Tanto el INTA, el INA y la CONAE están trabajando para recuperar la cuenca del río Colorado. Hacen lo que pueden con todo en contra. Cinco Gobernadores, un par de docenas de intendentes y un número impreciso de empresas agropecuarias y mineras resuelven sobre el caudal, mientras Israel cumple lo acordado con De Pedro y Estados Unidos nos avisa desde el Comando Sur que el agua es de su interés.

Redacción

Días atrás se dio a conocer un importante estudio sobre una de las cuencas hídricas más importantes que posee nuestro territorio nacional: el río Colorado. La misma atraviesa cinco provincias: Mendoza, Neuquén, La Pampa, Río Negro y Buenos Aires.

Del trabajo participaron la Comisión Nacional de Actividades Espaciales (CONAE), el Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria (INTA), y el Instituto nacional del Agua (INA). Y su objetivo fue el de investigar su caudal y obtener información de cara a desarrollar una propuesta sostenible del mismo, ya que el 98% de la demanda de agua hacia esa cuenca a lo largo de su recorrido, se destina fundamentalmente a la actividad agropecuaria.

Según el informe, a través de un periodo delimitado en los últimos 12 años, y con alto balance se sequías, se advirtió que, la cuenca registró una caída de hasta 60% en la oferta hídrica. Los trabajos ahora se concentran en conocer la hidrología de la cuenca alta (en su naciente, la cordillera) para planificar los usos y el aprovechamiento que se le da al agua y desarrollar políticas públicas.

Desde INTA explicaron que “la nieve que se acumula durante el otoño y el invierno en la cuenca alta del río Colorado es la fuente de abastecimiento del agua para toda esta cuenca, que comparten Mendoza, Neuquén, Río Negro, La Pampa y Buenos Aires”. El 98% del consumo de agua es para los cultivos irrigados. El mayor desarrollo de agricultura bajo riego se ubica en el valle bonaerense del río Colorado (hemos hablado reiteradas veces de COIRCO), con una extensión de 78.000 hectáreas, seguido por la provincia de La Pampa, con 12.000 hectáreas.

A nivel histórico, el río Colorado registraba un derrame anual promedio en aguas del Océano Atlántico de 4.400 millones de metros cúbicos (m3). Es decir, cercano a los 140 m3 por segundo. No obstante, en los últimos 12 años se registraron derrames por debajo del promedio, de entre 1.600 y 3.600 millones de m3.

La disminución detectada equivale estimativamente, a una reducción del 50% de su caudal. A ella se suma el factor humano: incremento exponencial de la demanda de agua para uso productivo y habitacional, por crecimiento de la población y de las tierras bajo riego. El 98% de la demanda de agua se destina a las áreas cultivadas.

Desde el INA, se está haciendo foco en este aspecto de cara a obtener información certera para conocer cuánto nieva, cuándo empieza el deshielo y qué volumen de agua vamos a tener durante el año. Si bien el INTA comenzó a trabajar en esta temática en 2013, atendiendo las demandas del territorio y con el objetivo de generar conocimiento sobre la hidrología en toda la cuenca. En 2021 realizaron las primeras líneas de investigación en cooperación con el INA.

Es decir; no es que el Estado nacional, estaba en ascuas respecto de la dinámica del Colorado, sino que tuvo que trabajarse en la actualización de bases de datos de precipitaciones y del caudal del río; evaluando sus variaciones anuales e interanuales con información de estaciones meteorológicas e hidrológicas. El aporte de la CONAE desde los datos satelitales ópticos y de radar, contribuyó para estimar parámetros de la cobertura de nieve en la cuenca alta del río. Específicamente, el equivalente en agua de nieve y el momento en el cual la nieve empieza a fusionarse.

Desde la CONAE, se especifica que la importancia de los datos satelitales para el estudio de la cuenca, radica en que a diferencia de las estaciones de medición ubicadas en el terreno, los satélites permiten obtener información pixel a pixel de todo el área de estudio, para medir diferentes parámetros de la nieve y del caudal del río, y generar estadísticas. El radar del SAOCOM puede confeccionar mapas de nieve con una resolución espacial de 10 metros, lo cual representa una mejora respecto del sensor MODIS, a bordo de los satélites Terra, que cuenta con una resolución de 500 metros. Los SAOCOM además, interactúan con la superficie de la Tierra de tal modo que permite obtener parámetros de utilidad como el equivalente de nieve en agua.

En criollo, la información satelital se corrobora con los datos de las estaciones meteorológicas, de caudal y nivológicas, ubicadas en la alta montaña (a más de 2500 metros de altura). Pero la ventaja de los satélites radica en que, mientras cada estación arroja datos de un sitio puntual (hay solo cuatro estaciones nivológicas distribuidas en una cuenca de 13.900 km2), la imagen radar del SAOCOM permite cubrir toda el área y determinar, cuadro por cuadro, dónde comienza el proceso de fusión de la nieve.

El procedimiento permite estimar desde el contenido de humedad en el pack de nieve en los meses de primavera, la fecha en la que comienza el proceso de fusión (derretimiento), y a partir de esos datos, inferir el momento en el cual el agua va a estar disponible en los ríos”, señaló Salcedo.

Finalmente, el informe destaca que la situación de la cuenca del río Colorado es muy similar a todas las cuencas que tienen su naciente en el centro oeste de nuestro país, donde la posibilidad de desarrollo de estas regiones depende de la disponibilidad de agua que fluye por los ríos y de la nieve que se acumula cada invierno.

Hay un factor político en el cual el documento no se mete: la demanda de agua con destina de producción obedece a una modalidad de producción y planificación de la misma. La utilización del recurso es discrecional y potestad de cada provincia o región distrital – cosa que acarrea los distintos conflictos que atraviesan la cuenca desde hace décadas -, por lo cual la situación es reversible.

Sólo se necesita el abordaje de la gestión de la cuenca con un criterio central y unificado. No puede dejarse en manos de los gobernadores, intendentes, o específicamente, los propietarios de las tierras aledañas al río.

El agua es un factor estratégico de alcance mundial; un elemento de poder territorial y geopolítico. Ya lo avisó la Jefa del Comando Sur estadounidense, y la Embajadora de Israel en Argentina, cuando de la mano con el Ministro Eduardo De pedro, anunciaron que se entregaría información y acceso a ese país, para que se elabore un plan de gestión del recurso hídrico.

No es un chiste. No es aburrido informe técnico. Es política imperial.

Fuente: ArgentinaGob / INTA / Archivo