A partir de una simple nota radial que escuchamos al pasar, volvemos a toparnos con otro capítulo de la entrega de nuestro comercio exterior y de nuestra soberanía en materia de navegación. El acuerdo con la israelita ZIM y la ruta chino estadounidense.
Por Pablo Casals
Hay impunidades que salen en los grandes medios y pasan desapercibidas. Son recurrentes. Obedecen al marco de cosas “que no se discuten”, y para el o los que lo hagan sobreviene el ninguneo posterior. No sé en cuantos medios van a leer esta noticia y el análisis posterior.
Si las cuestiones de agendas electorales y factores climatológicos no han jugado en contra, durante el día de hoy en el Puerto de La Plata, tendrá lugar un embarque refrigera y contenerizado de carne con destino a China. Hasta aquí, una operación de comercio exterior entre otras que no reviste mayor novedad.
Pero sin embargo, en esta en particular se “blanquean” tal vez distraídamente, algunas lógicas asociadas a la soberanía argentina sobre las relaciones comerciales. Los habituales lectores de estas páginas ya conocen la postura editorial: tal soberanía es meramente simbólica, carente de efectos reales positivos y tangibles.
Vamos al grano porque de otra manera no se entenderá hacia dónde vamos. La semana pasada, en declaraciones realizadas por AM 750 durante una entrevista con la periodista Cynthia García que luego fue también replicada por Revista Trinchera, el presidente del Puerto La Plata (PLP), José María Lojo, confirmó que desde ese enclave portuario se concretará un embarque “directo” hacia Puerto Kingston en Jamaica.
Las operaciones estarán a cargo de la naviera israelita ZIM, cuya propiedad corresponde en parte al Estado de Israel y The Israel Corporation Ltd. Ésta a su vez está integrada por capitales públicos, el Banco Leumi y la empresa Ofer, todas de origen israelita.
Hasta el momento ZIM, había comenzado a operar formalmente en tareas de cabotaje hacia Ushuaia transportando los componentes para las plantas ensambladoras radicadas en la isla junto a Patagonia Shipping Line PSL (empresa argentina asociada UABL, de la cual una de sus subsidiarias posee sede en Bahamas).
Hay un componente crítico aquí. ZIM se insertó en una lógica de transporte que ya de por sí resiente y atenta contra la soberanía logística nacional. La firma realizaba viajes desde Houston, Estados Unidos – base logística yanqui de cara al ingreso hacia el Canal de Panamá –, hasta nuestra capital austral con parada previa en Río Grande do Sul, en Brasil, pasando por alto el antigua ingreso al Puerto de Buenos Aires.
Esta lógica eliminó al puerto argentino de la ruta comercial, y por ende todo rastro de operatoria portuaria nacional. Algo lógico para lo que es el manejo normal y habitual del mercado del flete marítimo. Esta ruta en particular para abastecer componentes chinos, venía siendo manejada por Hamburg Sud, Maersk y Alliance.
La única empresa que operaba con limitada independencia de esa trenza comercial es la propia ZIM que intercala China – Houston – Ushuaia, o bien China – Kingston – Ushuaia.
El lector dirá, ¿qué tiene que ver el traslado de componentes de lavarropas con la exportación de carne? Mucho. Ambos se realizan en contenedores, con la única diferencia que la carne se traslada con mayor refrigeración. Además, el buque volvería prácticamente “vacío” desde Ushuaia, por lo cual cargar 100 contenedores en el puerto bonaerense ahorran costos logísticos en viaje directo a Kingston.
Luego, desde allí, la carga se trasborda y una parte va a Houston y otra a China vía Canal de Panamá. El centenar de contenedores pertenecerían a la empresa ZIM y serán cargados con carne del Frigorífico Gorina.
¿Cómo se hacía hasta ahora todo esto? Lo que referimos anteriormente: cabotaje marítimo y trasbordo a Montevideo, Río Grande do Sul, o Santos; y desde allí hacia los mismos destinos mencionados.
¿Y cuáles serían las impunidades y ninguneos con las que arrancaste la nota? Primero, de la negación constante y a pie junto de la existencia del sistema extorsivo de las navieras internacionales sobre nuestro país y la región. Si a ellas les conviene, hacen “bajar” un barco hasta estas latitudes y bajo sus propias condiciones. Lo que ha cambiado es que para justificar el negocio con Israel necesitar describir el otro sistema que tampoco abandonarán.
Segundo, lo innecesario de la operación. El viaje será La Plata – Kingston, una travesía de 8 a 9 días de navegación; previo a otro viaje de cabotaje de prácticamente la misma duración como el de Ushuaia – La Plata. Argentina podría hacerlo por si mismo, con buques de casco desnudo y contenedores propios, mientras se construye una nueva marina mercante.
Lo grave es la impunidad con la cual se continúa regalando soberanía. ZIM les sirve porque además del flete pone los contenedores. Piezas de escases internacional por estos tiempos, siempre y cuando se atengan a las 6 o 7 multinacionales mayoritarias.
Argentina vuelve a dejar pasar una oportunidad “piloto” para recuperar soberanía. Entre las dificultades descriptas, que datan al menos desde 2016, el país tuvo la oportunidad de construir las cajas y contratar los barcos. La facturación comercial se encargaría del resto.
Sin embargo, se prefiere continuar en la calesita de la dependencia. Esa misma tratar de esconder, pero cada tanto pisan el palito, deben explicarla y se entierran hasta los zócalos.
Fuente: AM750 / Revista Trinchera / ComEx Online y Vessel finder