Compartimos la siguiente nota donde se describe, analiza y evalúa, tanto la historia de nuestra hermana isla del Caribe y su relación con la caña de azúcar, su explotación e industrialización. Es decir, un recurso natural clave en la producción de alimentos y en los cambios tecnológicos en materia energética.
Redacción
Las potencialidades de la caña de azúcar y del sistema agroindustrial cañero son colosales, pese al grave deterioro económico-productivo que registra en la actualidad. El efecto multiplicador económico, social, territorial, energético, generador de fondos exportables y sustituto de importaciones de la agroindustria azucarera es de gran magnitud. En el crítico escenario actual, puede contribuir a la solución de tres grandes problemas que enfrenta, no solo Cuba, sino la humanidad en su conjunto: la producción de alimentos, el déficit energético y la preservación del medioambiente.
No obstante la situación deprimida que presenta en el caso cubano, la evolución histórica-económica y social de este sector ha dado lugar a una cultura sustentada en una importante y sólida base de saberes.
Esto constituye una valiosa premisa que contribuye al desarrollo de una economía apoyada en el conocimiento tecnológico trasladado de generación en generación y fortalecido por los resultados científico-técnicos y de innovación. De modo que la infraestructura de la agroindustria cañera y su impacto económico-social-territorial es un factor de gran importancia que hay que tener siempre presente.
El grado de deterioro tecnológico que presenta en Cuba, a lo largo de su encadenamiento productivo, parte desde la producción agrícola de la gramínea, eslabón fundamental de todo el proceso.
En los últimos años la producción de caña y por supuesto de azúcar ha registrado descensos significativos precisamente en sus pobres cosechas anuales, donde se manifiesta de forma acentuada el grado de obsolescencia tecnológica en cuanto al equipamiento, maquinaria, infraestructura y logística.
La industria procesadora (central azucarero), de igual forma registra desgaste y atraso tecnológico. De modo que aprovechar su capacidad industrial para producir anualmente 4 millones de toneladas de azúcar requiere de modernización, una empresa que necesita de financiamiento externo.
Hay que decir además que la baja disponibilidad de caña, y el desgaste industrial y logístico, ponen en riesgos los objetivos de incrementar su participación en la generación de energía renovable situada para 2030, donde la biomasa dentro de sus aspiraciones pretende alcanzar una participación del 14 %. Ello requiere de un fuerte proceso inversionista en todo el sistema agrícola industrial cañero del país.
Economía Diversificada
Desde 1959 y hasta principios de los años noventa del siglo pasado, la economía cubana se caracterizaba por ser mono productora y mono exportadora, donde la producción de azúcar desempeñaba un papel determinante, en la conformación del PIB y de los ingresos casi exclusivos de las exportaciones del dulce con destino al hoy ex mercado socialista de Europa del este.
Sin duda la economía cubana demandaba un proceso de diversificación en sentido general, por cuanto registraba una alta vulnerabilidad y era necesario el surgimiento de otros sectores.
El desarrollo del turismo y la biotecnología favoreció la diversificación, pero en modo alguno se justifica el detrimento de un sector consolidado, como el agroindustrial cañero.
Además, estos nuevos sectores que emergieron presentan sus vulnerabilidades, por ejemplo la industria turística resulta en extremo sensible a desastres naturales, conflictos bélicos o epidemias que traspasan fronteras, como quedó evidenciado con la pandemia mundial de covid.
De igual forma la industria biotecnológica suele ser altamente especializada y exigente en sus parámetros, pues las CGVE (Cadenas Globales de valor Externa) acostumbran dominar el mercado internacional, resultando en extremo difícil penetrar en el mismo, aun disponiendo de productos resultantes totalmente novedosos e inclusive únicos.
Por lo general requieren buscar vías de inserción, cómo encadenarse, lo cual no siempre se puede lograr en un corto periodo.
El mercado internacional
Los precios del azúcar tanto crudo, como el refino se han mantenido al alza. Tomando como referencia el período entre el 4 y 18 de agosto de 2022, se movieron entre 17.55-18.24 centavos libra, lo cual representó una ganancia de 0.69 centavos USD, por libra. A la vez un incremento de 1 520.0 USD por tonelada.
Inclusive permanecen altos aún en Nueva York y Londres, pese a estimados de un excedente global de este producto para la temporada 2022 – 2023.
Los factores que han incidido en los precios incluyen el déficit mundial de sacarosa en la temporada 2021/22 (el cual se viene reduciendo), compras especulativas de fondos de inversión y la caída de la producción de azúcar en Brasil. Además, un mayor desvío de caña para producir etanol en ese país suramericano.
