Comida y energía. El mundo se pelea en cruentas guerras por ellas. Aquí hay de las dos en forma abundante. Pero paradojalmente, es carísimo acceder a ellas. ¿Maldad? No. Colonia.
Redacción
Mientras el combustible y la energía se encarecen en el mundo y en Argentina, nuestro país avanza hacia convertirse en un país petrolero-gasífero, tal lo vienen anunciando las autoridades del Gobierno nacional y ni que hablar de los funcionarios de la cartera energética.
Es la segunda gran paradoja colonial argenta. La primera es centenaria: Argentina, país productor de alimentos – o insumos de la industria de la alimentación – donde es muy costoso comer digna y equilibradamente en términos dietarios. ¿Cómo puede ser? Simple: a pesar de que producir alimentos es “barato”; en los mercados internacionales cotizan “caros”. Por lo cual, se trasladan esos altos precios a la comida de las familias. Pero bueno, ¿nosotros hacemos acá nomas esos alimentos? Y sí; claro; sólo que ocurre que el mercado interno argentino, para los dueños de las empresas exportadoras que en general son extranjeras, cualquier almacén barrial de nuestros pueblos es al mismo tiempo, mercado internacional. ¿Capishe?
Sí, ya sabemos que es un disparate ese razonamiento, pero en los hechos es lo que efectivamente sucede.
Bueno; con el combustible y la energía sucede algo muy similar. Lo decimos siempre y vamos otra vez: Argentina no es un país petrolero (o gasero); sino que es un país con gas y petróleo suficiente para autoabastecerse de los mismos. Pensado de aquí a 2100, si ampliáramos nuestra capacidad de refinar combustible, podríamos pensar que: no hay que comprar ni una gota de nafta afuera; y mucho menos importar gas licuado. Además, poseemos reservas suficientes para – contemplado el crecimiento de nuestra población a 100 años -, utilizar ese recurso disponible y barato para desarrollar todas nuestras capacidades industriales: las que tuvimos, las que deberíamos tener, y las que debemos desarrollar.
Sin embargo, se da la segunda paradoja argenta: con la excusa de la falta de infraestructura y una relativamente escasa demanda energética dado nuestro bajo requerimiento industrial, el excedente energético se exporta, lo que brota a borbotones y lo que no se puede almacenar también. Las exportadoras cotizan el petróleo a precio internacional; pero incluso por periodos, el barril para consumo interno era más caro que el de exportación. Algo a sí como que los argentinos deben cubrirle el lucro cesante (la ganancia que resignan) a las exportadoras, por no vender afuera es petróleo y dejarlo en el país. Lógicamente, el precio en el surtidor se va disparando; y los bienes sustitutos y complementarios también.
Una nota aparte merece todos los demás precios que se elevan a partir del encarecimiento de la energía, el combustible y los commodities agropecuarios. No lo volveremos a detallar hoy. Pero he aquí las dos paradojas argentinas.
Mientras tanto, Vaca Muerta es una fiesta. Por un lado, cuarenta camiones diarios llegan a la zona de la traza del futuro Gasoducto Néstor Kirchner, además de instalarse los distintos campamentos y obradores a la vera de la misma.
Según información de ENARSA, camiones con caños de 36 pulgadas de diámetro salen desde la planta de la empresa Tenaris-SIAT en Valentín Alsina, hacia los centros de acopio. En total, para el primer tramo de 573 kilómetros se emplearán 48.000 caños. Por ahora, los mismos están siendo almacenados en el kilómetro 60 de la traza, en la provincia de Río Negro; en la localidad de General Acha, en La Pampa; y en las afueras de la localidad de Salliqueló, junto a la Planta Compresora Saturno en la provincia de Buenos Aires.
Al mismo tiempo se van realizando los movimientos de suelo correspondientes; el traslado de las máquinas para esas tareas; y la instalación de las plantas de “doble junta” y tiende tubos.
Mientras todo ello está en marcha, la energía aumenta para las familias. Y mientras YPF – y atrás de ella todas las empresas que poseen surtidores – aumenta el combustible, en Vaca Muerta las principales empresas anuncian un nuevo récord de producción.
Este es un aspecto que tiene en común el agro y los hidrocarburos: la producción siempre es récord; o todo está seco. Según el mercado. Que también domina el clima.
Según se informa, y sólo por el mes de septiembre, se comercializaron 2,6 millones de barriles de petróleo, por cerca de 220 millones de dólares a un precio promedio que rondó los 85 dólares por barril. También se registró un aumento de los envíos de gas a Chile, que junto al crudo, en los primeros nueves meses del año generaron exportaciones de hidrocarburos por u$s 1.500 millones. Es decir, u$s 1.250 millones por el crudo, y el resto por el gas.
Las empresas que concentraron las exportaciones fueron: Shell Argentina (678 mil barriles) que por primera vez vendió ese volumen, Vista Energy (500 mil barriles), Pan American Energy (499 mil barriles), Compañía de Hidrocarburos No Convencional (439,5 mil barriles) y Bandurria Sur Investments S.A. (251 mil barriles) cada una.
En cuanto al gas, sólo las exportaciones neuquinas alcanzaron 188 millones de m3, por un total aproximado de 53 millones de dólares. Siete empresas fueron las que realizaron las exportaciones, entre las que se destacan Tecpetrol (30%), Total Energies (24%), YPF (22%) y Pan American Energy (15%).
Ya sabemos que a usted la boleta del gas o de energía eléctrica (que se genera mayoritariamente a partir del gas), los está matando…
Pero bueno; la vida es así, una paradoja. En nuestro caso, dos paradojas coloniales.
Fuentes: ENARGAS / Gobierno de Neuquén / Secretaría de Energía / E+
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Muy importante
Gracias por comentar y participar! Esperamos sirva para reflexionar. Saludos!