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Fuentes Seguras. La guerra de las tierras raras

China pretende limitar la exportación de tierras raras. Por qué. Qué son, para qué sirven. Cómo influirá la decisión sobre Occidente. Semiconductores y armamentos. La inversión estatal, la educación y la investigación científico técnica. El proceso: La trampa de Tucídides.

 Por Gabriel Fernández *

¿Cuán raras son las tierras raras? Ya veremos. Por lo pronto, es preciso saber que el asunto no es cuestión de fuerza, sino de maña.

China está analizando límites a la exportación de esos elementos. Se trata de minerales de uso indispensable para la industria tecnológica y de defensa. Resultan básicos para elaborar semiconductores, equipos de comunicación, aviones de combate, vehículos eléctricos, rayos laser, celulares, motores, turbinas, discos duros, radares. Más cosas.

Es que las tierras raras son factores que alimentan la computación cuántica y la inteligencia artificial. Los asiáticos, como los norteamericanos, ya saben que esas llamativas creaciones de alta tecnología no van a conquistar el planeta ni a eliminar al ser humano por su propia decisión. Son aprovechadas por quienes las desarrollan, y las programan.

Se ha dicho que La tierra tiene música para los que saben escuchar. Este narrador incluye una consideración algo herética para los naturalistas: La música que genera el ser humano lo pone al lado de los dioses.

RARA, COMO ENCENDIDA. Pocos días atrás, en Beijing, los ministerios de Comercio y de Ciencia y Tecnología lanzaron la advertencia. Sucede que tierras raras hay en varios lugares, pero el territorio chino lleva la delantera y, sobre todo, posee el mejor conocimiento técnico para su extracción. Pues no se las encuentra puras sino enlazadas con otros minerales, de los cuales hay que separarlas.

De qué se trata. Anónimas para gran parte de la humanidad, estas tierras constituyen una serie de 17 elementos de la tabla periódica. El ministro de Ciencia y Tecnología, Wang Zhigang, explicó que “Aunque algunas sí son efectivamente raras, el nombre se refiere más a la dificultad a la hora de separarlas en metales nativos, como se puede encontrar en la naturaleza la plata nativa. Pero estos minerales se encuentran en todo el mundo”.

Acá están, estos son

Escandio (Sc)

Itrio (Y)

Lantano (La)

Cerio (Ce)

Praseodimio (Pr)

Neodimio (Nd)

Promecio (Pm)

Samario (Sm)

Europio (Eu)

Gadolinio (Gd)

Terbio (Tb)

Disprosio (Dy)

Holmio (Ho)

Erbio (Er)

Tulio (Tm)

Iterbio (Yb)

Lutecio (Lu)

Lindos nombres para bautizar a un pibe ¿no? Bueno, algunos se emplean con ese objetivo. Lo cierto es que salvo a Walter White (y a los expertos asiáticos), la irrupción en el debate de semejantes elementos sigue causando estupor. Hasta poco tiempo atrás, el análisis político internacional carecía de registro; no sólo de su utilidad, también de su existencia. Ahora percibe, con dificultad, su trascendencia.

En el pasado Sudáfrica, Brasil y los Estados Unidos fueron regiones de extracción de estos materiales; con la llegada del siglo XXI el emerger del coloso modificó el panorama. Hoy, China ha logrado liderar el rubro con el 80% de la producción mundial de tierras raras, extrayéndolas principalmente de sus depósitos en Mongolia. Le sigue Australia, con el 15% de la producción mundial. En la potencia del Norte, sólo Donald Trump comprendió su valía y ordenó expandir su producción. Pero llegó tarde.

ESOS RAROS PEINADOS NUEVOS. La situación es delicada: mientras Europa se debate en la recesión ante la caída en el abastecimiento de combustible originado en la Federación de Rusia y en la restricción del vínculo con el principal comprador externo, la República Popular China, ahora tiene que afrontar este límite sobre productos esenciales para las nuevas elaboraciones.

No es la primera vez que Beijing amenaza con reducir el suministro de sus tierras raras. Hasta ahora las advertencias no se concretaron; sin embargo, las recientes cumbres de la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN), en Madrid durante el 2022 y un mes atrás en Vilna, al calificar a China como enemigo sistémico, encendieron las alarmas. ¿Por qué brindar herramientas de enorme valor a quienes evalúan al gigante como un riesgo para la paz mundial?

Por estas horas China pretende aumentar la regulación sobre esos minerales, y analiza la repercusión de sus medidas en la industria de Defensa atlantista. De hecho, como lo indicó días atrás el Financial Times, tiene expertos laborando con intensidad para conocer en qué grado estos recortes perjudicarán tecnologías vitales para la fabricación de armas sofisticadas, entre ellas, aviones norteamericanos de combate.

