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Mientras en gran parte de la superficie agrícola transcurre la cosecha de la gruesa y la discusión respecto de la conveniencia o no de comercializar la producción, un sector del complejo agropecuario pampeano, ya planifica los próximos cultivos de invierno.

Redacción

Durante el finde semana, se publicó la habitual columna agropecuaria del Ingeniero Mariano Fava*, en la cual puso sobre la mesa una serie de elementos de cara a la próxima campaña de trigo en la provincia de La Pampa. El texto ilustra una serie de factores que debe tener en cuanta el productor pampeano, pero que al mismo tiempo sirve para evaluar y reflexionar el proceso productivo agropecuario en general.

Por un lado, afirma que desde hace al menos dos campañas donde las temperaturas medias primaverales se han modificado en aproximadamente tres grados, lo que expone a los cultivos de invierno (trigo, cebada) a constantes golpes de calor durante el mes de noviembre. Al mismo tiempo afirma que el periodo de heladas es cada vez es más corto: comienza a helar más tarde y termina más temprano.

Como una de las estrategias posibles de cara a obtener buenos resultados en el cultivo, es adelantar las fechas de siembra de las diferentes variedades de trigo, respetando el ciclo de madurez, pero de cara a evitar los golpes de calor durante el “llenado” del grano. La contraparte a esto sería, la exposición a heladas tardías en el estadio de espigazón del cereal.

Según Fava, en La Pampa se estableció que se debe adelantar 3 días la fecha de siembra para acortar un día el intervalo emergencia floración. Por lo tanto, para adelantar diez días la floración, se debe sembrar un mes antes aproximadamente.

Por otra parte, el profesional da cuenta del avance en la región de plantas no deseadas – denominadas normalmente “malezas”; aunque no son “malas” sino que compiten con el cultivo sembrado -, y asociadas a los planteos de verano (soja, maíz, por ejemplo). Así se ha dado la propagación de «rama negra», bowlesia, ortiga mansa, viola, «yuyo colorado», entre otras.

La no rotación de cultivos de cara a obtener una rentabilidad más o menos constante, hace que tales yuyos no deseados se hagan resistentes o tolerantes a glifosato. En la jerga, el campo se “veranizó”; ante lo cual el especialista propone o sembrar pasturas de servicio; o bien optar por el trigo.

Fava también analiza el mercado del trigo pampeano y desde allí realiza una serie de sugerencias. Afirma que el cereal de la región posee una alta calidad panadera principalmente al norte. Dicho estándar es lo que hace la diferencia entre poder vender la mercadería a la industria interna o derivarlo a la exportación.

Dados los condicionantes climáticos, si la molinería no acepta el trigo de dicha región, no queda otra alternativa que canalizarlo en el mercado externo. El norte pampeano, dista del sistema de puertos exportadores en un promedio de 500 kilómetros de distancia; factor que incide en la matriz de costos.

El trigo que habitualmente se exporta, teóricamente es de un estándar inferior en cuanto a concentración de proteína y calidad del gluten. De allí que estas variedades predominen en la zona sur de La Pampa, y en relación logística con las operaciones del puerto de Bahía Blanca.

El último factor analizado es la inversión para la siembra en el paquete tecnológico y su relación con el trigo. Los insumos se encuentran al alza, por lo cual se estaría optando para la próxima campaña un paquete “bajo”. Este es al que podría acceder el pequeño productor pampeano con campo propio.

Según Fava, en La Pampa en campo arrendado (alquilado), un trigo sembrado con un paquete tecnológico «alto» exige unos 33 quintales por hectárea – 3,3 toneladas/ha – de rinde de indiferencia. Es decir, la cantidad de grano necesaria para recuperar la inversión. Si el paquete tecnológico resultara «medio» el rinde de indiferencia se instala en los 29 quintales por hectárea; en tanto que para un nivel tecnológico bajo se deberían obtener 24 quintales por hectárea para salir «hecho».

La conclusión que saca el columnista, es que “de no mediar una merma sensible en el costo de los insumos (fundamentalmente de los fertilizantes), la cantidad de trigo a producir para que sea un negocio razonable para el productor está muy por encima del promedio histórico esperable para La Pampa, aun en un año climáticamente favorable.

En criollo, necesita obtener una producción extraordinaria para terminar la fina de forma satisfactoria, en un contexto climático cambiante, y en una economía general a nivel nacional que marcha cada día peor camino.

* Mariano Fava es Ingeniero Agrónomo (MP: 607 CIALP) y posee un Posgrado en Agronegocios y Alimentos.

Fuente: El Diario de La Pampa

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