Los países que integran el CIH junto con Argentina, construirán una propuesta superadora respecto del peaje por navegación en los ríos Paraná y Paraguay. El vuelto por un conflicto innecesario, queda incluso a merced del interés del próximo gobierno.
Por Pablo Casals
Lo que vamos a contar ahora, ocurrió la semana pasada – previo a las elecciones en Argentina -, y ya no fue bueno más allá de las informaciones oficiales respecto del caso. Con los posibles nuevos alineamientos regionales, la cosa puede escalar a niveles peores.
El tema es simple: a raíz del conflicto regional/internacional innecesario motorizado por el Gobierno Argentino cuando comenzó a cobrar peaje en la vía fluvial navegable Paraná – Paraguay, el 15 de noviembre pasado, se reunió el del Comité Intergubernamental Hidrovía (CIH) y realizaron un “chequeo técnico” sobre la zona que motorizó el conflicto, el tramo norte, en la confluencia entre los ríos mencionados.
Así, además de los anfitriones argentinos, estuvieron presentes representantes de los gobiernos de Bolivia, Brasil, Paraguay y Uruguay. El motivo de la recorrida, habría sido el de mostrar y explicar las obras realizadas y las por hacer. Sin embargo, todos sabemos que se trató de una reunión para negociar y discutir el peaje, sus términos y alcances.
Según se informó desde la Jefatura de gabinete argentina la semana pasada, los demás países estuvieron de acuerdo en la viabilidad del cobro del peaje; aunque habría prevalecido que la tarifa estuviese alcanzada por el “beneficio de inventario”, según su costo e inversiones que lo justifiquen.
La idea de “beneficio de inventario” es de usanza habitual en sucesiones y procesos de liquidación de una herencia, en función de los que plantea el Código Civil argentino, pero que al mismo tiempo es un criterio prácticamente unificado para los países de impronta liberal como los nuestros.
Así como en una herencia o sucesión, el heredero está obligado a afrontar las deudas y cargas sobre aquello que recibe, estas no pueden alcanzar a los bienes previamente poseídos por el beneficiado.
En criollo, ante las posibles obras, inversiones, litigios y demás factores, los otros cuatro países asumirán la responsabilidad proporcional a su protagonismo en la vía navegable, siempre y cuando estén en acuerdo con las medidas que se lleven adelante.
Es decir: un futuro “paga Dios” que podría haber se evitado si oportunamente se hacía un acuerdo de integración regional respecto de la utilización de la cuenca.
Sin embargo, tanto Bolivia, como Brasil, Paraguay y Uruguay, se encargaron de marcar la cancha ante la posición de debilidad culposa argentina. Posteriormente a que se realizara el tour por la zona norte de la vía navegable organizado por la Cancillería argentina y la Administración General de Puertos para los invitados de la Comisión Intergubernamental de la Hidrovía (CIH), los distintos representantes repasaron el estado de la infraestructura y las obras de mantenimiento desarrolladas en la zona.
Dado que se supone que en los meses venideros, la discusión pasaría sobre la infraestructura y servicios prestados en la “Vía Navegable Troncal”, de cara a determinar los costos asociados y proporcionales que determinarían el monto del peaje percibido por dichas tareas.
En ese marco, el representante brasileño, Mauricio Fávero, señaló que “la Hidrovía será lo que los países queremos que la Hidrovía sea y Brasil apoya que podamos tener una visión más ambiciosa en términos de hacer de ella una vía de tráfico y tránsito internacional importante, para mercaderías y en ese sentido hay un potencial enorme”.
Por su parte, el paraguayo Luis Carlos García fue más cauto, asegurando que en función de lo visto en la recorrida, se podrá construir una propuesta de nuevo peaje al CIH. La delegación de Bolivia, con Raúl Gilmar Cortez Laura a la cabeza, fue más conservadora todavía, pero confiando que luego de la recorrida se podría “alcanzar alguna alternativa de solución” para las próximas reuniones.
Recuerden un elemento importante: la reunión fue realizada el día 15. Por tanto, el mensaje entre líneas para el gobierno argentino, no fue más que “primero ganen las elecciones y después vemos; pero el problema lo arreglan ustedes”.
Hoy, jueves, con el resultado electoral puesto vaya a saber para dónde saldrá el asunto.
Hay algo que está claro y que viene desde que el conflicto se desató: Brasil apoyó a Paraguay en la queja por la decisión argentina de cobrar un peaje por el uso del tramo Santa Fe-Confluencia, a una tasa de US$ 1,47 dólares por tonelada de registro neto de carga sobre embarcaciones bajo bandera extranjera. El gobierno paraguayo, acusó al argentino de violar el Acuerdo de Santa Cruz de la Sierra por la “restricción a la libertad de tránsito de bienes estratégicos y sensibles para un país signatario”.
Particularmente, el grito en el cielo de nuestros hermanos fue por el transporte de combustible y se insumos agropecuarios básicos. Obviamente Bolivia y Uruguay se sumaron automáticamente, y entre todos amenazaron con el pedido de una mediación internacional extracontinental de cara dirimir el problema.
Argentina encaró mal el asunto, ya que la presión la ponen las multinacionales exportadoras de granos y subproductos en asociación con las flotas privadas fluviales y de ultramar que canalizan la mercadería comerciada.
Si ellas quieren el comercio se realiza; y si no quieren, no se hace.
Giuliano, el ministro de Transporte del gobierno argentino saliente, debió expresar una política de integración soberana, ofreciendo como instrumento las vías navegables fluviales de posible uso común, y construir una estrategia que fuera limitando progresivamente al capital internacional tanto en el río como en cada uno de los cinco países.
Sin embargo, el conflicto se escaló mediante la irresponsable mirada fiscalista de las cosas del mundo, que fue lo que llevó a la ruina electoral del actual Gobierno.
Ahora nos dejan un despiole bárbaro con los vecinos; y pasamos a Guatepeor con el resultado electoral.
Esperemos que nuestros hermanos sean considerados con nosotros.
Fuente: Cancillería / AGP / CIH / NuestroMar