Quien sigue esta secuencia comprende que la perspectiva resultaba previsible. El continuo asedio y las definiciones negativas adoptadas por las potencias articuladas desde el poder financiero tenían que influir en la acción preventiva asiática. Sobre todo desde hace varios meses, cuando esos protagonistas anunciaron su intención de gestar “una OTAN para el Pacífico”.

Las definiciones trazadas por Xi Jinping sobre el relevo de la competencia por la cooperación y su rechazo a las soluciones bélicas de los dilemas internacionales parecen haber sido interpretadas por los medianos estrategas occidentales como una vía libre al hostigamiento y la provocación. Y si bien el estilo propuesto en la Iniciativa de Defensa Estratégica difiere de las intensas respuestas del amigo ruso, China está muy lejos del dejar hacer, dejar pasar.

No atacó Taiwán como algunos preveían –y varios anhelaban-, no movió las aguas del Mar de China Meridional, no movilizó fuerzas militares en respaldo de Rusia ante el conflicto ucraniano, ni derramó pertrechos y efectivos sobre algún miembro zigzagueante de la Asociación de Naciones de Asia Sudoriental (ASEAN), pero dejó en claro que molestarla costará caro. Cuando la OTAN superó el borde, resolvió esta fina objeción.

CARO ES LA PALABRA. Como si los problemas de Occidente no resultaran bien interesantes con el panorama en despliegue, un cierre de exportaciones aumentará los costes para los fabricantes de hardware y debilitará una exangüe industria armamentística que viene volcando todo sobre Kiev con el objetivo de cubrir de gloria (o de tierra) a los ucranianos que pelean por la OTAN sin pertenecer a ella. Esta advertencia denota, además, la utilización soberana de sus recursos naturales.

Cabe precisar que ese alarde de autodeterminación no implica la anulación de los acuerdos con empresas privadas. El proceso de maduración que floreció en el arranque de siglo se ha plasmado en sintonía con lo que aquí llamamos Comunidad Organizada: de hecho, varias empresas occidentales están en territorio chino buscando y separando tierras raras, pero lo hacen bajo estricto control estatal y tienen prohibido superar el 10 por ciento de la producción.

****

RARE EARTH. Vamos hacia los expertos. Como el tema es nuevo para la información política internacional, es preciso escuchar a quienes tienen clara conciencia del mismo y de sus derivaciones.

En la actualidad Europa exporta el 98 por ciento de los elementos mencionados. Con los avances técnicos en marcha, se prevé que la demanda se quintuplicará hacia 2030. A la hora de patalear, el Viejo Continente termina fundamentando la decisión china: “El litio y las tierras raras serán pronto más importantes que el petróleo y el gas”, declaró el Comisario de Mercado Interior de la UE, Thierry Breton.

“La manera rápida de comprender su importancia es que si nuestra sociedad de alta tecnología no tuviera los elementos de las tierras raras, no sería de alta tecnología”, explicó Ricardo Prego Reboredo, del Consejo Superior de Investigaciones Científicas de España.

“Es decir, cuando empezaron a desarrollarse y a descubrirse sus propiedades y aplicaciones, en la década de 1960 con la televisión en color, se desarrolló toda la parte de electrónica y otra serie de dispositivos, de tal manera que si ahora los quitaras de la sociedad volveríamos a la década de los 60”, dijo el experto.

“Es como si fuese el petróleo del siglo XXI, porque hacen falta pequeñas cantidades, pero son extremadamente útiles y sin ellas no tendríamos la tecnología que tenemos actualmente”, indicó Juan Diego Rodríguez Blanco, profesor asociado del Trinity College Dublin e investigador del Centro de investigación de Geociencias Aplicadas de Irlanda.

“Extraerlas puede ser complicado, porque son procesos químicos y físicos, que son caros, costosos y contaminantes, eso es lo primero. Lo segundo es separar las tierras raras, porque para aplicaciones tecnológicas utilizamos una o dos como mucho, no las utilizamos todas”, precisó Rodríguez Blanco.

Y añadió: “Hacen falta temperaturas enormes y procesos industriales muy complejos para explotarlos y el problema es que si obtenemos un mineral de tierras raras de la naturaleza algunos puede ser que tengan mucha cantidad, pero hay otros que tienen una cantidad ínfima. Son como impurezas muy pequeñas”.

