Esta vez se pronunció la industria maderera a partir de sus principales referentes en el litoral. Piden además de la quita de impuestos y promoción de la actividad, un tipo de cambio específico de cara el mercado externo.

Redacción

Nos es culpa de los sectores productivos o las actividades económicas. La situación es responsabilidad de sucesivas gestiones de gobierno que focalizaron en una matriz económica primarizada, concentrada, altamente centrada en las exportaciones, y por ende “de sector”. La concepción del proceso económico no varía. Solamente alterna y recrea permanentemente distintos instrumentos que van fracasando a medida que se ponen en práctica. Entonces, si bien se pueden realizar una marea importante de críticas al sector empresario, las reglas de juego que se establecen desde los ámbitos gubernamentales no hacen esperar otro efecto.

Así, tal como lo vienen haciendo casi todas las cadenas de valor desde el mes de mayo a esta parte, el sector maderero manifestó los suyo. Desde la provincia de Misiones, las dos principales organizaciones empresarias de la actividad, la Asociación de Madereros, Aserraderos y Afines del Alto Paraná (AMAYADAP) y la Asociación de Productores, Industriales y Comerciantes Forestales de Misiones y NE de Corrientes (APICOFOM), mantuvieron una reunión con representantes legislativos tanto provinciales como nacionales en la localidad de Eldorado.

Allí manifestaron los que consideran principales problemas del sector, como ser caída pronunciada de exportaciones, sobreoferta en el mercado interno, y caída de precios de venta con simultaneidad de aumento de costos operativos. En criollo, se da una caída de rentabilidad empresaria que es de suponer, repercutirá en la posibilidad de supervivencia de las firmas más chicas y acarreará pérdida de puestos de trabajo o su precarización. Según los empresarios, la industria foresto-maderera sólo en Misiones abarca 10 mil puestos de trabajo entre directos e indirectos.

Por lo tanto, la solicitud a los legisladores, senadores y diputados, fue la de obtener consenso y lograr para la provincia, un abanico de medidas para el sector, como ser: la quita de retenciones del 4,5% a las exportaciones de madera aserrada con el objeto de abaratar el producto para su exportación; la implementación de un dólar específico; quita de impuestos nacionales, tasa forestal provincial y obligaciones patronales por seis meses; por último, flexibilizar permisos para la importación de insumos aplicados al proceso productivo.

Según el sector, la caída de las ventas externas en lo que va de 2022 alcanzó el 90% respecto del año anterior. El principal factor, es la suspensión de comprar externas para la actividad por parte de Estados unidos. Eso tuvo dos reacciones casi automáticas: la caída de los precios internacionales a causa de que el principal demandante internacional prefirió proteger su industria nacional, y segundo los insumos asociados a la producción para Argentina, siguen siendo importados y cada vez más caros.

Además, volcarse al mercado interno pero intentando mantener el nivel de precios, observó un resultado claramente negativo para la actividad. Existe sobreoferta y baja demanda; los precios tienden a bajar; y los servicios o insumos que se adquieren dentro del país (energía, combustible) no se han detenido en su escalada; y costos logísticos excesivos.

Por otra parte, las mismas organizaciones empresarias reconocen que siempre el sector preferirá apuntar a la exportación y “no estar pidiendo créditos para pagar sueldos como sucede en la actualidad”. De hecho, AMAYADAP difunde públicamente, encuestas y relevamientos que realiza entre sus asociados, donde según los resultados, los empresarios del sector están evaluando proceder a despidos, reducción de horas y turnos de trabajo.

Entendiendo las dificultades expresadas por los empresarios – todos PyME, no hay monstruos de la actividad en Argentina -, resulta alarmante que desde el Gobierno no se ejerza una política de ordenamiento de cadena de costos, dinamización del mercado interno y búsqueda de otros mercados externos.

Si la crisis es tal – exportar o cerrar -, implica que la actividad no tiene sustento natural en Argentina en cualquier circunstancia. Consideramos que hay un poco de capricho, un poco de extorsión, un poco de llanto y un poco de desidia; repartiendo medallas por igual entre PyMEs y Estados.

Se trata de resolver problemas, no de escalarlos.

Fuente: Argentina Forestal / AMAYADAP / APICOFOM