La cumbre del MERCOSUR cerró con un documento común por primera vez desde 2020. Desde entonces, Uruguay siempre diseñó textos en soledad por las diferencias en materia de acuerdos de libre comercio. Esta vez, el derechista Luis Lacalle Pou suavizó las críticas y reconoció que la presidencia protempore del mandatario brasileño Luiz Inacio Lula da Silva avanzó en materia de modernización.
Por Claudio della Croce*
Lo que sí se efectivizó este jueves en la Cumbre del Mercosur en Río de Janeiro fue la incorporación de Bolivia como miembro pleno del bloque regional. Ahora Bolivia deberá adaptar en cuatro años su legislación a la del resto de los países miembros.
Asimismo, el Mercosur firmó – después de 12 años de parálisis – un tratado de libre comercio con Singapur, mediante el cual ambas partes se comprometieron a reducir los aranceles para las importaciones y exportaciones. Es el primer instrumento de esta naturaleza suscrito con un socio de la región Asia-Pacífico.
Los cinco países coincidieron en firmar el comunicado conjunto que dice que se retomará el diálogo con la Unión Europea y avanzarán en las negociaciones por un acuerdo con EFTA (Islandia, Suiza, Noruega y Liechtenstein), Indonesia, Canadá y Emiratos Árabes Unidos. Este consenso no ocurría desde el año 2020.
«Singapur es uno de los principales destinos de las exportaciones del Mercosur y un importante socio inversor del bloque. El flujo comercial Mercosur-Singapur, en 2022, fue de aproximadamente 10 mil millones de dólares», señala el comunicado. Para Brasil es un acuerdo clave, ya que, Singapur fue en 2022 el séptimo destino principal de las exportaciones en el mundo, con ventas por un valor aproximado de 8,4 mil millones de dólares. Singapur quedó segundo. principal mercado para las exportaciones brasileñas en Asia, detrás de China.
Otra iniciativa que deja la cumbre fue la llamada «Cinco rutas para la integración», una ambiciosa política que busca enfocar la integración en materia de infraestructura. -«una integración que se pueda tocar»-, que tendrá el financiamiento millonario del Banco de Desarrollo de Brasil, el Banco Interamericano de Desarrollo y la CAF.
Los Estados Partes del MERCOSUR y asociados manifestaron «su profunda preocupación» con el aumento de las tensiones entre Venezuela y de Guyana y destaca: «América Latina debe ser territorio de paz y en el caso presente trabajar con las herramientas de su larga tradición de diálogo». «Las acciones unilaterales que deben ser evitadas, pues añaden tensión, e instan a ambas partes al diálogo y a la búsqueda de una solución pacífica de la controversia, a fin de evitar acciones e iniciativas unilaterales que puedan agravarla», culminan.
El texto presentado por Lula no menciona a ninguno de los dos países ni a la consulta organizada por el presidente venezolano Nicolás Maduro. La membresía de Venezuela al Mercosur quedó en suspenso en 2017. El llamamiento realizado por Lula, no menciona ni a Nicolás Maduro ni al presidente guayanés, Mohamed Irfaan Ali.
“Aquí, en América del Sur, lo que no queremos es una guerra. Solo con paz podemos generar riqueza y mejorar la vida de nuestros pueblos”, dijo Lula a sus pares y les pidió que se sumen a la declaración. “No queremos que esta cuestión contamine la reanudación del proceso de integración regional ni sea una amenaza a la paz y la estabilidad”. Brasil tiene frontera con el Esequibo, con Guyana y con Venezuela. Eso llevó al mandatario brasileño a reforzar la dotación militar en la frontera.
La presidencia protempore quedó en manos de Paraguay, que realizará la próxima cumbre en julio del año que viene.
¿Acuerdo con la UE o colonización?
El Mercosur y la Unión Europea difundieron este jueves un comunicado en el que aseguran que “en los últimos meses” existieron “avances considerables” con relación al acuerdo comercial que negocian desde 1999. La Unión Europea y el Mercosur “están involucrados en discusiones constructivas con miras a concluir los asuntos pendientes en el acuerdo de asociación”, sostiene el comunicado conjunto.