“Es como si tienes un plato de sopa y tienes que extraer de ahí la sal que has utilizado. Si hubiera que extraer los fideos a lo mejor sería más fácil, pero la sal está en muy pequeña cantidad y es más trabajoso”, explicó de modo coloquial.

La dimensión del avance chino en la materia queda bien plasmada en el diagnóstico del grupo minero público sueco LKAB. Suecia es la esperanza atlantista en la materia, pero la franqueza de sus funcionarios corrobora la dificultad. Fíjese, que al final hay una clave.

MEZCLA RARA DE MUSETA Y DE MIMI. Según las primeras estimaciones, el depósito Per Geijer, encontrado al lado de la explotación de Kiruna, -región minera del país escandinavo-, contiene más de “un millón de toneladas de óxidos de tierras raras”, pero el grupo minero apuntado advirtió que queda “un largo camino” para recorrer antes de que se pueda explotar.

“Prevemos que se necesitarán varios años para estudiar el yacimiento y las condiciones de explotación rentable y duradera”, indicó el director general del LKAB, Jan Moström. El proceso se puede demorar “entre 10 y 15 años”, sostuvo. “Se trata del más grande yacimiento conocido de elementos de tierras raras en nuestra parte del mundo, y podría convertirse en un elemento básico importante para la producción de materias primas críticas, cruciales para la transición verde”, señaló.

Sin embargo, “nos enfrentamos a un problema de tiempo y suministro. Sin minas, no puede haber vehículos eléctricos”, agregó el directivo. “Este yacimiento bastaría para satisfacer gran parte de la futura demanda de la UE para fabricar los imanes que necesitan los motores eléctricos de, entre otros, los vehículos eléctricos y las turbinas eólicas”.

Bastaría, pero por ahora no.

HACIENDO COSAS RARAS. Como se ha esbozado en estas Fuentes, el tema semiconductores es uno de los ejes del desafío económico futuro. China ha enfatizado la necesidad de cooperación en oposición a la deficitaria competencia impulsada desde Occidente. Esos productos, por sus componentes, su ensamble, la exigencia de trabajadores cualificados y de especialistas, así como las inversiones adecuadas, sólo se pueden desarrollar en vinculación interestatal. Las restricciones norteamericanas para esas relaciones traban su concreción. Varios miembros del bloque belicista lo advirtieron por lo bajo, pero Joseph Biden, que apenas puede hablar, ni siquiera intenta escuchar.

Quizás, lector, de toda esta historia surja una moraleja útil para un territorio lejano. Vale despejar las zonceras habitualmente difundidas sobre la inversión estatal y el gasto promovido desde una administración. La República Popular China efectuó todo el proceso necesario para lograr la detección, extracción y separación de las tierras raras en las tres décadas precedentes. Puso lo que tenía que poner para sostener una decisión estratégica. Ordenó a sus científicos trabajar con dedicación, (¡y con presupuesto!) para abordar la cuestión. Hoy, usufructúa ese sendero.

Mientras tanto, las potencias occidentales trasladaron, desde el Estado hacia la cúspide financiera, recursos construidos por sus sociedades en actividades productivas. El proceso se acentuó con la crisis 2008 – 2010, cuando el salvataje de las entidades parasitarias incluyó planes sistemáticos de ajuste en los cuales toda asignación pública destinada a la educación y la investigación científico técnica pasó a la categoría de despilfarro. Y sus promotores ingresaron a la nómina de detestables populistas.

La perenne sonrisa de Xi es una buena respuesta.

TUCÍDIDES. ¿Qué ha pasado en estas primeras décadas del siglo? Lo hemos señalado en varias Fuentes de corte panorámico y se encuentra, a fondo, en el libro que se acaba de publicar. Vamos a cerrar este artículo con una reflexión de enorme interés que complementa bien los apuntes expuestos.

En el año 2012, el historiador Graham Allison, publicó en el Financial Times un artículo donde acuñó el concepto La Trampa de Tucídides. Allí hizo referencia a la elevada posibilidad de conflictividad que se desarrolla entre dos potencias a raíz del ascenso de una y el decrecimiento de otra. Al decir del pensador, en ese cruce se produce un alza de la tensión pues la potencia ya establecida –el hegemón-, se siente obligada a desafiar a su nueva competidora con la intención de frenar su ascenso.

El nombre del término en cuestión emana de una célebre frase de Tucídides, historiador ateniense del siglo V a.C: “fue el ascenso de Atenas y el temor que esto infundió en Esparta lo que hizo inevitable la guerra”.

Esto es, también, lo que viene sucediendo.

*Área Periodística Radio Gráfica / Director La Señal Medios / Sindical Federal

Fuente: Radio Gráfica

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