El partido liberal conservador español Vox, realizó en Madrid una convocatoria mundial, a la que acudieron referentes internacionales del sector. Hubo presencias físicas y por plataforma multimedia. Argentina también tuvo su representante.
Redacción
La socialdemocracia global se horroriza ante el conservadurismo global. Durante el fin de semana, estos últimos se juntaron en Madrid; y fueron felicitados por todos los personajes del espectro. Por ejemplo: el expresidente de Estados Unidos, Donald Trump, participó por sorpresa a través de un video grabado en el que elogió a Vox – la formación que en España lidera Santiago Abascal. Con un discurso que apeló a la defensa de las fronteras y de la agenda conservadora, fue aclamado por los miles de simpatizantes reunidos.
También participaron en las pantallas de la convención, la reciente vencedora de los comicios italianos, Giorgia Meloni, y el primer ministro de Hungría, Viktor Orban. Por su parte, el primer ministro de Polonia, Mateusz Morawiecki, participó de manera presencial, pronunciando algunas palabras en español.
Desde Argentina, Javier Milei brindó un efusivo discurso, donde afirmó cosas tales como “esto no es para tibios”, o “somos superiores productivamente, superiores moralmente”. No estuvo Bolsonaro, quién debe estar muy ocupado con la campaña hacía el balotaje brasileño de fin de mes.
El liberalismo conservador ha ganado repercusión en la última década en Europa y Estados Unidos, y por ende, en varios países semicoloniales. De hecho, Brasil está gobernado por Bolsonaro y en Argentina ha cobrado relevancia pública, Javier Milei que aspira a ser presidente el próximo año.
El cielo moderno de este sector político parecieran ser los Estados Unidos postulados por Donald Trump, o la Gran Bretaña de Boris Johnson; más allá de las continuas alusiones a consignas nacionalistas cruzadas con postulados netamente liberales que a priori se contradicen.
Sucede que ocurre lo mismo que con la denominada “izquierda”. La no se trata de identificar con ese sector a partidos o frentes políticos ligados o asociados al marxismo; más o menos alejados de las viejas banderas de la URSS y sus aliados. Mucho menos, “izquierda” está asociado a lo que desde Argentina – y desde Centro y Sud América – denominamos Movimientos de Liberación Nacional.
Hoy por hoy, “izquierda” parece ser igual a social democracia. Es decir, el “liberalismo bueno”; el progresismo. Lo que antes se denominaba “centro”.
Con la “derecha” pasa lo mismo. Ya no son predominantes los sectores absolutistas, oligárquicos, que postulaban sociedades de castas y superioridad racial. Salvo algún exabrupto como los habituales de Milei – que no cree en ellos -, las “derechas” de hoy tiene más que ver con los conservadores del siglo XX, que eran considerados “tibios” por sus retrógrados contemporáneos.
Todo lo demás es propaganda: si tomamos los ejemplos que fueron o son gobierno como Trump, Johnson y Bolsonaro; veremos que es un “nacionalismo” propagandístico-mediático. A la hora de los tantos, sus actos de gobierno beneficiaron a las empresas multinacionales, fueran de sus propias banderas o foráneas. En criollo, capitalismo global full-full nunca taxi.
Para el caso de los que han ganado elecciones – como la italiana Meloni -, o los que pretenden hacerlo – Abascal, líder de Vox, o Milei en Argentina – , tiran al aire consignas parecidas.
Por un lado, apelan a un nacionalismo a ultranza y redondean la propuesta con mayor apertura a la concentración capitalista. Por el otro; hablan de libertad absoluta y superioridad moral desde países capitalistamente subordinados y serviles a los imperios del momento y su división internacional del trabajo. El mismísimo Milei sabe que su modelo de país, sólo beneficiaría a 100 personas, entre las cuales él no estaría.
En fin…
Esta redacción espera que los simpatizantes de este ideario, o los que se sienten atraídos por la propaganda de estos sectores, puedan identificar que lo que ellos plantean no es un “nacionalismo protector del pueblo”. De la misma, que pretendemos que los socialdemócratas entiendan que por más que se autoperciban de otra manera, son liberales y defensores del capital.
De nuevo: en fin… ya estamos jugados.
Fuentes: EuropaPress / Rusia Today / ANSA