La secretaria de Energía de la Nación y el Gobernador de Rio Grande do Sul, anunciaron el fin de semana un proyecto “fabuloso”: mandar por doble vía el flujo del gas de Vaca Muerta a Brasil para fortalecer su industria.
Por Pablo Casals
De a poco va calzando pieza por pieza del proyecto que motoriza al Gasoducto “Néstor Kirchner” (GNK). Esta redacción viene siguiendo el asunto desde que a mediados de 2021 comenzó a hablarse firmemente de la construcción del ducto.
A todas luces, el GNK es una obra de infraestructura fundamental para la matriz energética nacional. No estamos en contra de su realización. Sí, objetamos sus fines. Las provincias del NEA carecen de red de gas natural en grandes porciones de territorio, o donde llega, es absolutamente insuficiente. El complejo industrial carece de energía barata y abundante para poner a rodar la maquinaria instalada; que es insuficiente pero siempre es mejor que esté activa y no parada al no poder competir contra la importación.
Peor el proyecto gubernamental corre por otro carril: abastecer de gas a nivel domiciliario en los grandes centros urbanos, y principalmente, abastecer al complejo industrial de Sao Paulo, Brasil. La geopolítica angloasiática de la multipolaridad, ha designado a esta ciudad como el centro manufacturero de América del Sur, y hacia allí, tarde o temprano deben llegar las materias primas y los recursos energéticos. El resto del subcontinente pasará a convertirse en proveedor barato y periférico del núcleo paulista.
Pero los rompecabezas se arman pieza por pieza. Primero hay que terminar el GNK. La segunda etapa unirá Salliqueló con San Jerónimo (al suroeste del gran Rosario). Allí se acoplará con los gasoductos que gestiona Transportadora Gas del Norte (TGN). Luego sumará volumen de gas al ducto de “exportación e importación” Aldea Brasilera – Uruguayana: caño que parte desde la localidad al sur de la ciudad de Paraná en Entre Ríos, atraviesa en diagonal toda la provincia, y desde Paso de los Libres – Corrientes, cruza el río Uruguay hasta la localidad brasileña.
Desde la Secretaría de Energía de la Nación (SEN), aseguran que las obras de infraestructura significarán para Argentina un “cambio cualitativo en su balanza energética, ya que permiten garantizar el abastecimiento interno a precios competitivos y contar con un horizonte de saldos exportables”. Sin embargo, no se conoce el plan de ampliación de flujo energético hacia nuestras industrias locales. La propaganda oficial, gira en torno al consumo domiciliario y a las ventas externas.
La responsable de la cartera, anunció durante el pasado fin de semana que la línea de trabajo que desarrolla la SEN, es la de “profundizar la integración energética con los países vecinos, con Chile, Bolivia, Brasil, Uruguay y Paraguay, tanto en materia de energía eléctrica como también de gasoductos”. Eso lo dijo en el marco de la visita del gobernador del Estado brasileño de Río Grande do Sul, Eduardo Leite, quién vino a pedir condiciones para canalizar gas por el ducto Uruguayana – Porto Alegre.
Royón explicó que el GPNK “posibilita el aumento de la capacidad de evacuación de Vaca Muerta”, y se alimentará a Brasil de gas argentino por dos vías. Por un lado la famosa obra de reversión del gasoducto del Norte, que a la pasada llevará el fluido para las provincia del NEA, para luego pasar a Brasil “utilizando la infraestructura preexistente en Bolivia”.
La otra vía de conexión con los paulistas es la mencionada párrafos arriba. De allí que se espera que durante el mes de septiembre se licite el tramo Salliquieló-San Jerónimo.
Leite fue clarito: “Desde nuestro Estado nos interesa que el gas pueda ir desde Uruguayana a Porto Alegre. Por eso estamos aquí con el equipo de gobierno y de la embajada, con gran interés en el desarrollo de todos los proyectos que brinden seguridad energética para la región, especialmente el gasoducto”.
Seguridad energética: un sinónimo de entrega de los recursos naturales estratégicos al servicio del desarrollo de otras latitudes.
Fuente: Secretaría de Energía de la Nación