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La escalada en el poder geopolítico de China a esta altura es incuestionable. Es lógico por lo tanto que el gigante asiático se haga de aliados, socios y amigos. El mecanismo es tan viejo como la humanidad. El asunto es qué harán los países de Nuestra América. Seguidamente compartimos una nota ajena con algunos datos, pero primero debemos exponer algunas consideraciones.

Redacción

Nota del Editor: Las lectoras y lectores se habrán percatado que venimos salpicando esta sección con distintos temas y miradas sobre los alineamientos geopolíticos. Tratamos de compartir artículos que explican los temas desde varios puntos de vista. No lo hacemos de “democráticos” o de “abiertos”. Sucede que, para un medio micro como Chasqui Federal Noticias, es inabarcable la dimensión de estas cuestiones, como para realizar un seguimiento periodístico serio desde la producción propia.

Por eso, tratamos de “mostrar” lo que nos parece más interesante en términos de definiciones, para que los lectores formen su propio criterio de aceptación o rechazo de tal o cual postura, y formen su mirada personal.

Desde aquí, solamente decir que tanto Argentina como el resto de Nuestra América, debería caminar hacia un mecanismo de integración propio. Hay cinco patas básicas que todo desarrollo autónomo y soberano necesita. Nuestra América tiene tres de ellas, y supo estar bien encaminada en las otras dos.

Posee materias primas en abundancia; recursos energéticos suficientes comprobados; y pueblos necesitados de independencia. Debemos retomar la senda del desarrollo industrial y tecnológico real e integrado continentalmente; al tiempo que nuestros pueblos deben darse una estrategia de defensa conjunta.

La nueva forma de la Tercera Posición, en esta primera mitad del siglo XXI está dada por diferenciarse de los nuevos “polos determinantes”: G7/OTAN, o BRICS/China.

Polos que según las conveniencias son opuestos o caminan juntos. Baste como ejemplo el saqueo del Atlántico Sur y del Pacífico Sur; ambos de pertenencia regional a Nuestra América.

Lea y reflexione. No trague entero. Estos temas están en permanente movimiento.

BRICS, los nuevos motores para cambiar el orden mundialPor Diana Valido Cernuda

La asociación representa la sinergia de culturas y civilizaciones de diferentes regiones del mundo, la convergencia de nuevos centros de poder en la política mundial, la economía global y las finanzas.

Desde el fin de la Segunda Guerra Mundial el dólar estadounidense define las relaciones comerciales y financieras a nivel internacional. Una posición de privilegios que le ha permitido a Estados Unidos tomar acciones a nivel político según sus conveniencias. Ya hemos visto en la historia reciente cómo las reservas de un país en bancos extranjeros se congelan si alguien en los centros de poder de Washington lo decide. Los préstamos que emite el FMI son en dólares y mientras más se devalúan las monedas locales más se encarece el pago de la deuda.

Sin embargo, un grupo de países ha decidido cambiar esta situación y construir un sistema más equilibrado en los intercambios financieros, para en pocas palabras, cortar el círculo vicioso de muchos perdedores y un solo ganador. 

Comerciar con las divisas locales, crear una moneda alternativa que elimine la dependencia del dólar, establecer reservas para proteger a las economías nacionales. Eso y más propone el BRICS, una alianza de cinco potencias emergentes, que aspira a integrar más miembros y revolucionar el sistema económico internacional.

Los orígenes de la alianza

El término BRIC fue acuñado en el año 2001 por el economista de Goldman Sachs Jim O’Neil para agrupar a los principales mercados emergentes (aunque los países no asumieron la idea oficialmente hasta 2008). O’Neil creó este término bajo la base de que Brasil, Rusia, India y China serían los que dominarían la economía en 2050.  En 2009 tuvo lugar en Ekaterimburgo, Rusia, la primera cumbre de los cuatro países emergentes. Años después, en 2011, estos cuatro países acordaron la inclusión de Sudáfrica.[1]

La fuerza de esta alianza radica en los números que suman en conjunto. En la actualidad, los BRICS aportan el 31,5% del PIB mundial, contra el 30,7% del G7. Además, el grupo concentra el 40% de la población mundial.

La sinergia de economías, recursos y liderazgo de sus miembros en sus respectivas regiones hacen de los BRICS una organización peculiar. China como primera economía comercial a nivel mundial, y Rusia como principal proveedor de energía. En tanto que India es ya una de las principales potencias económicas a partir de la exportación de recursos naturales y cereales, Brasil se consolida a nivel global como uno de los principales actores de la escena agroalimentaria y Sudáfrica se convierte en una nación clave en la provisión de metales y minerales con amplios usos tecnológicos.

