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El crimen no paga. A raíz del escándalo de los distintos “hackeos” a las cuentas de funcionarios de alto rango de los tres poderes de la República y los posteriores escándalos ventilados en los medios masivos de comunicación, pareciera que el ENACOM, obligaría a las operadoras de servicios a proteger la intimidad y el dominio privado de sus abonados.

Por Pablo Casals

Aún no hay papeles firmados sobre el asunto, pero todo indicaría que el Ente Nacional de Comunicaciones (ENACOM) obligaría a las operadoras de telefonía móvil, a proteger la identidad e información personal de los usuarios y abonados a los servicios. En criollo, algo que parecía obvio, evidentemente no lo era.

Así, y según lo anunció por radio el vicepresidente del Ente, Gustavo López, se obligaría a las empresas prestadoras del servicio a modificar sus sistemas de seguridad y adoptar el reconocimiento biométrico (facial) a la hora de requerir una nueva tarjeta SIM por hurto o sustitución, con el objetivo de evitar los casos de robo de identidad y hackeo. La Resolución sería publicada en el Boletín Oficial, más tardar, la semana que viene.

El asunto se puso sobre la mesa, porque se ventilaron públicamente, información y datos relativos a las actividades de varios altos funcionarios de los tres poderes. Menos mal que eso aconteció: el “ciudadano de a pie”, está expuesto a esas maniobras desde que el servicio se ofrece al público, sin reacción expresa del ENACOM.

Según el diario Página 12, el mecanismo, aparentemente es el siguiente: se aplica el “SIM Swap”; método de robo de datos e identidad que se realiza aprovechando la falta de seguridad de los operadores móviles a la hora de solicitar una nueva SIM; es decir el chip del teléfono. Para hackear, los “despiadados delincuentes “, utilizan una tarjeta SIM en blanco – que obtendrían “mágicamente” a espaldas del ENACOM y las empresas-, y se comunican con la operadora para denunciar un supuesto robo o pérdida de la tarjeta.

Como las operadoras no suelen comprobar fehacientemente la identidad porque son “buenas” y no conciben que en el mundo exista tanta maldad, los datos requeridos -como el domicilio, fecha de cumpleaños, número de documento o nombre- pasan a ser de fácil acceso.

Los atacantes, que son muy inteligentes y malísimos, logran finalmente “engañar” a las compañías para que le asigne la línea telefónica de la víctima a la tarjeta SIM en blanco. Así, el maleante, no solo puede recibir las llamadas y mensajes de texto de esta, sino que puede activar WhatsApp y otras aplicaciones de mensajería validando el número telefónico, y reestablecer las contraseñas de otras plataformas, si el método de verificación por SMS está activado en estas.

Según López, la jueza Servini, interviniente en las denuncias de escándalo público, le ha solicitado al ENACOM que “obliguemos a las empresas a buscar otros mecanismos para garantizar la seguridad de sus clientes”. De allí que aparentemente, se requerirá el conocimiento facial o cualquier otro método de índole biométrica.

Por lo tanto, sean buenas niñas y niños, y de ahora en más, a poner la jeta en lo posible sin filtro. El crimen no paga.

No es para risa el asunto, pero hay que reírse.

Fuente: Página 12

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