En el ámbito de la Comisión de Economías Regionales, autoridades del Instituto nacional de la Yerba mate, expusieron datos del sector y explicaron algunos aspectos y factores que inciden en el funcionamiento de la cadena yerbatera.
Redacción
El pasado martes, en el marco de la Comisión de Economías y Desarrollos Regionales de la Cámara de Diputados de la Nación, el presidente del Instituto Nacional de la Yerba Mate (INYM) Juan José Szychowski, señaló aspectos del proceso productivo, y del funcionamiento real de la cadena de valor yerbatera.
El funcionario, se refirió especialmente al arraigo rural de la actividad. Explicó que la base de la cadena está dada por 15.000 tareferos y unos 13.000 productores; y que por tanto deben cuidarse la condiciones para que la actividad se mantenga viva y esos puestos de trabajo permanezcan en el sector. También dijo que el 57% de los productores posee menos de 10 hectáreas (7.500 tienen menos de 10 ha y 4.500 menos de 5 ha).
Destacó por otra parte, los resultados de la resolución 170/21 destinada a la actividad. A través de ella se intentó una distribución equitativa de nuevas plantaciones, lo que facilitó a los productores poder implantar hasta 5 hectáreas por año; o realizar el replante del 2% de la superficie declarada, o directamente reemplazar plantas muertas.
En cuanto al territorio total afectado en Argentina ala producción de yerba mate, Szychowsk explicó que alrededor del 85% se localiza en la provincia de Misiones; y el resto en el Noreste correntino. Añadió que el crecimiento de la actividad y la cadena productiva, se sustenta a partir de la distribución de la producción en pequeños y medianos chacareros. La asociación de estos en sistemas cooperativos a traído mayores beneficios a ellos; a la actividad y al reflejo social, que lo arrojado por las empresas que en forma privada integran verticalmente todos los eslabones de la cadena.
Es aquí donde los directivos del INYM explicaron claramente, que dicha integración vertical debe ser limitada en su acción y dimensión, porque es la manera en que pueda evitarse desde los marcos legales vigentes, la importación de yerba canchada desde Brasil o Paraguay, para abastecer la industria y por ende el mercado interno.
Según explicaron, en los depósitos de los establecimientos yerbateros existe stock suficiente para abastecer el consumo interno y la exportación durante doce meses; aclarando que el potencial de la cadena puede reducir el margen de maniobra hasta los 8 meses. Es decir, un tercio del año. Por lo tanto poder mantener el ciclo en el ritmo actual es beneficioso para todos los actores intervinientes.
A esto, los referentes del Instituto hicieron especial hincapié en el desempeño de las áreas de fiscalización y control de calidad, tanto de las plantaciones, las diferentes etapas de proceso, almacenamiento y elaboración; como así también de los volúmenes de yerba importados. Respecto del comercio exterior y lo destinado a otros mercados, manifestaron que mantener las ventas es uno de los desafíos al tiempo que se trabaja “en la incorporación de tecnología para abordar otras formas de consumo, como ser las bebidas energéticas con un producto natural como la yerba”.
Por último, Szychowski señaló que el INYM, con una recaudación que proviene del estampillado, canaliza la asistencia por medio de diversos programas destinados a toda la cadena yerbatera; pero especialmente al segmento más vulnerable de la misma como los pequeños productores y los tareferos. Así, detalló la entrega de más de 3.000 herramientas de trabajo, donde se incluyeron tijeras comunes y electrónicas, motosierras, motoguadañas, carros, guinches, tanques para reserva de agua, motobombas. Asimismo, superaron los 1.800 equipos de indumentaria para tareferos entregados; y 1.300 becas estudiantiles – entre secundarias y universitarias – destinadas a hijos de productores y de trabajadores de la yerba mate.
Por otra parte, destacaron el convenio firmado con el Gobierno de Misiones para dar cobertura de salud a través del Instituto de Previsión Social a 4.500 productores con menos de 5 hectáreas. A estos pequeños productores se los asiste con la cobertura médica que incluye tanto al sector estatal como privado del sistema sanitario.
Fuente: Cámara de Diputados de la Nación / INYM