se desplomaron en enero y “profundizaron la tendencia decreciente que mostró el sector durante 2022”.

¿Ma’ cómo? ¿No era que no paraban de vender el año pasado y todo pum para arriba? Bueno; evidentemente, no era tan así.

Argumentan también que el Índice de Precios al Consumidor (IPC)del INDEC, marcó que la inflación de prendas de vestir y calzado fue del 4% en diciembre – lo cual es cierto -, y que la variación interanual del sector fue del 120%. Esto significa que, en promedio, la ropa más que duplicó su precio en el último año, mientras que el IPC general finalizó en 94,8%.

Es más, la Secretaría de Comercio incluyó a las empresas del sector de indumentaria en el relanzamiento de Precios Justos anunciado el viernes pasado, por el cual se dispuso un tope de aumentos del 3,2% mensual hasta junio.

Sin embargo, todo aquello que el lunes no ocurría, el miércoles se vino abajo junto con el resto de la estantería.

Además, la CAME le da una “manito”: según el último informe, el rubro con “peor performance” fue el textil e indumentaria, con una caída del 14,4%, y en línea con la “dinámica negativa que predomina desde el inicio del 2022”.

Según lo informado, el paso de la felicidad del lunes a la tristeza del miércoles, se debe a dos cuestiones principales: los aumentos de precios generales del año pasado, que como ya se sabe, estuvieron ampliamente por encima del promedio de inflación oficial; y la pérdida del poder adquisitivo de los salarios – y del que tiene salario -, y el “encarecimiento del costo de financiación del programa ‘Ahora 12’”.

¡Aaaaaahhhh! ¿Venía por ahí la cosa, muchachos? Lo hubieran dicho de entrada. Necesitan crédito y política de financiación de tasa. Los costos de importación de insumos generales para el sector los están matando; y la carta de los textiles no es salir a pedir un “dólar pilchas” – que no se lo van a dar porque no exportan gran volumen -, sino margen de ganancia y “aire” en la cadena de pagos.

Lo logrado entre 2021 y 2022 se rompe sin subsidios nacionales y provinciales. Estos ya no alcanzan porque la devaluación avanza sin blanqueo.

Vean la lectora y el lector, las vueltas que se dan. El tire y afloje también se verifica en el dibujo de las estadísticas.

Fuente: Secretaría de Comercio / INDEC / FIIA / CIAI / CAME

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