Los costos del dulce han estado altos durante más de un año, según fuentes de los mercados. Las elevadas cotizaciones brindan incentivos para expandir la producción de caña y están aumentando considerablemente por los altos precios de la energía, los productos químicos y los fertilizantes a nivel mundial, lo cual preocupa a agricultores y a la industria.
Basándose en los precios de los fertilizantes de febrero/marzo de 2022, los productores apuntaron que los costos se han incrementado entre un 15 % y un 27 %, dependiendo de los países.
Se muestra preocupación ante la posibilidad de que estos productos escaseen. Estos problemas se suman, añadieron, a los ya existentes como la disminución de la superficie plantada y el cambio climático, entre otros.
De acuerdo con las previsiones presentadas por los expertos en la última reunión del Observatorio del Mercado del Azúcar de la Unión Europea, en mayo pasado, tanto los precios como el consumo se muestran muy volátiles desde la guerra Ucrania-Rusia. Las cotizaciones subieron desde el comienzo del conflicto y se han mantenido en niveles altos debido a la escalada del precio de la energía y a la incertidumbre en el mercado.
Como consecuencia del precio de la energía cabe esperar que se destine más azúcar a la producción de etanol no solo en Brasil sino también en la India. Según expertos, un ascenso de la cotización del petróleo estimula a los ingenios a desviar más caña de azúcar a la fabricación de alcohol etílico
Sin embargo, analistas coinciden en la posibilidad de que las cotizaciones de ese alimento aumenten aún más, pese a las previsiones de un superávit del endulzante para la temporada 2022/23, impulsadas por los factores mencionados.
El caso de Cuba
En los últimos años la producción de caña y por supuesto de azúcar ha registrado descensos significativos. En la pasada zafra 2021-22, molieron unos 29 centrales azucareros (de 56 existentes), los montos de producción de azúcar se estiman en unas 600.000 toneladas métricas, niveles ya alcanzados en época de la colonia española.
En la próxima zafra 2022-23, se prevé que tan solo 23 centrales azucareros puedan moler y se pronostica una producción de azúcar de unas 400.000 toneladas, inferior a lo alcanzado en la zafra anterior, todo ello dado por la baja disponibilidad de caña.
Los incumplimientos de los niveles de siembra e incremento de las áreas ociosas, comprometieron los resultados de la pasada zafra y también impactarán a la baja los resultados productivos en la zafra 2022-23.
Se trata de una agroindustria montada sobre una tecnología extensiva, de altos insumos (fertilizantes, herbicidas, combustible), ante una economía deprimida con pocos recursos financieros y alta dependencia alimentaria externa.
Evidentemente la agroindustria cañera, no ha constituido una prioridad en el destino de las limitadas divisas disponibles. Tampoco lo han sido las formas y vías novedosas para la atracción de la inversión foránea.
De igual forma poco se ha avanzado en busca de un tránsito hacia una agricultura agroecológica, que pudiera sustituir los elevados insumos de agroquímicos por lo general importados. Sin duda ello conlleva, a un re análisis de las escalas productivas actuales y de los métodos de gestión económico- productivo.
Sugerencias
-Se requiere examinar la forma organizativa, el funcionamiento de la estructura que se identifica como AZCUBA, (anterior Ministerio de Azúcar), por parte de un equipo constituido por expertos, académicos, integrantes de institutos de investigaciones, funcionarios y universidades, a fin de precisar si es capaz, o no, de dar respuesta a las exigencias y transformaciones que necesita la agricultura cañera.
Este examen debe incluir vínculos, encadenamiento con la agricultura, ganadería, y la industria procesadora, entre otros. Además tiene que analizarse en su contexto, es decir en el municipio, tener en cuenta su interacción con las demás actividades económicas del territorio.
-La industria (central azucarero) y sus diferentes bases productivas agrícolas cañeras tributan materias primas y se encuentran en el municipio, eje central de las transformaciones actuales. Ellas deben estar asociadas o correlacionarse e interactuar, de una forma u otra, con las restantes formas productivas de la agricultura, ganadería e industria procesadora de alimentos.
Sin duda la agroindustria de la caña de azúcar forma parte indisoluble del desarrollo económico de la nación y encierra importantes potencialidades que pueden contribuir al fortalecimiento del sector agroalimentario, reducir importaciones de alimentos, atenuar el déficit energético e incremento de los ingresos por exportaciones.
* Artículo escrito por el economista Armando Nova, del Centro de Investigaciones de la Economía Internacional. Universidad de La Habana.
Fuente: Rebelión