Tiemblen los Tiranos 56: “… el misterio que encierra una genuina manifestación popular”

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Tiemblen los Tiranos 56: “… el misterio que encierra una genuina manifestación popular”

Columna que existe para difundir y divulgar hechos y reflexiones sobre la historia, desde una visión, federal, popular y latinoamericana. A 89 años del fallecimiento de Hipólito Yrigoyen, publicamos un breve repaso de su historia política, su obra como Presidente de la Nación, y de su conformación como principal referente del primer movimiento popular en la Argentina del siglo XX.
El Editor Federal
Juan Hipólito del Sagrado Corazón de Jesús Yrigoyen Alen, conocido como Hipólito Yrigoyen, fue el tercer hijo de Martín Irigoyen y de Marcelina Alen.Nació y se crió en el suburbio de Balvanera de la Ciudad de Buenos Aires. Su padre era un trabajador inmigrante, de origen vasco francés, que trabajaba de cuidador y «sanador» de caballos. El padre de Hipólito se casó con la hija de su patrón, Leandro Alen (padre), un mazorquero rosista, futuro padre y abuelo de Leandro N. Alem e Hipólito Yrigoyen, respectivamente, que será fusilado y colgado en la Plaza de Mayo.
Hipólito Yrigoyen, siguiendo a su tío Leandro N. Alem (quién cambió la última letra de su apellido para no ser discriminado por el recuerdo de su padre), comienzan su vida política como miembros del Partido Autonomista conducido por Adolfo Alsina, un partido de base popular enfrentado al Partido Nacional de Bartolomé Mitre.
En 1872, cuando Alem es elegido diputado provincial, Hipólito Yrigoyen, con 20 años, fue nombrado gracias a la influencia de su tío, como Comisario (Policía) de Balvanera. En 1877 Alem e Yrigoyen se enfrentan con el sector oficial del Partido Autonomista, llevando como candidato propio a Aristóbulo del Valle y sosteniendo una actitud de intransigente oposición a los acuerdos entre dirigentes. El enfrentamiento interno termina con la exoneración de Yrigoyen. Al año siguiente Yrigoyen es elegido diputado provincial por el Partido Republicano, pero muerto Alsina retorna al autonomismo. Yrigoyen ingresó también a la masonería, de la mano de su tío.
Al federalizarse Buenos Aires y frente a la llegada de Julio A. Roca a la presidencia, Alem abandona la política, en tanto que Yrigoyen acepta la federalización y resulta elegido diputado nacional por el ahora reorganizado Partido Autonomista Nacional en 1880 siguiendo a Roca. Dos años después al igual que su tío, desencantado de Roca, abandona la política. En ese momento, dice Félix Luna, «Yrigoyen no es todavía sino el sobrino de Alem».
Para 1882 Yrigoyen había finalizado las materias teóricas de la carrera de Abogacía en la Universidad de Buenos Aires y la faltaban los prácticos. Años atrás había trabajado en el estudio jurídico que compartían Leandro Alem y Aristóbulo del Valle, pero nunca disfrutó la abogacía.
Por entonces, con 30 años, era una persona de escasos recursos, que había comenzado a trabajar como profesor de Historia Argentina, Instrucción Cívica y Filosofía en el Colegio Normal de Maestras, designado por Sarmiento, y que seguía viviendo en la casa de su tío. Los salarios que percibía eran donados al Hospital de Niños.
En ese momento descubre el pensamiento filosófico de Karl Krause, a través de los krausistas españoles: Julián Sanz del Río, Francisco Giner de los Ríos, etc., que influirá considerablemente en su pensamiento.
En esa década Hipólito Yrigoyen habrá de enriquecerse dedicándose a la invernada, es decir la compra de vacunos ya criados, para su engorde y venta al frigorífico. Para ello rentó una estancia y compró tres más. En total casi 25 leguas de tierra. Entre otros fue propietario de la estancia el «El Trigo», cerca de Las Flores, Provincia de Buenos Aires, una de las mejores zonas de pastoreo del país; La Seña en Anchorena, provincia de San Luis; y El Quemado cerca de Bahía Blanca. Yrigoyen realizó una verdadera fortuna de varios millones de pesos que fueron utilizados casi completamente en la actividad política, a tal punto que al momento de morir, su sucesión, dejó un déficit.
Su relación con las mujeres ha sido sumamente discutida y atacada públicamente por sus opositores. Yrigoyen mantuvo una gran cantidad de relaciones sexuales sin ataduras. En una de esas relaciones informales Yrigoyen tuvo una hija que lo acompañará toda la vida: Elena. Aquí hay diferencias entre los historiadores. Algunos dicen que nunca admitió tener otros hijos, aunque se sabe que tuvo muchos más, al menos seis. Otros, afirman todo lo contrario: que si bien nunca reconoció a Elena, ella fue su hija inseparable; aunque sin embargo, reconoció a sus otros hijos y se ocupó de ellos.
En 1889, Yrigoyen se mudó a su propia casa, frente a lo que hoy es la Plaza de los Dos Congresos en la Ciudad de Buenos Aires, en la calle que lleva su nombre, a la altura del 1.600. Por esa época entabla una profunda amistad con dos amigos de su hermano trágicamente fallecido y que tendrán mucho que ver con los cambios institucionales que llevarán a Hipólito Yrigoyen a la presidencia de la Nación: Carlos Pellegrini y Roque Sáenz Peña.

