La minera estadounidense que opera la mina de oro santacruceña, Cerro Negro, hizo pública su transformación en la empresa más grande del mundo en extraer dicho metal precioso. Argentina da un paso más en la conformación de “vientre cautivo” del capital trasnacional.

Redacción

Que el capital tienda a concentrarse no es novedad. Lentamente, todos los recovecos de la vida social y productiva del mundo han ido haciendo absorbidos por esa plaga que parece no tener rival ni antídoto por el momento, más allá de las resistencias.

Quienes más sufren las consecuencias de este proceso que lleva casi tres siglos de avance son los países como Argentina. Ricos en todo tipo de recursos para su propio desarrollo autónomo, justo e independiente; lenta o abruptamente – ha dependido del grado de cipayismo de sus sectores gobernantes – los conglomerados multinacionales se han ido apropiando de la explotación de las mencionadas riquezas, a cambio de escasos beneficios.

Dado el anuncio realizado por la multinacional minera estadounidense Newmont, dicho proceso en Argentina parce consolidarse, “integrándose al mundo” de la peor manera posible.

La firma, según las fuentes, completó la adquisición de la minera australiana Newcrest. Esto la convierte en la empresa más grande del mundo abocada al oro, además de consolidar una de las posiciones dominantes en el cobre.

Newmont ya tiene explotaciones en Argentina. Opera la mina Cerro Negro en Santa Cruz, donde la firma pretende extender la vida útil más allá de 2030. Se espera que el proyecto mejore la producción a más de 350.000 onzas anuales a partir de 2024.

El proceso que enfrentará la ahora mayor empresa explotadora de oro del mundo, es la integración tanto de las operaciones como de los activos y el personal de Newcrest en Newmont. Desde la norteamericana, afirman que al poseer una decena de proyectos de oro de alto nivel en marcha y otros en reserva de bajo riesgo en cuanto a inversión, la posición dominante tiene vistas de ampliarse a futuro.

Los operadores del mundillo al que pertenecen estas firmas, calculan que la nueva adquisición significará durante la transición de integración en los próximos dos años, un incremento en la facturación global de alrededor de 2.500 millones de dólares.

Newmont, además de explotaciones en Estados Unidos y la ya mencionada de Santa Cruz, tiene operaciones activas en México, Australia, Canadá, Indonesia, Ghana, Nueva Zelanda.

Fuente: Newmont / Newcrest / Minería y Desarrollo / Archivo Chasqui Federal