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Ley Bondi: un mamotreto desesperante

Es el tercer hecho político conmocionante y contundente que metió el presidente en apenas 17 días de gobierno. Un proyecto leonino y mesiánico a la vez, que transforman al Ejecutivo, en un mono con revolver suelto por la calle.

Por Pablo Casals

Si hay algo que no se le puede negar al presidente Milei es la decisión de gobernar según lo que dicta el proyecto que encabeza. Los lectores que nos siguen habitualmente ya saben cual es nuestra caracterización: verdugos a sueldo de la usura internacionalmente organizada. Particularmente: bancos, finanzas y concentración internacional empresaria. Todo lo contrario a un proyecto nacional.

Si a alguien le queda alguna duda al respecto, basten los tres hechos políticos que realizó el gobierno hasta el momento: los anuncios de Caputo del 12 de diciembre; el DNU 70/23 del día 20 – que venimos desmenuzando en estas páginas -; y la presentación en el Congreso de la famosa “Ley Ómnibus” de ayer, 27 de diciembre por la tarde.

Tres hechos políticos que marcan a las claras qué vinieron hacer y hacia a dónde van. La conmoción social generada como reflejo es entendible. Hay un impulso de salir a la calle a protestar y organizarse, que el pueblo argentino lo irá resolviendo paulatinamente como lo hizo siempre.

Si en esta oportunidad parece que cuesta más, habrá que analizar en los espacios que cada uno anda el porqué de las dificultades. Pero no podemos quedarnos toda la vida buscándolas.

El proyecto ómnibus es un mamotreto desesperante, pero al mismo tiempo esperable en función de los dos hechos políticos anteriores. La capacidad de asombro tiene poco margen a esta altura del campeonato.

Vamos a enumerar algunas cosas y a compartir el enlace para que lo puedan descargar y leer tranquilos. Pero, al igual que venimos haciendo con el DNU 70/23 habrá que explicarlo minuciosamente a lo largo de las semanas venideras.

La ansiedad de novedades en sí misma no es buena porque una vez saciada “pasa”. Si queremos que en Argentina estas fatalidades dejen de ocurrir habrá que hacer el esfuerzo de entender; y para entender hay que ponerse a averiguar.

Sinceramente, ya da igual si el Congreso no aprueba la ley o desactiva el DNU. El proyecto está en marcha y hay que comprender cómo viene, de qué se trata y hasta dónde piensan llegar.

Estos tipos juegan en serio y la respuesta debe ser igual de contundente. Pero para poder construirla hay que saber qué es lo que tenemos adelante.

Algunos puntos de la Ley Bondi

Usted ya debe estar saturado a esta hora de los comentarios al respecto. Todo es una gran confusión por la propia conmoción que generan los acontecimientos. Imagine: antes de que surja la obligación periodística de plantar esta nota que usted está leyendo, la Redacción había preparado la que daba cuenta de la designación de Flavia Royón en Minería.

Sí; leyó bien, la encargada de energía durante la gestión de Massa en Economía, quién hizo al mismo tiempo de Presidente de la Nación durante 18 meses. Otro día hablaremos de eso. Hoy es secundario.

Yendo al proyecto presentado en Diputados, el título ya es muy alberdiano – por no decir ridículo – “Ley de Bases y Puntos de Partida para La Libertad de los Argentinos».

Básicamente en sus fundamentos se le pide al Congreso que declare la emergencia pública en materia económica, financiera, fiscal, previsional, de seguridad, defensa, tarifaria, energética, sanitaria, administrativa y social hasta el 31 de diciembre de 2025. Cosas que también dice el DNU 70/23. Evidencia de que la monserga por los próximos meses será esa: emergencia para alcanzar la libertad.

Espiche berreta pero contundente. Mire los resultados. Ninguno de nosotros a ciencia cierta sabe qué hacer o para dónde disparar.

A lo largo del proyecto se van desencadenando todas las desregulaciones esperables:  reformas impositivas regresivas – las que favorecen a los ricos -; suspensión de la aplicación de la fórmula para actualizar los haberes; sanciones a la protesta social mediante la modificación del Código Penal; derogación de las PASO; cambio en el régimen de partidos políticos; y la composición de la cámara de Diputados.

También da por tierra con el sistema de actualización automática trimestral para las jubilaciones; se declaran sujetas a privatización las empresas y sociedades de propiedad total o mayoritaria del Estado, entre las que figuran Aerolíneas Argentinas, Aysa, Banco Nación, YPF, y los medios públicos Canal 7, Radio Nacional y Télam; por nombrar algunas de la prolongada lista.

Otra cosa para terminar la enumeración que puede ser eterna, está la facultad del Poder Ejecutivo para poder tomar deuda sin permiso del Congreso Nacional. O sea, digamos, es largar a la calle a un mono con revolver.

Por último, y para que el lector termine de calentar, les compartimos un breve texto emanado de la comunicación oficial de presidencia que esperemos podamos conservar como documento:

«Con el espíritu de restituir el orden económico y social basado en la doctrina liberal plasmada en la Constitución Nacional de 1853, presentamos al Honorable Congreso de la Nación el adjunto proyecto de ley y manifestamos nuestra firme voluntad de emprender, inmediatamente y con instrumentos idóneos, la lucha contra los factores adversos que atentan contra la libertad de los argentinos; que impiden el correcto funcionamiento de la economía de mercado y son la causa del empobrecimiento de la Nación».

Una pinturita.

Acceda al texto del proyecto, aquí.

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