Por anuncios de una petrolera británica que explota el bloque offshore de la cuenca malvinense, se conoció que una empresa israelí se hizo propietaria de una gran porción del bloque denominado por la invasión “Sea Lion”.
Redacción
La empresa petrolera británica Rockhopper Exploration sumó a la petrolera israelita Navitas Petroleum, facilitando el traspaso de acciones y convirtiendo a la firma asiática en socio mayoritario con un 65% del paquete accionario del yacimiento offshore, denominado “Sea Lion” y ubicado en la cuenca norte de las islas Malvinas.
Según la información divulgada por Rockhopper, se obtuvo “autorización” de la administración británica con sede en el archipiélago invadido a la Argentina, y renovación automática de contratos de explotación hasta fines de 2024.
La corona británica asume que la cuenca norte de las islas posee reservas por 530.000 millones de barriles de petróleo, y planea una capacidad diaria de producción de 120.000 barriles. Es decir, se proyecta un ciclo de explotación de 10 a 15 años. Por alguna razón, Inglaterra permite que en territorio invadido, opere mayoritariamente una petrolera no británica – aunque aliada.
Tanto la firma afincada en Malvinas, como los delegados de corona en las islas, saludaron la presencia de la firma israelí, a firmaron en las redes oficiales que “en medio de la continua incertidumbre global y las importantes presiones internas, seguimos creyendo que un yacimiento petrolífero Sea Lion desarrollado de manera responsable podría proporcionar tanto una fuente significativa de beneficios financieros para las Islas Malvinas como un recurso estratégica y financieramente importante para el Reino Unido”.
El hecho que Gran Bretaña, comience a “blanquear” a sus socios en la invasión, cumple asimismo tres objetivos principales. Al igual que lo hace con el tema pesquero – donde nunca se deja de destacar a las firmas españolas que realizan acuerdos “duraderos” con la corona, se resalta siempre “la gestión del gobierno de las islas”. Esto que parece inocente, forma parte de la nueva estrategia marcada por Gran Bretaña de hacer de cuenta que sus colonias, territorios invadidos, o “territorios de ultramar”, se encuentren en una especie de proceso de independización.
Un proceso independentista raro, porque al igual que las islas del Caribe que tomaron la decisión de “separarse” recientemente, las bases y pertrechos militares británicos permanecen en esos territorios.
Un Segundo elemento, es explicitar y “blanquear” el marco de alianzas para con la invasión. Así como ahora se menciona a Israel por el petróleo y a España por la pesca, recientemente, los británicos no han parado de agradecer a chilenos, uruguayos y brasileños por todas las colaboraciones logísticas.
Los argentinos podemos pisar el palito en ese sentido y entretenernos en rivalizar con nuestros países hermanos. Esa es la garantía de victoria de la invasión. Mejor es plantear que tanto los países vecinos como Argentina, posee presencia conspirativa británica desde finales del siglo XVIII en nuestros territorios. Así como el pueblo repudia a la invasión, los sectores gubernamentales y estamentos más conservadores y de importante poderío económico, apoya la invasión o por lo menos no la condenas. En Brasil, Chile y Uruguay les ocurre lo mismo.
El tercer elemento es que cada noticia que llega de las islas, significa para Inglaterra, más consolidación logística de su posición; más socios y aliados que blanquean las relaciones comerciales.
Por último, el Gobierno Nacional dice en la Asamblea de ONU lo que queda bien, y la bola sigue agrandándose.
FUENTE: Gobierno Argentino / Rockhopper Exploration PLC / Agenda Malvinas
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