El miércoles asumió Sergio Massa como superministro y enunció un discurso de Presidente. Consideramos que debemos darle algún lugar al tema, por el bochorno institucional y en términos de soberanía en los cuales ha quedado enredado nuestro pueblo.
Pablo Casals
El superministro Sergio Massa, dio a conocer una serie de medidas “tendientes a estabilizar la macroeconomía y brindar certezas sobre el futuro del país”. Según manifestó en los anuncios pretende “reencausar la economía” en un momento de crisis cambiaria y de caída de las reservas del BCRA por la importación de energía; a pesar de las liquidaciones extraordinarias que están teniendo los sectores agropecuario, minero y financiero, gracias a las políticas de Estado que les han dado hasta aquí, respaldo y fundamento
Massa dijo: “Vamos a mirar lo económico-productivo parado en dos ejes. Uno vinculado a principios y otro a motores. En cuanto a los principios: orden fiscal, superávit comercial, fortalecimiento de reservas y desarrollo con inclusión. En cuanto a los motores: inversión, producción, exportaciones y defensa del mercado interno”.
El decálogo
En cuanto a las medidas, no hay mayores novedades respecto de los anteriores anuncios económicos que han realizado los ministros desde Prat-Gay hasta acá.
1. Se continuará con la obsesión de reducir el déficit fiscal en un contexto industrial desesperante. Si la industria no comienza a transitar un camino de desarrollo y crecimiento paulatino, es muy difícil que el déficit pueda reducirse, dado que no hay facturación real, ni en el ámbito privado ni en el Estatal. Sólo puede reducirse el déficit con ajuste y recorte presupuestario, y eso perjudica a los sectores más desprotegidos de la población.
2. No se realizarán más adelantos transitorios de recursos del Tesoro Nacional e incluso realizará un reintegro al Banco Central. La medida, certifica el proyecto de achicamiento y enfriamiento del mercado interno. Tras décadas de dependencia por parte de la mayoría de las provincias, de los aportes del Tesoro, la medida sólo garantiza conflicto interno; interrupción de las cadenas de pagos a nivel federal, y dificultades para el funcionamiento de un enorme abanico de actividades que no dependen directamente de la exportación o el turismo, que necesitan del subsidio para subsistir. Ante la duda, vuelva a leer el punto 1.
3. Congelamiento de la planta estatal de trabajadores. La medida en sí misma no es buena o mala. Habla más de lo que no tienen pensado hacer – rescatar la industria estatal – , que de lo que quieren evitar.
4. Tras la implementación de la campaña de inscripción nacional a por el subsidio, el superministro administró palabras para describir el cuadro de situación: hay 4 millones de hogares -12 millones de personas -que no se inscribieron. Si bien no se dió a conocer una composición de los mismos, no hay en el país dicho número de afortunados pudientes. Por lo tanto se estima, que dos tercios de esa cantidad se vio por diversos motivos imposibilitado de realizar el trámite. Las conclusiones massistas imponen dos reflexiones. Una, tres décadas de concesiones y a ningún funcionario se les ocurrió solicitarles a la empresas los niveles promedio de consumo de sus abonados. Segundo, aunque no tuvieran esa información disponible, todas las cifras de la estadística oficial, contradicen sobremanera el número de “pudientes” anunciado.
5. Continuarán fomentando las exportaciones con escaso o ningún valor agregado, que si bien registra balanzas comerciales positivas, cada vez dejan un saldo más negativo a la realidad real del país: desocupación porque dichas actividades no requieren gran cantidad de mano de obra; imposibilidad de los argentinos de poder resolver sobre sus recursos estratégicos; imposibilidad de e los argentinos de resolver soberanamente lo que acontece en su territorio. ¡Ah! Van a promover por Decretos de Necesidad y Urgencia, medidas acordes a los sectores agropecuario, minero, petrolero, pesquero y tecnológico.
6. Buscarán el pleno acuerdo con la banca privada internacional, los organismos internacionales de crédito y las multinacionales exportadoras de materias primas, para regular la liquidación de exportaciones y “engordar” el colchón de reservas de divisas, que le permita tanto al BCRA como al Gobierno surfear ante la coyuntura internacional, sin alterar el status quo.
7. “Desarrollo con inclusión”, dijeron. En definitiva, habrá un puchito para los jubilados; un acuerdo que repare las perdidas para los empleados del sector privado (una cuarta parte de la masa laboral disponible); promocionarán el crédito argentino, con un programa de 400 millones de pesos para las pymes, aunque no se especificaron condiciones de accesos y prioridades de otorgamiento; y “una política de reordenamiento de los planes sociales durante los próximos 12 meses, poniendo foco en 3 ejes: vuelta al mercado de trabajo, fortalecimiento de cooperativas y protección en caso de situaciones de vulnerabilidad”. Coerción en lugar de desarrollo.
8. Se licitará el segundo tramo del gasoducto Néstor Kirchner. Esperemos que cambien de idea y no sigan con el antojo de mandar gas a Brasil
9. Se pondrá en marcha un programa para formar en los próximos 12 meses a 70 mil nuevos programadores. Se supone que movilizarán todo el ejército industrial de reserva que posee el país (de casi 17 millones de habitantes, entre desocupados, subocupados y precarizados), bajo la conducción de los cuadros programadores…. ¿Qué? ¿no?
10. Se implementarán una serie de instrumentos financieros para patear la falta de dólares hacia adelante, al tiempo que se enviarán al Congreso, proyectos de ley de beneficios impositivos para los sectores económicos que más y mejor facturan en términos relativos. Sí, aunque esquivó el tema todo lo que pudo, habrá novedades para la ecuación de “retenciones”. Los “beneficios impositivos” también alcanzarán al sector agropecuario.
Seguramente, cuando usted lea esta nota, la información que contiene será un tanto añeja. Es por ello que más que dar “la noticia” sobre los anuncios, preferimos describir rápidamente qué significan tales anuncios.
De alguna manera, el actual escenario es el que no se animaron a plantear luego de las elecciones del 2021; ni después de la retirada del kirchnerismo en el Congreso.
Massa al Gobierno, la Embajada al Poder. Eso buscaban. Eso implicaba el secreto a voces que flotaba en el aire desde noviembre pasado.
Fuente: Poder Ejecutivo Nacional.