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El mundo se realinea, pero Nuestra América no cambia de rol: deberá seguir siendo abastecedora de materias primas sin valor agregado. El caso Venezuela es emblemático. Sufre extorsiones, aprietes, saqueos; y sabe que no puede pedir ayuda a sus hermanas “mayores”, porque también estás siendo extorsionadas, apretadas y saqueadas.

Redacción

El mundo no está loco ni está cambiando tanto como dicen. Solamente se están sucediendo una serie de realineamientos geopolíticos al calor de la consolidación de una nueva alianza de poder real con incidencia global determinante: China + Rusia + India.

Acá no se trata de privilegiar un juicio de valor sobre si nos gusta mucho, poco o nada esta alianza. Cada cual tendrá su posición. Se trata de comprender que existe y que por el momento “convive”, con la otra alianza que hegemonizó al planeta durante prácticamente todo el siglo XX, más allá de los altibajos, vaivenes y disputas anteriores. Es decir, Gran Bretaña, Estados Unidos y Francia – tras esta última corrió siempre la Europa continental en sus distintos alineamientos hacia el interior -. Queda, siempre tan flotante como determinante, Alemania.

Por otra parte, existe una invariante que lleva al menos cinco siglos: la idea para esas potencias líderes mencionadas más arriba, de que tanto África como América Latina – o Nuestra América, o Iberoamérica, o Abya Yala, o como al lector le parezca nombrarla – son fuente de recursos naturales. Tal vez, por el momento, la única potencia que no ha tenido tradición colonialista con nuestros pueblos es la India, dado que fue subyugada al igual que nosotros. Veremos que sucede a futuro.

Yendo al punto de la nota – Venezuela -, queremos compartir con los lectores algunos datos que vienen estando en danza desde la década de 1990. Información que le da sentido a la serie de discusiones que hubo respecto de nuestro hermano país desde entonces, y que han virado en argumentos desde que se desatara el conflicto en Ucrania; y se revitalizaron con la escalada de violencia contra Palestina.

Para ello, daremos cuenta de la información provista por las fuentes, más algunos informes que se han publicado en las últimas semanas.

Algo de coyuntura para entrar en tema

Primero, daremos cuenta de algo importante que está sucediendo en la coyuntura política venezolana. El próximo 3 de diciembre, el país afrontará un plebiscito popular, para consultar la opinión respecto del conflicto por la región de Esequibo. Venezuela mantiene el reclamo de soberanía sobre esa porción de territorio desde el último cuarto del Siglo XIX contra el Imperio británico. Hoy es territorio está en manos de Guyana – ex colonia británica hasta la década de 1960 junto con su vecina insular Trinidad y Tobago -.

Esequibo es un territorio preciado infinitamente por Estados Unidos. Para que el lector tenga un poco de panorama, la zona que abarca la cuenca del río Orinoco, hasta la propia Guyana y las islas de Trinidad y Tobago, contienen la mayor reserva de petróleo del mundo al tiempo que grandes reservas de gas.

El asedio permanente sobre Venezuela en los últimos 25 años – fundamentalmente durante los gobiernos de Hugo Chávez -, no obedecieron tanto al ideario que propugnaba y practicaba el líder; sino más bien, a que en dicho corpus de ideas impulsaba la soberanía política y económica de ese país. Cosa que iba en contra de los intereses que poseen en la región Estados Unidos y Gran Bretaña.

Es más, si Chávez hubiese respondido y protegido tales intereses, podría haber sido el peor de los mal nacidos en este mundo, que igual habría sido respaldado por el eje Atlántico, tal como lo hicieron – y hacen – con otros líderes.

El mencionado referéndum del próximo 3 d diciembre ya reunió manifestaciones contrarias y repudios diplomáticos de Guyana y de Estados Unidos. Como respuesta además, ambos países optaron por el refuerzo de la presencia militar en la región de Esequibo.

El gobierno de Maduro no se quedó callado. En las últimas jornadas, además de las denuncias y condenas internacionales al hecho, se encargó de sostener la postura venezolana respecto del reclamo de soberanía, y sobre la efectiva realización de la consulta popular.

El Estado venezolano viene denunciando hace meses la presencia militar estadounidense en la región, “protegiendo” instalaciones de explotación de hidrocarburos en las costas de Guyana y mar adyacente. Madura va al hueso cuando se refiere al tema: se trata de procesos de desestabilización para el dominio de la región, no sólo contra Venezuela, sino contra todas las naciones independientes del Caribe.

En declaraciones públicas el mandatario fue concreto: “Vienen desarrollando operaciones militares en una zona con ingentes recursos energéticos, que están siendo explotados de manera ilegal por parte de la Exxon Mobil”.

Desde Guyana, mojan la oreja venezolana y apagan el fuego con nafta. La embajadora estadounidense, Nicole Theriot, ratificó que su país y Guyana llevan a cabo una cooperación militar “para potenciar la relación bilateral en materia de defensa”. Por su parte, el primer ministro de Guyana, Mark Phillips, aseguró que “se acabó el tiempo de la negociación” con Venezuela.

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El paraíso energético venezolano

En lo que sigue, daremos cuenta de un buen informe publicado días atrás por el suplemento vinculado a la energía del diario La Mañana de Neuquén. Lo destacable del mismo es la buena recolección de datos ya conocidos – algunos de ellos también publicados por esta redacción en algún momento -. La nota lleva la firma de Silvina Darago y Angie Reyes.