Agrega que “las negociaciones continúan con la ambición de concluir el proceso y alcanzar un acuerdo que sea mutuamente beneficioso para ambas regiones y que responda a las demandas y aspiraciones de sus respectivas sociedades”.
“Ambas partes esperan alcanzar prontamente un acuerdo que se corresponda con la naturaleza estratégica de los lazos que vinculan a ambas partes y la crucial contribución que pueden ofrecer para tratar los desafíos globales en áreas tales como el desarrollo sostenible, la reducción de la desigualdad y el multilateralismo”, concluye la declaración.
El acuerdo comercial, que prevé la creación de una zona de libre comercio entre 700 millones de personas, tuvo un primer avance a nivel político cuando, en junio de 2019, los entonces presidentes comunicaron que habían cerrado el acuerdo comercial, cuando todavía restaba una revisión legal del texto y la posterior ratificación del acuerdo en los parlamentos de los 32 países de los dos bloques.
Previo a la Cumbre del Mercosur, el presidente brasileño, Luiz Inácio Lula da Silva, pidió “paciencia” y advirtió que si el acuerdo no se concreta en 2023, “no será por falta de voluntad de los sudamericanos, sino por el proteccionismo de los europeos”, que “no quieren hacer un acuerdo con la perspectiva de hacer concesiones”.
Lula dijo que “la resistencia de Europa es muy grande”, en especial porque los franceses son muy proteccionistas: “No es solo Macron, era Chirac, era Sarkozy, era Holland”, dijo en referencia a los mandatarios de Francia que siempre frenaron ese acuerdo.
Mientras, el presidente francés, Emmanuel Macron, expresó que el texto del acuerdo quedó “obsoleto” e “incompatible” respecto a las actuales políticas ambientales de Europa. “No puedo pedir a nuestros agricultores, a nuestros industriales en Francia y en toda Europa que hagan esfuerzos para descarbonizar y luego decir que elimino todos los aranceles para introducir productos que no aplican estas reglas”, señaló.
Lula sostuvo este jueves que “el texto que tenemos ahora es más equilibrado que el firmado por los anteriores gobiernos”, aunque “aún es insuficiente”. Afirmó que el acuerdo alcanzado en 2019 era “inaceptable”, porque “nos trataban como seres inferiores, países colonizados, con una gran falta de respeto”.
Lula entregó la presidencia pro témpore del MERCOSUR a su par paraguayo, Santiago Peña, y lamentó no haber cerrado los detalles técnicos del acuerdo comercial durante su gestión. Afirmó que “nunca antes en la historia del MERCOSUR se conversó con tanta gente”, pero de todos modos “no hubo flexibilidad” por parte de la Unión Europea.
A su turno, Peña sostuvo que “ha llegado el momento de que nosotros digamos [que] ya es suficiente”. Afirmó que “los grandes logros no van a venir desde afuera”, sino “desde adentro”, desde “la región del mundo que tiene mayor potencial”. “Estoy convencido de que nuestra región está condenada al éxito”, agregó.
Por su parte, en sus últimos días como presidente argentino, Alberto Fernández sostuvo que el acuerdo comercial entre el Mercosur y la Unión Europea es “imprescindible” en términos geopolíticos “para no quedar atrapados en la bipolaridad de China y Estados Unidos”. No obstante, puntualizó: “Que sea imprescindible exige que nos sirva a todos, que es un pacto donde todos ganemos, porque si va a ganar uno y el resto va a perder, no es un buen pacto”.
En tanto, el presidente uruguayo, Luis Lacalle Pou, dijo que es “muy escéptico con respecto al acuerdo”, aunque también valoró, al igual que Peña, el “gran esfuerzo” que hizo en el último tiempo Lula para avanzar en la negociación.
Lacalle pidió a sus pares de la región que “acepten” y “entiendan” que Uruguay “avanza primero” con China; sobre el acuerdo del bloque regional con la Unión Europea, Lacalle Pou se definió como “escéptico. Según la prensa uruguaya, el argentino Alberto Fernández reconoció que le pidió a China que no avanzara en un TLC solo con Uruguay.
*Economista y docente argentino, investigador asociado al Centro Latinoamericano de Análisis Estratégico (CLAE).
Fuente: Estrategia.la