La guerra entre Ucrania y Rusia a desestabilizado las para nada equilibradas relaciones de costo -producción tanto de productos agropecuarios como de sus principales insumos. Uno de ellos son los fertilizantes a base de fosfatos: escasez, suba de precios y un nuevo proveedor protegido por Estados Unidos.
Redacción
El mercado de los fertilizantes venía siendo dominado por Rusia. El conflicto con Ucrania, más allá de los bloqueos que cayeron sobre Moscú, hizo que el gigante euroasiático se hiciera de reservas propias y por lo tanto no haya disponible en las dimensiones acostumbradas.
Por su parte, China que es el principal exportador, ha resuelto almacenar para su mercado interno, habida cuenta de los planes quinquenales anunciados en los últimos meses en ese país que apuntan a lograr el autoabastecimiento agrícola para 2030.
Así, y como ha sucedido casi siempre cada vez que el mundo se ve convulsionado por un conflicto bélico o una catástrofe, siempre aparece una nación “salvadora” que cubre el espacio y provee lo que falta. Marruecos, en África, ocupa el cuarto puesto como mayor exportador mundial de fertilizantes debido a que posee unas importantes minas de fosfato, el principal mineral con el que se crean los fertilizantes tan demandados.
Ese país, aliado estratégico de Estados Unidos, Inglaterra, Francia y España, se ha visto favorecido por la guerra en este sentido, y recaudó durante los meses de enero a marzo un 77% más que en el año anterior. A causa de este incremento en ventas, el país producirá durante 2022, algo más de 13,2 millones de toneladas (un 10% más de lo habitual) y planea aumentar la producción anual para 2026 a más de 21 millones de toneladas.
El negocio para Marruecos se vislumbra positivamente: las posiciones contra Rusia y China de parte de sus aliados principales, hacen entrever que el país africano será beneficiado en las ventas externas. La FAO – Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y Agricultura-, afirmó que la falta de fertilizantes y fosfato “podría tener repercusiones negativas en la producción de alimentos y la seguridad alimentaria”.
Si la FAO lo dice, los países acompañan. Nadie quiere estar en contra de la FAO.
De esta manera, tanto Japón como países de Oceanía, han manifestado que usarán fosfatos marroquíes. Marcos Montes, ministro de Agricultura brasileño, también informó que su país está planificando abrir una planta de procesamiento de fosfato y comprarle la materia prima a Marruecos.
Más allá de que los africanos tendrán buenas ventas, lo significativo de observar es que el tradicionalmente denominado Eje NorAtlántico (Estados Unidos, Inglaterra y Francia), volverán a tallar fuerte en la mesa general de los insumos agropecuarios. Ya no solamente le pondrán el precio, sino que también tendrán el poder de influencia sobre su dispensa.
Fuente: Atalayar