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No podemos detenernos (Carta a lectores y seguidores)

La coyuntura nos fuerza a cambios importantes en nuestro servicio. La moneda. El monumento a «El Boludo». Lo que viene; lo que viene…

Editor Responsable*

Estimadas y Estimados….

Habrán notado que esta semana las publicaciones han sido discontinuadas y en menor volumen. Afortunadamente, no ha sucedido nada fuera de lo normal para los tiempos que corren. Pero es necesario hacer una serie de cambios que paso a comentarles.

A partir del lunes, Chasqui Federal Noticias modificará su frecuencia. Se vienen dos publicaciones “cargadas” por semana, más algún artículo diario. Eso implicará que este portal parezca “despoblado” o “desactualizado” en los días intermedios; con el aditamento que disminuirá nuestro contenido cotidiano volcado a nuestros puntos de difusión: canales, grupos, redes sociales, boletín digital, etc.

¿Qué pasó? Pasó la malaria, eso pasó. Todo va en picada. Nuestra actividad no escapa a ello. Y, por sí hay alguno que duda, esta es nuestra fuente de trabajo.

Nos ayuda el hecho que estamos reducidos a la máxima expresión, y por lo tanto, los costos a cubrir mensualmente son ínfimamente menores a los que supimos afrontar hasta 2018.

Por entonces, nuestra Redacción tenía otro volumen. Se trabajaba en modo rotativo de agencia; pagando sueldos, viáticos, colaboraciones; además de prestar y ofrecer otros productos y servicios que iban más allá de la labor informativa. Como se imaginarán, pasó Macri y su gobierno, y todo eso se fue cayendo a pedazos.

La moneda

Está dura la calle. No escapamos a la realidad de cualquier trabajador, porque somos trabajadores. Ningún trabajador de prensa se hace inmensamente rico ejerciendo su tarea honestamente.

Con buenas y malas – y como en cualquier otra actividad -, sólo se puede tener una condición de vida digna tal como la pretende cualquier hijo de vecino: necesidades básicas cubiertas; vivienda; autito; vacaciones; y algún asado con los amigos. Nada extraño.

La cosa venía mal y se puso peor. En los últimos 30 días, los costos aumentaron un 300% y los ingresos cayeron un 80%. Si a esto le sumamos el arrastre de retrocesos acumulados y agudamente inducidos sobre el mundo del trabajo a partir de agosto de 2021, la cuenta da como resultado una situación tétrica.

Cualquier laburante con dos dedos de frente nos diría: “Cierren; no camina. Se fundieron. No vale la pena insistir”. Sin embargo, y a pesar de estar reducidos al mínimo, aquí hay mucho trabajo acumulado; que no tiene precio. Vale exactamente un peso más de lo que puedan ofrecer.

Cerrar tampoco es la solución, porque “algo hay que hacer”. Y nosotros – entre otros “oficios terrestres” -, sabemos hacer esto que hacemos.

Entonces, vamos a seguir adelante, pero con cambios.

El monumento al boludo

– “Pero, ¿cómo puede ser? ¡Qué desastre! ¡Qué lástima!”; nos manifestó una lectora días atrás al comentarle esta situación.

– “Algo vamos a inventar. No te preocupes”; respondimos con un intento de sonrisa reparadora.

Financiar un medio de comunicación con nuestra línea editorial nunca fue fácil incluso en épocas de cierta prosperidad general.

¿Por qué? Simple; porque nos abocamos al trabajo argentino y ala defensa de la soberanía política y económica nacional. Por lo tanto, ir a ofrecer contratos de pauta publicitaria a las multinacionales y subsidiarias que saquean a diario nuestro territorio, sería una falta ética sin vuelta atrás.

Más allá de lo que hagan los demás; para nosotros no está bien. Además, sería pegarnos un tiro en el pie. Suponga usted que cualquiera de estas empresas nos “pone” publicidad… ¿Cuánto cree usted que tardarían en levantarla en función de nuestro trabajo?

