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Una cosa es ser ganadero y otra churrasqueador

La carne está cara y no va a bajar. Seguidamente compartimos con ustedes un recorte del análisis del sector privado ligado al asesoramiento de la actividad ganadera. Si tiene freezer, compre carne y guarde.

Redacción

Los analistas privados del mercado vacuno, comenzaron a difundir diversos análisis del funcionamiento del sector en lo que va del año. Con buenas y malas, además de ir trazando panorama y estimación del funcionamiento de la cadena para 2024, los informes también pretenden sembrar un posicionamiento electoral.

Así, las lecturas coinciden en que durante el primer semestre de 2023, los precios estuvieron altamente retrasados; para luego tener un “repunte”, que se licuó en gran parte por la inflación pero fundamentalmente por las dificultades de poder adquisitivo de la población.

Para lo venidero luego del periodo electoral, estiman que las condiciones, márgenes y precios subirán, habida cuenta de un previsible reducción de la oferta, dado que no se querrán desprender de los animales tan rápido en el primes semestre de 2023; buenas perspectivas de lluvias, lo cual implica que habrá pastoreo y mayor oferta de balanceado a menor precio; y mejores condiciones respecto de la paridad en el tipo de cambio, dado que el próximo gobierno deberá “conceder posiciones” en ese sentido.

El primer semestre la alta oferta de carne en mostrador se agudizó por la extrema sequía que adelantó los engordes, redujo los procesos pastoriles e incrementó a niveles máximos la ocupación en corrales intensivos. Es por eso que los precios estaban en un 20% por debajo de la inflación acumulada entre febrero y julio.

Además, los costos de producción se movieron en torno a la devaluación del tipo de cambio, la inflación o reflejaron en su valor las restricciones cambiarias para abastecerse de importaciones. Además, la demanda externa descendió – de hecho, la Unión Europea ratificó esta tendencia días atrás en un informe – habida cuenta de las subas inflacionarias a nivel internacional.

La segunda parte del año, viene siendo diferente. El dólar maíz – insumo de la cadena feedlotera – encendió algunas alarmas. Pero lo que parecía reventar la actividad por el encarecimiento de insumos base como el forraje y balanceado, motivó que el precio de los “gordos” abandonara su atrasada meseta en cuanto a cotización; acompañado por el aumento del novillo. Entre ambos, podríamos decir que entre julio y los días posteriores a las PASO, aumentaron prácticamente un 50%.

Por otro lado, la exportación no tuvo grandes resultados. El dólar maíz significó una devaluación de del 30% que fue acompañada por el aumento del precio del novillo a casi un 60%. Según dicen desde la actividad privada, el costo por kilogramo de novillo en gancho está cerca de los 5 US$/kg, mientras que Brasil se ubica en 2,8 US$/kg y Uruguay, en 3,45 US$/kg.

En la segunda quincena de agosto. el novillito para consumo cayó en promedio un 9% en el mismo período, luego de tocar máximos de 1000 $/kg el kilo vivió. Hoy, anda por los $ 850/kg.

Los analistas dicen que los negocios ganaderos se presentan “muy riesgosos en el corto plazo”, dado el ajuste pendiente de las variables macro que abrirá “una ventana de tiempo donde muchos negocios caerán en la trampa de la nominalidad”, con más pesos pero menos poder de compra. En el mediano-largo plazo, el presente puede ser estratégico si consideramos que las expectativas ganaderas son mejores hacia adelante.

Fuente: Noticias AgroPecuarias / AZ Group (consultora)

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