Columna que existe para difundir y divulgar hechos y reflexiones sobre la historia, desde una visión, federal, popular y latinoamericana. Compartimos un extracto de la obra de José María Rosa junto al texto del denominado “Pacto de Benegas” o “Tratado de Arroyo del Medio” del cual se cumplieron 203 años el pasado viernes. El unitarismo porteño tal como hoy lo padecemos, tuvo su evolución progresiva y “jugadas maestras”.
El Editor Federal
La firma del tratado de Benegas tuvo una importancia estratégica para el dominio de Buenos Aires sobre las provincias del Interior Argentino.
1. Cuadro de situación hacia 1820
En México a las hordas fanatizadas del heroico cura Hidalgo, que daban batallas campales y mantenían un centro político en Guadalajara, habíase sustituido después de su fusilamiento – 1 de agosto de 1811 – las guerrillas invisibles y astutas del cura Morelos, que pudieron mantenerse durante cuatro años, hasta el fusilamiento de su jefe en 1815. No acabó la RESISTENCIA con la muerte de Morelos; todo el país estaba encendido en guerrillas contra las tropas realistas del virrey Calleja.
El mariscal Pablo de Morillo organiza una expedición con 10000 hombres y 17 buques de guerra que primeramente estuvo destinado al Río de la Plata pero que cambió de rumbo al conocerse la caída de Montevideo. Fue a la costa firme (Venezuela y litoral norte de Nueva Granada). Toma Venezuela y el 29 de mayo de 1816 entra triunfante en Bogotá. Aparentemente no quedaba foco serio de resistencia al norte de Lima.
El problema social de la revolución venezolana era que los pardos y mestizos de los llanos se mostraban enemigos de los señoritos caraqueños que habían iniciado la guerra y declarado la independencia. Con sus grandes caudillos al frente (Boves y Morales) los llaneros habían batido a Bolívar y Nariño, los dos jefes rivales de la insurrección, obligándolos a abandonar Caracas.
En el Río de la Plata se trabajaba en varios proyectos constitucionales. Finalmente predominó la idea de conformar a los constitucionalistas, de paso disimular el monarquismo, con un Código que permitiera, mediante pocos retoques a las disposiciones sobre el Poder Ejecutivo, manejarse con el próximo rey del Río de la Plata.
Era un código tan perfecto doctrinalmente que Daonou lo presentaría como modelo en su cátedra francesa. Pero nada tenía que ver con la Argentina. Pueyrredón y sus colegas que trabajaban en estos momentos en la Constitución la hacen tan monárquica como lo permiten las circunstancias.
La idea era coronar a un príncipe francés que garantizara un ejército para luchar contra los españoles. El cargo fue ofrecido al duque de Orleáns que aceptó, pero cambios políticos en el gabinete francés hicieron que naufragara esta posibilidad. Pero los “afrancesados porteños” no se amilanaron y trataron de establecer en estas Provincias una monarquía constitucional colocando al duque de Luca, antiguo heredero del trono de Etruria y entroncado por línea materna con la dinastía de los borbones. Manuel Gutiérrez, Valentín Gómez y otros recomiendan esta posibilidad ya que encontraría buena acogida en las principales cortes europeas.
Mientras tanto San Martín está en Chile y Belgrano lucha en el norte del país. Los preparativos de una expedición española trascendieron en Buenos Aires a fines de 1818. Pueyrredón da órdenes a San Martín y Belgrano que concentren sus tropas en Buenos Aires ante una posible invasión.
Las hostilidades entre Buenos Aires y el Jefe de los Pueblos Libres, José Gervasio Artigas, fue creciendo ante las diferencias ideológicas para organizar políticamente estos territorios. San Martín y Belgrano proponen un armisticio para alcanzar la paz interna.