La lucha armada (1890-1912)

Hipólito Yrigoyen, jefe revolucionario en 1893. Participó activamente en la Revolución de 1890 y en la de 1893. En esta última organizó, condujo y financió un ejército radical de 8.000 hombres. Fue uno de los fundadores, siguiendo a su tío y a Aristóbulo del Valle, tanto de la Unión Cívica como de la Unión Cívica Radical que serán dirigidas por Leandro Alem.
A pesar del afecto que sentía por su tío, desconfiaba de sus condiciones para el liderazgo, lo que lo llevó a enfrentarse políticamente y a organizar la Unión Cívica Radical de la provincia de Buenos Aires como un partido político autónomo.
Tras el suicidio de su tío y la muerte de Aristóbulo del Valle, en 1896, Hipólito Yrigoyen, profundamente en desacuerdo con la orientación acuerdista con el mitrismo que le impone Bernardo de Irigoyen, disuelve el Comité de la UCR de la provincia de Buenos Aires, debido a lo cual el partido radical dejó prácticamente de existir.
En 1903 Yrigoyen comienza a reorganizar la UCR, y encabeza y financia con su propio dinero la Revolución de 1905, que fracasa. Sin embargo, el miedo a un nuevo levantamiento armado de Yrigoyen, lleva a su amigo y presidente de la Nación, Roque Sáenz Peña a sancionar la Ley del Voto Secreto en 1912, más conocida como Ley Sáenz Peña que lo llevará a la presidencia en 1916.

Primera presidencia (1916-1922)

El impulso inicial de la conquista de los derechos democráticos se ve frenado al no controlar ni el Senado, ni la gobernación de muchas de las provincias. Yrigoyen recurre en varios casos a la intervención federal, ahondando el enfrentamiento con los sectores conservadores.
Económicamente, Argentina se beneficia del fin de la Primera Guerra Mundial, con la apertura de los mercados a los productos primarios (carne y cereales) que eran la base de su riqueza. Argentina era conocida como el granero del mundo y figuraba entre los primeros puestos en producto bruto por habitante.
A pesar de sus medidas de tono social (como la obligatoriedad del descanso dominical), por acción u omisión se reprimió o se dejó actuar contra obreros o minorías a sectores del ejército y grupos paramilitares (Semana Trágica y la Patagonia Rebelde).
Cumplido el mandato, y al no poder ser reelecto por prescripción constitucional, es sucedido por Marcelo Torcuato de Alvear, líder de la facción antipersonalista de su partido.

Segunda presidencia (1928-1930)

En 1929 se produce la Gran Depresión mundial. El radicalismo dirigido por Yrigoyen no supo responder a las nuevas tendencias socio-político económicas que la crisis estaba señalando.
En ese contexto de desintegración de todo un paradigma económico mundial, Yrigoyen interviene las provincias de Mendoza y San Juan, gobernadas por opositores (el lencinismo en la primera, y el bloquismo de los Cantoni en la segunda).
A fin de año será asesinado por un yrigoyenista el Senador opositor mendocino Carlos Washington Lencinas. Lógicamente se acusó a Yrigoyen de haberlo ordenado. El crimen causó estupor en el país. Al mes, hubo un atentado anarquista contra Yrigoyen al salir de su casa para ir a la Casa de Gobierno.
El año 1930 se inició con otro asesinato de un opositor en una provincia intervenida por el gobierno, el del abogado bloquista Manuel Ignacio Castellano.
El 2 de marzo se realizan las elecciones parlamentarias y la Unión Cívica Radical pierde estrepitosamente en la Ciudad de Buenos Aires, donde el Partido Socialista Independiente obtiene 100.000 votos, seguidos del Partido Socialista original con 84.000, superando por mil votos a los radicales. En todo el país la UCR obtuvo 655.000 votos siendo superados por la oposición que alcanzó 695.000 .
En plena crisis económica y política, y cuando aún faltaban cuatro años para las elecciones presidenciales, la debilidad del gobierno de Yrigoyen se hizo crítica. El radicalismo estaba completamente dividido y el gobierno no tenía diálogo con la oposición.
El hecho más importante y duradero del segundo gobierno de Yrigoyen será la decisión tomada el 1 de agosto por parte de YPF de intervenir en el mercado petrolero, para fijar el precio y romper los trusts.
Finalmente, 37 días después, el 6 de septiembre de 1930, fue depuesto por el primer golpe de estado de la época constitucional. Varios historiadores han vinculado, al menos parcialmente, el golpe militar con la decisión de YPF.
En el curso del golpe de estado, turbas de manifestantes ingresaron a la casa de Yrigoyen para saquearla.

Tras el golpe, Yrigoyen fue encarcelado en la isla Martín García. Su estancia allí deterioró su salud e incrementó sus problemas respiratorios. El 3 de julio de 1933, con un cuadro de bronconeumonía, fallecía Hipólito Yrigoyen.
Según las crónicas, el velatorio duró dos días y medio. El gobierno de Justo, decretó honras fúnebres, que la familia rechazó. Afirman que costó convencer a la juventud radical, que pretendió velarlo en una plaza, y hasta propusieron que fuera en la de Mayo.
Según escribió en sus memorias Benito Llambí – funcionario de los futuros gobiernos peronistas, que presenció el cortejo desde un balcón “desde la altura, el movimiento de la multitud , que se apretaba en torno al ataúd, se percibía como una marea humana que atravesaba la calle de vereda a vereda, acompañando el rumor de los pasos sobre los adoquines. Creo que allí pude percibir, por primera vez, el misterio que encierra una genuina manifestación popular”.

Fuente: La Gazeta Federal

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