Recetas simples y remedios naturales. Buenos, bonitos y baratos. Animate, buscá, juntá, prepará, comé y saná. Hay un ajo que no deja verse en los mercados, porque le gusta andar por las calles. Tanto que en general no se lo asocia con su pariente más cercano. Pero, acá lo agarramos en un pan.

El Editor Federal

El ajo silvestre está por todos lados. Se lo encuentra en los baldíos, orillas de ríos y arroyos, veredas y jardines de vecinos.

Nunca está demás juntar un ramito con bulbos incluidos y plantarlos en un tarro cualquiera, maceta, lata. Cualquier cosa viene bien para que esta hierba crezca.

Ornamentalmente es bella, llama la atención. No es abrumadora y siempre pone el detalle verde/blanco, si apoya la lata de durazno en la ventana, o tiene un canterito en el patio, o una maceta en el balcón.

Pero lo mejor de todo es que también es comestible. Va bien para ensaladas, carnes, salsas, masas y panificados. De eso se trata la receta de hoy.

Antes de pasar a la receta de hoy, permítannos unas líneas para agradecer al grupo Cocina Salvaje*, por permitirnos difundir este material que llega a ustedes por la producción de Patricia Mina**.

Para nosotros es importante poder divulgar el potencial alimenticio, curativo y también gastronómico que poseen los árboles y plantas silvestres; sean autóctonas y naturales de nuestro país o región, como así también las que han ido trayendo las distintas corrientes migratorias, y se adaptaron a nuestro suelo.

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PANCITOS HOJALDRADOS DE AJO SILVESTE

Ingredientes

– 400gr, harina de trigo

– 40cc, aceite de oliva

– 1 huevo (para la versión vegana, reemplace por 55cc de agua)

– 5gr, sal

– 140cc, agua tibia

– 2 a 4 tazas (a gusto), hojas de ajo silvestre picadas

– Cantidad necesaria, almidón de maíz

Procedimiento

– Mezcle en una taza el agua, el huevo y la sal.

– En un bol coloque la harina y dispóngala en forma de corona. En el centro agregue la mezcla de huevo y el aceite. Integre.

– Amase durante unos 10 minutos, hasta lograr un bollo liso. Envuélvalo en un papel plástico y deje reposar durante al menos 2 horas.

– Fraccione la masa en 4 partes.[1]

– Espolvoree la mesada con almidón y estire la masa con un palote hasta llegar a un grosor de medio milímetro aproximadamente, cuanto más fina mejor. Agregue almidón donde sea necesario para que la masa no se pegue a la mesada ni al palote.

– Distribuya sobre la superficie un cuarto de las hojas picadas, y enrolle para formar un tubo.

– Corte un trozo de unos 5 cm y colóquelo verticalmente. Espolvoree las superficies con almidón y estírelo con el palote hasta obtener un disco de unos 5mm de grosor (vea la foto del armado). Vaya estirando los trocitos a medida que cocina los panes.

– Sobre una plancha o una sartén de chapa precalentada (sin engrasar), coloque la pieza obtenida y cocine sobre fuego fuerte durante uno o dos minutos (la superficie habrá cambiado de color, con aparición de burbujas). Dé vuelta el pan y cocine unos 30 segundos más o hasta dorar.

– Opcionalmente puede cocinarlo frito en lugar de a la plancha.

– Continúe hasta usar toda la masa.

NOTA

[1] Esta masa puede congelarse y descongelarse sin problema; una receta rinde unos 28 pancitos del tamaño de panqueques, tenga esto en cuenta por si prefiere guardar masa para otro momento. Siempre debe estar envuelta en papel plástico.

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*Puede conocer más de Cocina Salvaje en sus redes sociales. Participe también del grupo de discusión «Cocina salvaje – recetas e identificación», donde exploramos el potencial culinario de las plantas silvestres y otros ingredientes no convencionales.

** Patricia Mina es colaboradora permanente de Chasqui Federal Noticias. Preside la Asociación de Cosmética natural Argentina (ACNA); y realiza trabajo de CM en múltiples ámbitos.

Fuente: Cocina Salvaje