Finalmente, entramos. Hace apenas 72 horas nos comimos el amague de que no sería así. De todas formas, la condición real de nuestro país no cambia: el modelo agrominero exportador seguirá vivito y coleando, sin capacidad soberana de poder determinar un solo precio internacional para nuestros productos.
Por Pablo Casals*
Argentina entró en los BRICS nomás. Finalmente los líderes de Brasil, Rusia, India, China y Sudáfrica aprobaron el ingreso de nuestro país al bloque. Aparentemente, el mérito se lo llevaría Lula Da Silva dado que por lo visto, estaba más interesado en este hecho que el propio Presidente argentino abdicante, su vice – también abdicante -, y el “superministro” mandatario en funciones y candidato, Sergio Massa. Obviamente, los cuerpos diplomáticos de nuestro país brillaron por su ausencia.
Sucedió que al igual que nosotros, ellos también se comieron el amague. Una de dos, o la Redacción de Chasqui Federal – aunque parezca insignificante – posee un poder significativo en el concierto mundial y esos datos secretos de la diplomacia no le habían sido revelados a nuestras fuentes para o alterar la marcha de la cumbre; o bien, nosotros somos casi tan impresentables como la Cancillería nacional. La diferencia está en que nosotros somos un humilde medio de comunicación. No gobernamos.
Así las cosas, el miércoles, los líderes del bloque BRICS acordaron los mecanismos para considerar nuevos miembros, y aceptaron la incorporación de Argentina, Arabia Saudíta, Egipto, Etiopía, Emiratos Árabes Unidos e Irán. También sentó un antecedente para los próximos años, en los cuales se espera que se incorporen como miembros asociados una decena de países que ya han hecho manifiesto su interés por integrarse.
Las voces oficiales de nuestro país fueron tenues. Lógico, las últimas actuaciones al respecto habían sido poco acertadas. El Presidente – abdicante -, Alberto Fernández, manifestó en cadena nacional, que el ingreso a los BRICS “nos fortalece” y que la intención es la de “aumentar la capacidad de nuestra exportación a países miembros así como fortalecer nuestras oportunidades comerciales con países que mantienen relaciones de segundo orden con los países miembros».
Por su parte el embajador argentino en China, Sabino Vaca Narvaja, celebró el anuncio y puso énfasis en que “el Nuevo Banco de Desarrollo de los BRICS ampliados se va a transformar en el instrumento más relevante para cambiar la arquitectura financiera mundial, para que se oriente al sistema productivo, y no al sistema de especulación financiera”.
Hasta aquí, ni una gota de valor agregado industrial argentino – y por ende trabajo para el pueblo -, se ha manifestado en las declaraciones oficiales. Hay un punto que es claro: no se conocen los términos y condiciones de la incorporación al bloque. Menos todavía, cuáles son las obligaciones argentinas en ese marco y las atribuciones que podría tener nuestro país.
Hay datos por demás elocuentes que nos deben hacer reflexionar respecto del futuro inmediato en caso de que Argentina forme parte activa dentro del bloque. Los cinco miembros originales de los BRICS representan más del 42% de la población mundial; el 30% del territorio mundial; el 23% del PBI y el 18% del comercio internacional. Además contribuyen con el 16% de las exportaciones y el 15% de las importaciones mundiales de bienes y servicios.
Además, con esos cinco países Argentina mantiene estrechas relaciones. India es uno de los mercados considerados “estratégicos” para las exportaciones nacionales, porque nos compra aceite de soja y maíz. China, es un destino de más del 50% de las exportaciones de carnes, siendo el principal destino exportador para ocho provincias (Jujuy, Santiago del Estero, Formosa, Chaco, Catamarca, Entre Ríos, San Luis y La Pampa). El caso de Brasil es más familiar para nosotros: es nuestro principal comprador de trigo y cebad, y uno de los principales compradores de maíz. Con Rusia y Sudáfrica existe una extensa historia de relaciones comerciales en materia alimenticia, aunque la nación africana es competencia directa en varios segmentos del mercado europeo.
En conjunto, Argentina vende un tercio de sus exportaciones a los cinco miembros plenos de los BRICS. Pero como dijimos párrafos arriba, no existe prácticamente una gota de valor agregado industrial argentino en ese gran caudal de materias primas comercializadas con estos países.
Por lo tanto, cabe preguntarse: ¿somos cola de león? ¿De cual león? Y es aquí donde radica el interés de Lula por nuestra incorporación en ese concierto. Argentina es un gran proveedor para Brasil en materia, de productos primarios, energía y partes. Somos para nuestros vecinos el proveedor principal. No somos una economía complementaria, ni tampoco competente. Somos el mayor y más eficiente proveedor. La suerte de Brasil en ese concierto de naciones, depende también de que los países de la región lo acompañen con suministros.
Entonces, se ve claramente el rol argentino en los BRICS al menos en el futuro inmediato – la próxima década -. Insistimos en algo importante: no se conocen ni los términos ni las condiciones de admisión.
Sin embargo, y vistos los antecedentes, es válido pensar que Argentina no podrá resolver en materia de precios ni en la orientación hacia el desarrollo de una matriz industrial soberana. De hecho, la posibilidad de determinar con independencia los términos de nuestro intercambio comercial, parece una utopía en este escenario.
En el título bromeábamos con el IAPI (Instituto Argentino de Promoción del Intercambio). Un ente estatal que supo ser clave en la gestión del comercio exterior nacional y que permitió financiar una gran parte del proceso de sustitución de importaciones que se desarrolló en nuestro país durante mediados del siglo XX.
Si bien, existe un proyecto de Ley con estado parlamentario en el Congreso Nacional que pretende la recreación actualizada al nuevo siglo del IAPI (expediente 1154-D-2023, presentado por el MLN a Diputados del oficialismo), esa idea de país esta totalmente ajena a las intenciones de los Gobiernos liberales (sean dictaduras, o gestiones más progresistas o conservadoras) en los últimos 48 años.
Sin embargo, Argentina tiene futuro por ese camino. No como proveedor/deudor de energía y materias primas de un conglomerado de países con matriz manufacturera industrial en crecimiento.
Hay una realidad insoslayable para nuestro país: Argentina ha retrocedió en materia de desarrollo de valor agregado, primarizó totalmente su economía y la ofreció al mejor postor. Al punto que no toma decisiones directas en ninguno de los planos estratégicos de la producción con escala internacional. Sólo acompaña institucionalmente a las empresas internacionales de cada sector y a los actores locales asociados.
Por lo demás, repetiremos algunas posiciones que se esgrimieron desde esta Redacción días atrás. China pretende darle celeridad a la apertura de los BRICS a otros países de cara a contrarrestar el peso de Estados Unidos a nivel global y aumentar su influencia mundial.
Eso nos aleja de una posición de negociación digna. La dependencia es abismal, y a menos que el Ejecutivo argentino “pegue un volantazo” hacia un modelo nacional, poco resta esperar para los próximos años.
Parafraseando a Arturo Jauretche, hemos resuelto seguir siendo el perro y que nos pongan algún collar. Una pata en el G20 y la otra en los BRICS.
Podríamos ser IAPI, y así, ser cabeza de ratón. Pero elegimos ser cola de león.
* Editor Responsable. Agradecemos por el título de esta nota a Hernán Mariné. Interprétese nuestro robo como un tributo a su espontaneidad y convicción.
Fuente: Gobierno Argentino / Prensa BRICS / TeleSur / Archivo Chasqui Federal Noticias
1 Comment
Cuanto, mas me informo, más grande la decepción.