El uso de las monedas locales 

Las iniciativas impulsadas por los BRICS a través de sus cumbres abarcan diversos aspectos. En términos financieros, destaca la creación del Banco de Desarrollo BRICS en 2014, la constitución del acuerdo de reservas de contingencia, la generación de una agencia calificadora de riesgos, la promoción de comercio a través de sus propias monedas, evitando riesgo cambiario y la organización de un sistema de pagos con divisas nacionales.

En términos políticos, se ha ejercido presión en el FMI a favor del poder de voto y se ha hecho presente la acción conjunta en contra de la militarización del espacio y por la defensa de la libertad en internet. Desde el punto de vista comercial, se han estrechado lazos, eliminando barreras agrícolas de los miembros y se ha promovido la cooperación técnica entre agencias de crédito y garantías a las exportaciones en el grupo.[2]

Este año asumió la dirección del Banco de los BRICS, con sede en Shangái, la expresidenta de Brasil Dilma Rouseff.  En el acto de investidura de su nueva responsabilidad la exmandataria afirmó: “Obtendremos fondos de una amplia gama de mercados mundiales, en distintas divisas como el yuan, el dólar y el euro. También trataremos de financiar los proyectos en divisas locales favoreciendo los mercados nacionales y reduciendo la exposición a las variaciones de los tipos de cambio”

Una idea a tono con las recientes declaraciones del presidente brasileño Luiz Inácio Lula Da Silva quien también participó en el mismo evento.  “Yo todas las noches me pregunto ¿por qué todos los países están obligados a comerciar en dólares? ¿Por qué no podemos comerciar en nuestra propia moneda? ¿Por qué no apostamos por la innovación?”

Cuando el presidente brasileño se refirió a la innovación tenía en cuenta el anuncio de una propuesta para crear una moneda común para la organización. Una idea ya plasmada por Putin durante la 14ª Cumbre BRICS en 2022, donde indicó que las naciones miembros lanzarían una nueva moneda de reserva global compuesta por una canasta del capital de los BRICS. 

El vicepresidente de la Duma rusa Alexander Babakov, además sugirió que la moneda comunitaria podría respaldarse en oro, metales, tierras, materias primas u otros elementos, a diferencia del dólar y el euro que “no están respaldados por nada”. Incluso, esa nueva moneda podría ser digital.

Aunque Estados Unidos pudiera interpretar estas nuevas proposiciones como una amenaza a la hegemonía del dólar lo cierto es que sus propias políticas de sanciones contra otros países han contribuido a esta búsqueda de alternativas por parte de las economías emergentes. El abogado estadounidense Dan Kovalic lo explica de esta forma “Yo creo que los BRICS son la esperanza para el futuro. Esto pasa porque los Estados Unidos tiene a más de un tercio de la población mundial bajo sanciones y los países están buscando una alternativa, un sistema económico con el cual hacer comercio, hallar una moneda alternativa con la cual hacer comercio. No quieren depender del dólar estadounidense para hacer negocios y los BRICS están dando esa oportunidad.”

Por su parte el economista estadounidense Jim Rickards argumentó que el mayor enemigo del dólar como moneda de reserva mundial es el Tesoro, que ha convertido a dicha moneda en un arma y ha congelado las reservas del banco central de Rusia. Citando una razón similar, el administrador de inversiones Larry Lepard predijo que el dólar estadounidense podría perder la mayor parte de su valor en cinco años.[3]

Rusia usa actualmente el yuan chino en lugar del dólar estadounidense para pagos internacionales, y el yuan es ahora la moneda más negociada en Rusia.  Por su parte Brasil y China están abandonando el dólar estadounidense en favor de sus propias monedas. Arabia Saudita también está en conversaciones con Beijing sobre el uso del yuan para los pagos. Todo esto claramente está socavando el dominio del dólar estadounidense.

Andy Schectman, director ejecutivo de la empresa estadounidense Miles Franklin Precious Metals Investments, explicó la magnitud de la situación. “Todo lo que se necesitaría sería que Arabia Saudita se parara en el escenario [y declarara] que ahora vamos a considerar tomar otras monedas por petróleo. Y de repente, todos los países que han tenido que tener dólares durante los últimos 50 años ya no tienen interés en tenerlos.” [4]

La organización crece 

Sudáfrica presidirá en 2023 el grupo de economías emergentes BRICS y por esta razón acogerá la decimoquinta cumbre de jefes de Estado y de Gobierno de la organización a efectuarse en agosto.  Pero antes de este evento, los países miembros se reunirán en Ciudad del Cabo en Sudáfrica los días 2 y 3 de junio para discutir su ampliación.

“Trece países han solicitado formalmente su adhesión y otros seis lo han hecho informalmente. Recibimos solicitudes todos los días”, explicó en una entrevista el embajador de Sudáfrica ante el grupo Anil Sooklal.

