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“Prórrogas de prórrogas transcurren sin pensar…”

El Ministerio de Economía y la Secretaría de Agricultura, Ganadería y Pesca volvieron a prorrogar las ventas externas de trigo a través de la publicación en el Boletín Oficial. Se trata de una prórroga excepcional a la prórroga excepcional. Sí, muy serio todo. Siga leyendo que le explicamos el asunto.

Redacción

El pasado miércoles, a través de la resolución 140/23, la SAGyPN volvió a extender la prórroga a las Declaraciones Juradas de Venta al Exterior (DJVE) por 360 días, para todas aquellas que tuvieran embarques comprometidos entre el 1° de diciembre de 2022 y el 31 de julio del corriente año.

La medida fue presentada como “excepcional”, y viene a modificar la anterior prórroga -también excepcional – que se había publicado en noviembre pasado. En aquel momento se establecía que habría 360 de plazo de cumplimiento, para aquellos embarques comprometidos entre el 1° de diciembre de 2022 y el 28 de febrero de 2023.

Para quienes no están familiarizados con el tema, trataremos de dar una explicación sencilla sobre el funcionamiento de estas operaciones.

La intención del gobierno con estas medidas, es que el precio del trigo en el mercado interno no suba y se encarezcan todas las actividades asociadas de la cadena (harina, panificados, fideos, industria de la alimentación, etc.). De entrada, hay motivos para que lo haga: el año pasado hubo una siembra con determinada expectativa y la sequía – entre otros motivos – mermó la producción en un 30%. Por lo tanto, habría menos cereal disponible de lo esperado en julio/agosto de 2022.

Con las prórrogas estas, se permite que los compromisos asumidos mediante DJVE – y por ende los permisos de embarque de granos correspondientes -, puedan “patear” hasta el año que viene (ahora, en lo fáctico, hasta el 31 de julio de 2024). Esto en teoría, le da a las exportadoras la posibilidad de no tener que salir a comprar trigo en el mercado interno a las apuradas de cara cumplir con los compromisos.

Por ende – también en teoría -, generaría un “parate” en la subida del precio del cereal a causa de la demanda externa. En criollo: si las exportadoras pueden esperar un año más para cumplir con los embarques, los tenedores de trigo se verán en la situación de que esa venta a precio internacional, también se demorará 360 días. Por lo tanto, sería mejor, vender al mercado interno en pesos, y por lo tanto el precio del trigo no aumentaría.

Es cierto, el precio interno del trigo viene en franco descenso, aunque no se note en el mostrador. Sin embargo, no se debe a la jugada magistral gubernamental, sino a que las exportadoras aún tienen acovachadas partidas de mercadería desde la campaña 2021/2022, y las pueden usar para completar embarques de este año.

“¿Cachai?”; dirían los hermanos chilenos. Usan stock “viejo” – que tuvo otro tipo de precio de producción y margen -, y lo venden a precio “nuevo”. Entonces, ese juego le permite mantener tasa de ganancia a la exportadora.

Los que están chochos son los productores y el resto de la cadena. Y es lógico: comparando el precio al que largaron el trigo del campo en noviembre/diciembre de 2021, con el que podrá concretar la exportadora dentro de un año – en pesos o en dólares -, los tipos se quieren matar.

Y bueno… es una de las tantas consecuencias de que tanto el 100% de la cadena productiva y sus mecanismos de exportación estén controlados, organizados y coordinados por empresas foráneas.

De yapa, hasta desde la Bolsa de Rosario lamentan que no se hagan negocios en “físico” y en pesos (con el grano contante y sonante), cos que daría cierta lubricación de maniobra temporal. Todo es “futuros” y en dólares. Obviamente, si a mediados de abril el propio gobierno “patea” los vencimientos a fines de julio de 2024, el cereal no tiene precio… Y menos en este quilombo cambiario.

La clave la proporcionan las cifras oficiales, a las cuales también se suben las consultoras privadas. Supuestamente, hay compromisos de embarques declarados por alrededor de 8,9 millones de toneladas. Es decir, las empresas A, B, C y D, se comprometieron a exportar esa cantidad en un lapso determinado de tiempo mediante Declaración Jurada.

Pero, hasta el momento, sólo han podido comprar trigo en el mercado interno 5,9 millones de toneladas. Si los tenedores de mercadería no la “largan”, o que las propias exportadoras importen trigo de otra parte para cumplir con los compromisos – algo que hacen porque se compran y venden a sí mismas, aunque 3 millones de toneladas es mucho -, el precio del trigo argentino tendría que valer más que el índigo de Marte.

Y ahí, olvídate de comer pan o fideos.

Esa es la explicación por la cual el Gobierno Nacional realiza estas prórrogas excepcionales a las prórrogas excepcionales.

Es un continuo tratar de quedar bien con Dios y el Diablo al mismo tiempo; pero en realidad ambos quedan recontra calientes y por ende, hacen lo que se les cantan las tarlipes.

Sin embargo, siempre habrá una prórroga excepcional de la prórroga excepcional a la prorroga excepcional, por sacar de la manga.

En fin; liberales…

Fuente: Boletín Oficial / SAGyPN / BCR

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