Estados Unidos intenta reflotar el sumun continental de la década del 1990, ante un contexto claramente desfavorable teniendo en cuenta el avance chino. Sin embargo, tiene adeptos, fuerza y control sobre varios resortes de la vida de los países de Nuestra América.

Redacción

Días atrás, el presidente de Estados Unidos, Joseph Biden, se comprometió ante un nutrido grupo de simpatizantes de Barbados, Canadá, Chile, Colombia, Costa Rica, República Dominicana, Ecuador, Perú y Uruguay, a impulsar los lazos económicos y a hacer frente a China y otros competidores mundiales que buscan su tajada de los negocios regionales.

El encuentro se dio en el marco de la denominada “Cumbre de la Alianza de las Américas para la Prosperidad Económica (APEP)”, de la cual también fueron parte, representantes mexicanos y panameños.  

Biden dijo que esperaba que más países se unieran a la iniciativa, ya que la Casa Blanca interpreta que debe aprovecharse “el increíble potencial económico de las Américas y hacer del hemisferio occidental la región económicamente más competitiva del mundo”, de cara a contrarrestar el avance y crecimiento de la influencia de China en todo el mundo.

Del cónclave, surgió una declaración conjunta, donde los presentes subrayaron “su compromiso colectivo con la democracia, el Estado de Derecho, la diversidad y la inclusión, el trabajo decente y los empleos bien remunerados, la protección medioambiental y social, los derechos laborales, los derechos humanos universales y las libertades fundamentales en las Américas”.

Asimismo, convertir a “las Américas” en materia de las cadenas de valor y suministro regionales “más competitivas, inclusivas, sostenibles y resilientes del mundo”. Tal documento se encargó de destacar permanentemente, su pretensión en función de la energía limpia, los suministros médicos y los semiconductores. Es decir, el territorio y sus recursos minerales y forestales.

Los asistentes se comprometieron a trabajar con el Banco Interamericano de Desarrollo (BID) para promover la inversión sostenible y catalizar el crecimiento regional, al tiempo que se amplía el comercio y se eliminan las barreras a una mayor integración económica. Línea de acción de la entidad financiera que, en Argentina podemos observar con claridad en el territorio de la provincia de Jujuy, por nombrar un caso.

Desde el Directorio de la entidad – que participó de la cumbre – se anunció que presentará una nueva plataforma de financiación al servicio de los países de renta media y alta que “podría movilizar miles de millones de dólares para inversiones en energías renovables”.

¿Qué es la APEP?

Es una secuela de la Cumbre de las Américas celebrada el año pasado en Los Ángeles en medio de la polémica desatada por la ausencia de Venezuela, Nicaragua y Cuba, que no fueron invitados. Su función, en criollo, es la generar círculos de influencias permanentes de cara a generar climas de negocios favorables a Estados Unidos.

Los presidentes que legitimaron la Cumbre fueron Luis Lacalle Pou (Uruguay), Gustavo Petro (Colombia), Luis Abinader (República Dominicana), Gabriel Boric Font (Chile), Dina Boluarte (Perú) y Guillermo Lasso (Ecuador) y el primer ministro Justin Trudeau (Canada).

Fuente: Mercopress