Entre los candidatos africanos a integrarse aparecen Argelia, Egipto, Sudán, Zimbabwe y Nigeria. Otros candidatos de América Latina, Medio Oriente y Asia son Argentina, Pakistán, Indonesia, Irán, Turquía, Emiratos Árabes Unidos, Bahrein y Arabia Saudita entre otros.

Se trata de una diversidad de países, algunos como Arabia Saudita y Emiratos Árabes Unidos, aliados de Estados Unidos, otros como Turquía miembro de la OTAN y también está el caso de naciones como Irán afectado por las sanciones de Washington o Argentina impactada por las medidas neoliberales del FMI contra su economía. Sin embargo, todos tienen algo en común. Están viendo en los BRICS una oportunidad diferente, alejada de un contexto político determinado que condicione sus vínculos. Todas esas naciones tienen a su vez amplias potencialidades ya sea en materia de recursos naturales o servicios e infraestructura.

En cuanto a los países africanos, por mucho que Estados Unidos ha intentado influenciar, incluso usando el conflicto en Ucrania a su favor, las economías de ese continente apuestan por un sistema multipolar donde la pobreza no siga siendo la moneda de cambio mientras se extorsionan sus recursos.

Beijing y Moscú, repiten en cada oportunidad que su asociación estratégica y su visión no se reducen a bloques o alineaciones contra terceros países. Más bien, piden una “multipolaridad”, en la que muchos polos, grandes y pequeños, tienen utilidad comenzando por cambiar la supremacía del dólar estadounidense.

Ese fue el tema de una reciente conferencia en Moscú llamada “Rusia-África en un mundo multipolar”. Unos 40 países, incluidos Congo, Benin, Burkina Faso, Guinea, Guinea-Bissau, Zimbabue, Malí y Sudáfrica (que, junto con China y Rusia, es miembro de BRICS), se unieron a Putin en ese llamado a la multipolaridad.

Otro tema a favor de BRICS son las recientes alianzas políticas de los nuevos aspirantes a miembros.  Arabia Saudita e Irán restablecieron nuevamente sus relaciones diplomáticas este año con la mediación de China. Se trata de la reconciliación de vínculos entre un aliado de Washington y un enemigo que la Casa Blanca ha querido sumar a su lista. Por supuesto, que tanto Riad como Teherán solo obtienen ganancias para su paz interna y el respeto a su soberanía con este acuerdo, pero Estados Unidos los prefería como enemigos. Que estos dos países hayan restaurado sus relaciones con el auspicio de Beijing representa una derrota para el gobierno de Biden. Que ambos también quieran unirse a los BRICS es una preocupación mayor para Estados Unidos.

BRICS aumentará en miembros y potencial

Según las previsiones, para 2028 el aporte de los BRICS aumentará al 33.6 % (comparado con el 31.6 % de 2022), mientras que el del G7 disminuirá al 27.8 % (30.4 % el año pasado).

Los países BRICS han empleado nuevos mecanismos, rondas de negociación, foros internacionales, coordinación y cooperación con otros países emergentes para modificar la gobernanza financiera global, sobre todo a partir de la crisis del año 2008, cuando se reconoció que se necesitaba de los países del G-20 para dar solución a los problemas financieros y económicos internacionales.[5]

Uno de los objetivos más ambiciosos de este bloque es el liderazgo en las políticas para la erradicación del hambre y la pobreza en 2030, gracias a la producción en conjunto de más de un tercio de cereales a nivel mundial.

Según declaró recientemente el viceministro de relaciones exteriores de Rusia Serguei Riabkov, el BRICS es percibido como uno de los pilares de un orden mundial más justo, guardián de un multilateralismo basado en el respeto al derecho internacional en la elección soberana de su propia vía de desarrollo.  La asociación representa la sinergia de culturas y civilizaciones de diferentes regiones del mundo, la convergencia de nuevos centros de poder en la política mundial, la economía global y las finanzas.

Depende de sus naciones miembros, lograr que estas particularidades en  su funcionamiento, estructuras  y la fortaleza que significa la suma de nuevos integrantes, hagan del BRICS  un cambio real en el sistema financiero mundial.  

NOTAS

[1] https://www.andbank.es/observatoriodelinversor/que-son-los-brics/
[2] http://www.scielo.org.bo/scielo.php?pid=S2415-22502021000100134&script=sci_arttext
[3] http://infobrics.org/post/38257
[4] http://infobrics.org/post/38233
[5] http://www.scielo.org.bo/scielo.php?pid=S2415-22502021000100134&script=sci_arttext

Fuentes: Al Mayadeen /Resumen Latinoamericano

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