La bajante del Paraná vuelva poner sobre la mesa la vulneración a la soberanía nacional que implica la libre navegación de los ríos interiores, y el destrozo ambiental que significa que los cauces fluviales sean navegados por buques cargueros de gran porte. La solución está en la alternativa que a regañadientes está utilizando el “mercado”: canalizar las cargas por los puertos marítimos.
Por Pablo Casals
Nuevamente la bajante del río Paraná pone en jaque el sistema de exportación de granos y subproductos y su libre navegación de río interiores. De a poco, los buques de gran porte están viéndose impedidos de navegar con carga, lo que los obliga a completar mayor porcentaje de bodega en los puertos marítimos.
La naturaleza le da una oportunidad al río, al sistema de navegación y al comercio soberano argentino. Desde la Cámara de Actividades Portuarias y Marítimas (CAPyM), con sede en Rosario, admiten que lo “normal” es que los buques puedan cargar con 34 pies de calado (aproximadamente 10,4 metros de profundidad).
Sin embargo, las condiciones actuales serían bastante menores. Se habla de lugares donde la profundidad de carga es de un metro inferior; o incluso tramos de navegación donde la profundidad no estaría superando los 9 metros de profundidad (casi 29 pies).
Desde el sector alegan que la situación aún no es tan extrema como en 2022 donde la bajante había sido más pronunciada, pero sin embargo es preocupante.
Por otra parte, el nivel de gravedad depende del tipo de buque a cargar. Por ejemplo, si se trata de un buque tipo Handymax, que posee entre 35 y 50 mil toneladas de porte bruto, su calado puede alcanzar los 39 pies (12 metros). Si se tratase de un carguero tipo Panamax, el porte bruto se eleva a 80.000 toneladas y su calado a 42 pies (casi 13 metros).
Desde CAPyM afirman que según el tipo de buque y las condiciones actuales de caudal, en los puertos del Gran Rosario se están cargando entre 6 y 7 mil toneladas menos por buque de lo que permitiría la normalidad. Ese volumen que falta, se debe incorporar a la carga en los puertos marítimos de Quequén y Bahía Blanca.
Ambos puertos bonaerenses, en la medida que las empresas exportadoras así lo indiquen en su esquema de negocios, suelen ser puertos complementarios de los de la cuenca fluvial, en los cuales por cuestiones de profundidad y de cercanía de una parte de las cargas, se completa bodega.
En estas circunstancias, ambos puertos están sumando volumen de carga. Usualmente, en la “normalidad” lamentablemente acostumbrada, los niveles de completamiento de bodegas en los enclaves marítimos, giraban en torno a 20 mil y 24 mil toneladas de granos, en este momento esas cifras crecieron hasta 30 mil y 32 mil toneladas.
Algunas voces del mercado interno están exigiendo a los exportadores que operan tanto en Quequén como en Bahía Blanca, a que ofrezcan “premios diferenciales” por la necesidad de completar embarques de maíz en graneleros provenientes del Paraná.
Los informes de promedios de operaciones según las Cámaras no ofrecerían diferencias significativas en cuanto al precio. Tenga en cuenta el lector, que una buena parte de las condiciones de producción de la carga y sus costos, fueron pensados y calculados para ser exportados en el Gran Rosario y no en el Sur bonaerense. La logística incide y no es barata.
Se estima que la situación de la cuenca del Paraná será la que rige al menos hasta fin de año. Desean y esperan que cuando comience el grueso del despacho de la fina la situación mejore para la ecuación económica de las exportadoras.
Entre nosotros: esas nunca pierden.
Por lo demás, repetimos lo que mencionamos al principio: la naturaleza le está dando nuevamente una oportunidad al pueblo argentino para salvar una de sus principales ríos y su principal actividad exportadora; al tiempo que nos permitiría acercarnos a recuperar la soberanía portuaria y logística.
No tenemos expectativas de que los gobiernos tanto provinciales como el nacional hagan algo al respecto por el momento. Cada vez que caminan, lo hacen en otra dirección.
Pero la naturaleza avisa y dispone. Lo demás corre por nuestra cuenta.
Fuente: CAPyM / Argenports / Cámaras Portuarias