Imagine además, nuestra situación debiendo cubrir costos de funcionamientos, sueldos y demás erogaciones. Sería imposible sostener algo así. Nos transformaríamos en la máquina de perder juicios laborales, y acreditar embargos varios.

La pauta estatal tampoco ha sido una opción posible para nosotros. ¿Por qué? Porque es discrecional; a gusto y piaccere del funcionario de turno en cualquiera de los niveles y extractos gubernamentales.

Más allá de lo estipulado a nivel nacional por el gobierno en funciones, respecto del “corte” de las pautas publicitarias, nuestra postura es muy, muy, muy anterior. Un “muy” por cada gobierno contando hacia atrás.

La explicación es muy simple: no hay legislación y régimen contractual que las regule específicamente. En el mejor de los casos existen registros específicos y nada más. Lo cual no otorga seguridad o estabilidad jurídica en absoluto. Por lo tanto, ante cualquier interrupción del compromiso publicitario, no hay reclamo posible. No hay pataleo que valga.

Los lectores tal vez sean muy jóvenes, pero en épocas donde se debatía en “foros” los contenidos de la llamada “ley de medios”, se planteó este tema con precisión. No fue tenido en cuenta; e incluso fuimos bastante vilipendiados.

Sucede que los medios de comunicación nos financiamos con publicidad, suscripciones, colaboraciones, oferta de productos adicionales y prestación de servicios varios. No hay mucho secreto.

Para contratar servicios, comprar o alquilar locaciones, adquirir e incorporar equipamiento, pagar impuestos, y fundamentalmente, general empleo sustentable, se necesita dinero (guita, vento, mosca, viyuya, liquidéz, tejos, morlacos, filo, y demás sinónimos y modismos).

Ese ingreso debe ser acorde a los costos a enfrentar. A una cronista, o diseñador, o fotógrafo, no podemos decirles: “trabajá igual, cumplí, que cuando se pueda te pagamos”.

Por lo tanto, así como la multinacional puede interrumpir con “libertad” la contratación publicitaria; el Estado y sus dependencias, incurren en lo mismo, pero además, sin contrato.

Usted nos dirá: “está bien, loco. ¿Cómo hacen los demás entonces?”. Problema de los demás; pero para más información, revise esas líneas editoriales.

Lo cierto es que el “sistema” instaurado reventó la formalidad de contratación en nuestro sector y actividad. Son contados con los dedos de una mano, aquellos medios de comunicación que contratan personal en relación de dependencia. La mayoría de los trabajadores se “monotributa”; es decir, paga por trabajar.

Nosotros no aceptamos esa condición. Si se contratan servicios, se hace mediante contrato; si se contrata personal, se hace bajo relación de dependencia.

Ya sabemos que hay un montón de monumentos al boludo construidos en nuestro nombre. Sí, pero también tenemos el culo limpio.

Lo que viene, lo que viene…

Dicho todo lo anterior – sobre lo cual podríamos escribir una enciclopedia -, Chasqui Federal Noticias seguirá adelante, pero con los cambios de rigor que la hora nos demanda.

En primer lugar, lo dicho: dos ediciones semanales. Miércoles y sábados. A eso se le sumarán notas adicionales los días restantes.

En segundo lugar, cosas que viene quedando relegadas dada la capacidad de trabajo de la cual disponemos, y hemos resuelto comenzar a desarrollar: informes de coyuntura y dossiers especiales coleccionables.

Tercero, reflotar el proyecto editorial, con obras de acceso gratuito y otras de valor accesible.

Cada una de las innovaciones irán cobrando forma con el correr de las semanas y estarán disponibles tanto en el portal como en las diferentes vías de comunicación y difusión con las que cuenta Chasqui Federal Noticias.

Por último, agradecer tanto a nuestras lectoras y lectores como a nuestros seguidores. Sin ustedes, nuestro trabajo no tiene sentido.

Mucha gracias por acompañarnos hasta acá, y esperamos que la nueva propuesta renueve la confianza en nosotros.

Chasqui Federal no para. No puede detenerse. Debe llevar las nuevas al lugar que le ha sido indicado: Ustedes.

*Pablo Casals (DNI 25.554.396).

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