En Buenos Aires domina la logia que no quería la conciliación: buscaba solamente una tregua con las montoneras hasta que llegase el príncipe de Luca con el ejército francés e impusiera a sangre y fuego la letra constitucional. Mientras no viniesen los franceses San Martín, Belgrano y Viamonte contendrían a los santafesinos y entrerrianos. Estos ejércitos tenían la misión de defender la Capital del avance de las montoneras federales.
Cuando San Martín se entera de ésta decisión renuncia para continuar con sus servicios en el Estado de Chile cansado de ser “usado” para resolver los problemas políticos de la logia con los caudillos federales. Se queda en Mendoza convencido de que hay que combatir a los realistas y no a los Pueblos Libres.
Por su parte el ejército de Belgrano se subleva en Arequito por presión del General Bustos y los comandantes Heredia y Paz que no quieren tomar parte en la guerra civil y desean reservar el ejército para la guerra de la independencia.
Las montoneras de Artigas, López y Ramírez avanzan sobre Buenos Aires y vencen al ejército directorial en la batalla de Cepeda. Mucha agua corrió bajo el puente entre 1819 y 1820. La guerra de Artigas contra los directoriales cuyo objetivo era conseguir el apoyo de Buenos Aires contra los portugueses terminaba, a pesar del triunfo, de una manera inesperada: el poder de Buenos Aires serviría contra Artigas y consolidaría la ocupación portuguesa de la Banda Oriental.
La destrucción de la liga de los Pueblos Libres, obra de intrigas políticas, abrirá el período de “La Anarquía”. La elección de Sarratea en Buenos Aires, la sustitución de Ramírez por Artigas y la crisis que sobrevendrá al destrozarse los federales entre sí, obraron para que desapareciese la nación y volvieran los directoriales al gobierno porteño primero, y al nacional al reanudarse el vínculo.
En éste cuadro se inscribe la firma del Tratado de Benegas el 24 de noviembre de 1820.
2. El tratado de Benegas, su importancia estratégica
López, gobernador de Santa Fe, desconfía de la República Federal Entrerriana que acababa de crear Pancho Ramírez con la unión de Corrientes, Misiones y Entre Ríos. Se dispone a pactar con los porteños y romper con su antiguo aliado entrerriano. Se entrevista con Martín Rodríguez, gobernador de Buenos Aires, en la estancia de Insaurralde cerca de San Nicolás y echan las bases de una alianza que pretende ser “sólida y duradera”.
Disponen una comisión de 2 porteños y 2 santafesinos para formalizar un documento (Matías Patrón y Mariano Andrade por Buenos Aires; Pedro Larrechea y Juan Francisco Seguí por Santa Fe).
De éste acuerdo surge un inconveniente Santa Fe pide una indemnización al doble título de reparar los perjuicios de las invasiones de Viamonte y Díaz Vélez en años anteriores, y porque Buenos Aires había provincializado el recurso nacional de la Aduana. La negociación se empantana porque Buenos Aires entiende que es deprimente para su provincia el pago de una indemnización de guerra a Santa Fe. La reanudación de las hostilidades parece inminente.
Pero interviene Juan Manuel de Rosas que con la anuencia de Rodríguez se entrevista con López en la hacienda de Benegas, en la margen santafesina del arroyo del Medio para ofrecerle en su nombre y de los “hacendados amantes de la paz” hacerse cargo de la indemnización pedida por Santa Fe. Ajustan los términos de la paz y el monto de la indemnización. Esta última es fijada en 25.000 cabezas de ganado.
El tratado de Benegas queda concluido y firmado el 24 de noviembre. Con él se formará la alianza política-militar entre Buenos Aires, Córdoba y Santa Fe quienes se enfrentarán con el otro caudillo con poder el Supremo Entrerriano que venía de vencer a Artigas luego de la firma del Tratado de Pilar.
Para cuando las guerras interprovinciales terminan el saldo es: Artigas se ha ido al Paraguay para no volver más. Güemes y Ramírez han muerto. Estanislao López está ahora subvencionado por Buenos Aires. Buenos Aires está en poder de los directoriales y controla políticamente el país.