Arrancan con una definición clave: “Venezuela cuenta con la reserva de crudo pesado más grande del mundo”. Por lo tanto, es el potencial mayor proveedor de energía del mundo en un contexto de profunda crisis energética internacional; no por falta de la misma, sino por los diferentes conflictos desatados por los mencionados realineamientos. De hecho, también afirman que las multinacionales petroleras pretenden acceder a la oportunidad de explotar 2.000.000 de barriles de petróleo diarios (bpd), cuya factura quedó acéfala a partir de la secuencia de bloqueos económicos, comerciales y financieros que nuestro hermano país viene sufriendo por parte de Estados Unidos y aliados estratégicos.

Tiempo después a que estallara el conflicto en ucrania y el costo energético comenzara a hacerse sentir, Estado Unidos enunció “alivios” a las sanciones sobre Venezuela. Las mismas se concretaron a partir que Maduro acordó con la oposición el “compromiso a una votación más libre en 2024”. Según el informe citado, el gobierno de Biden “advirtió que la suspensión de sanciones sobre el petróleo y el gas estará vigente seis meses y podría dar marcha atrás en su decisión si no hay avances hacia unas elecciones ‘democráticas’ y ‘no se liberan estadounidenses detenidos en Venezuela’.

Más allá de los que Estados Unidos considera “democrático” o “no democrático”, queda claro que la liberación de sanciones estuvo direccionada a los tres sectores que a ellos les interesan especialmente. Según la fuente, se emitieron “licencias generales que autorizan transacciones que involucran al sector de petróleo y gas y al sector del oro de Venezuela, además de eliminar la prohibición del comercio secundario”.

En criollo: los yanquis quieren asegurarse recursos naturales baratos y abundantes; metálico; y logística.

Supuestamente, la autorización estadounidense a las transacciones con MinerVen, la empresa minera estatal de Venezuela, de acuerdo al Departamento del Tesoro, tendría el efecto de reducir el comercio de oro en el mercado negro. ¿Adivinen quién va a blanquear el mercado?

Asimismo, según el informe, las otras dos licencias “eliminan la prohibición de negociación secundaria de ciertos bonos soberanos venezolanos y deuda de la estatal Petróleos de Venezuela (PDVSA). Sin embargo, sigue vigente la prohibición de negociar en el mercado primario de bonos venezolanos”.

Entre las compañías que invierten en Venezuela se encuentran la propia estatal Petróleo de Venezuela SA (PDVSA), Repsol, ENI, Prodata Energy, Chevron, Aldyl, PBF Energy Inc., Marathon Petroleum Corp, Citigroup, New Stratus Energy, GoldPillar, Valero Energy, Aldyl Argentina y Citgo Petroleum Corp. Todas estarían generando un alza en su nivel de inversiones dentro del país caribeño.

No es para menos, según varios informes de entes internacionales relacionados con el consumo de energía, y del propio gobierno argentino en relación a la “promoción y venta” de Vaca Muerta, se asegura que las inversiones y transacciones se han incrementado en función de que se teme por el corte total de suministro energético ruso a las principales economías de occidente.

Así, la demanda internacional habría aumentado durante 2022, un 1% en todo el planeta. El gas representó el 24% del consumo total y el de petróleo creció en 2,9 millones de barriles diarios, hasta 97,3 millones de bpd. Esto explica bastante el por qué Venezuela es una de las “doncellas” pretendidas por el mundo.

Se dice también que “Venezuela busca impulsar el sector gasífero y así obtener más recursos económicos: los ingresos podrían ser millonarios”. Según las consultoras internacionales citadas en el informe se habla de ingresos potenciales de US$1.500 millones anuales en ingresos para el país. Supuestamente, PDVSA ya firmó contratos con los gigantes europeos ENI y Repsol exportar líquidos de gas natural (GNL).

En cuanto al petróleo, “Chevron se convirtió en noviembre pasado en el primer productor estadounidense en obtener una licencia del Departamento del Tesoro para reactivar la producción de petróleo y reanudar las exportaciones de Venezuela después de una pausa de tres años provocada por las sanciones estadounidenses”; afirma la fuente. Chevron produce el 13% anual del petróleo en Venezuela, y busca ampliarse un 50% más durante 2024.

Hasta acá lo que nos trae el informe de las colegas de “+Energía”. Hay más datos y detalles al respecto en dicho trabajo por si les interesa completar ese segmento.

Para cerrar, levantemos la mirada y observemos el panorama. Estados Unidos aflojando la soga del cuello a Venezuela, pero asegurándose los contratos y licencias más importantes. Al mismo tiempo fomentando el saqueo de la cuenca mediante otra empresa insignia de los yanquis desde Guyana, aprovechándose de la disputa por soberanía de ambos países por el Esequibo.

En criollo, Venezuela está siendo extorsionada y al mismo tiempo obligada a defenderse. Le queda salir del laberinto por arriba.

Para ello, le hace falta el apoyo regional del cual ahora carece. Sin Argentina y Brasil no puede hacerlo.

Ninguna de las dos romperá en “equilibrio” entre China y los yanquis. Ese es el pacto semicolonial con “los grandes”.

Fuente: Gob. Venezuela / Ciudad Caracas / +Energía / Archivo Chasqui Federal

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