****
Texto del Pacto de Benegas
Tratado solemne definitivo y perfecto de paz entre Santa Fe y Buenos Aires
Deseosos de transar las desavenencias desgraciadamente suscitadas, poniendo término a una guerra destructora entre pueblos hermanos, los infrascriptos, ciudadanos de una parte los Drs. Don Mariano Andrade y Don Matías Patrón, diputados por Buenos Aires y de la otra el Dr. Don Juan Francisco Seguí y Don Pedro Tomás de Larrachea, Diputados por Santa Fe, han acordado y convenido en los artículos que subsiguen, canjeados previamente los respectivos poderes:
Artículo 1: Habrá paz, armonía, y buena correspondencia entre Buenos Aires, Santa Fe, y sus Gobiernos, quedando aquéllos, y éstos en el estado en que actualmente se hallan; sus respectivas reclamaciones, y derechos salvos ante el próximo Congreso Nacional.
Artículo 2: Los mismos promoverán eficazmente la reunión del Congreso dentro de dos meses remitiendo sus Diputados á la Ciudad de Córdoba por ahora, hasta que en unidad elijan el lugar de su residencia futura.
Artículo 3: Será libre el Comercio de Armas, Municiones, y todo artículo de guerra entre las partes contratantes.
Artículo 4: Se pondrán en plena libertad todos los Prisioneros que existiesen recíprocamente pertenecientes á los respectivos territorios con los vecinos, y hacendados extraídos de ellos.
Artículo 5: Son obligados los Gobiernos a remover cada uno en su territorio todos los obstáculos que pudieran hacer infructuosa la paz celebrada, cumpliendo exactamente las medidas de precaución con que deben estrecharse los vínculos de su reconciliación y eterna amistad.
Artículo 6: El presente tratado obtendrá la aprobación de los SS. Gobernadores en él día, y dentro de ocho siguientes, será ratificado por las respectivas Honorables Juntas representativas.
Artículo 7: Queda garante de su cumplimiento la Provincia mediadora de Córdoba, cuya calidad ha sido aceptada; y en su virtud -Subscriben los SS, que la representan, que tanto han contribuido con su oportuno influjo a realizarlo.
Hecho y sancionado en la Estancia del finado Dn. Tiburcio Benegas á las márgenes del Arroyo del Medio el día 24, de Noviembre del año del Señor 1820, undécimo de la libertad de Sud América.
Mariano Andrade, Matías Patrón, Juan Francisco de Seguí, Pedro Larrachea, Dr. Saturnino de Allende, Lorenzo Villegas. Cuartel General en Ramallo, Noviembre 24 de 1820.
Aprobado y diríjase a la Honorable Junta Representativa de la Provincia para su ratificación.
Martín Rodríguez; Elías Galván, Secretario Militar; Ratificado en los siete artículos que comprende. Sala de Sesiones de la Junta Provincial de Buenos Aires, a 27 de noviembre de 1820. Ildefonso Ramos Mejía, presidente; Pedro Sebastiani, Vice-presidente; Félix Álzaga; Antonio Millán; Francisco Delgado; Santiago Rivadavia; Francisco Antonio de Escalada; Juan José Paso; Eulogio del Pardo; Rudecindo Linares; Mariano de la Fuente; Salvador Aguirre; Ignacio Correa; Severino Piñero; Victorio García de Zúñiga; Esteban
Romero; Dr. Esteban Agustín Gazcón; Vocal Secretario. Es copia, Dr. Gazcón.
Por lo tanto, y para que se tenga su debido cumplimiento y llegue a noticias de todos, publíquese por bando solemne, imprímase, fíjese en los parajes públicos acostumbrados y circúlese a quien corresponda. Marcos Balcarce; Manuel Obligado, Secretario; Es copia; Don José Ramón de Basavilbaso.
Fuente: La Gazeta Federal / Revisionistas