París, el morfi barato y el cuento de la buena pipa

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Mientras la FAO dice que el alimento a nivel mundial está un 10% más barato que el año pasado, y que el planeta tiene récord histórico de producción, en Argentina sube todo y lo más barato es el sueldo. Una muestra más de que el asunto del libre mercado es una chanza de cafetín.

Por Pablo Casals

Pareciera que en Europa están enseñando a pensar en argentino. Lógicamente, lo más probable es que ese sea el último de los deseos de los oriundos de por allí. Pero dada la lógica de los acontecimientos de los últimos 20 días, da para pensar que algo nos están queriendo decir.

Seguro que Usted algo leyó o sintió por ahí sobre las protestas de productores agropecuarios que comenzaron en Francia, pero para esta altura ya se diseminaron por casi toda aquella península-continente. Sucede que los productores agropecuarios de allende los mares no quieren saber nada con el asunto del libre mercado, la apertura económica, y los acuerdos internacionales que la Unión Europea (UE) impulsa con el MERCOSUR – del cual hemos hablado extensamente – y los favores a Ucrania a instancia de la OTAN… Bah… a pedido de Estados Unidos…

¿Cuál es el fondo de la cuestión? La negativa de los productores a aceptar pasivamente las importaciones de alimentos baratos, el aumento de costos internos, la presión fiscal y las políticas medioambientales. El moño de todo ese combo es el posible acuerdo con el MERCOSUR – o sea con nosotros -, que implicaría para ellos la imposibilidad de competir “mano a mano” contra los mismos productos que ellos hacen, pero con menos restricciones de calidad y certificación; entre las cuales se cuentan las pautas ambientales, energéticas y la de OGM (organismos genéticamente modificados) con las que ellas deben cumplir a rajatabla en Europa.

En nuestras coberturas, justamente criticamos el potencial acuerdo, dado que estas mismas exigencias de la UE quieren imponerse en nuestros países y con tecnología de ellos. Entonces, en Sudamérica tenemos un cuádruple combo: exigencias de calidad no necesariamente convenientes para nuestros modelos productivos y nuestros campos; exigencias ambientales no necesariamente aceptables acríticamente; una imposición de tecnología que deprime nuestro propio modelo de fomento y desarrollo técnico; y en cuarto lugar, un aumento exponencial de costos generales que harían imposible nuestra posible competencia con otros mercados y oferentes internacionales.

Así, el modelo que no cierra ni a europeos ni a sudamericanos, solamente le viene de perillas a Estados Unidos, sus farmers, sus exportadoras y su nueva semicolonia: Ucrania. En rechazo también a esto, sólo en Francia se contabilizaron más de 100 bloqueos de rutas y caminos, sumada la irrupción en París.

Por lo pronto, lo que empezó en Francia se extendió a España, Italia, Bélgica, Países Bajos, Irlanda, Alemania, Polonia, Rumania y Lituania con un reclamo prácticamente unificado: la importación de “productos agrarios de terceros países a bajo precio que presionan a la baja los de la UE”, según lo describen organizaciones españolas como ASAJA y UPA.

Otro de los factores son las políticas fiscales, que se suman a los altos costos de energía, transporte e insumos intermedios. Ante esta escalada del conflicto y la posible perpetuación, las agencias de noticias  Reuters y EFE, hacen hincapié en que a instancias de Macron, el acuerdo ente la Unión Europea y el MERCOSUR estaría sepultado.

Mientras tanto el morfi baja de precio

Según el índice de referencia de los precios internacionales de la Organización de la ONU para la Alimentación y la Agricultura (FAO), registró 118 puntos en enero, lo que supone una baja del 1% respecto al mes anterior y un 10,4 % menos que en enero de 2023.

El descenso de los niveles relativos de precios se debe a la abundancia de trigo y maíz disponible en plaza; además de la gran perspectiva que hay respecto del resto de la cosecha gruesa para los próximos meses.

La FAO afirmó en su documento oficial, que la producción mundial de cereales en 2023 está en camino de alcanzar un récord histórico de 2.836 millones de toneladas.

La carne también corre en el mismo sentido, a partir de la suba de exportaciones por parte de los países productores. El fenómeno se da en vacunos, porcinos y aves de corral. La carne ovina, por otra parte, aumentó debido a la elevada demanda mundial de importaciones y a la disminución de la oferta de animales destinados al sacrificio en Oceanía.

En Argentina en cambio sube todo. Lo más barato es el sueldo. Una muestra más de que el asunto del libre mercado es una patraña.

Las grandes escalas de producción y los recursos movilizados por dichas operaciones son determinadas por decisiones políticas de los países con posición dominante.

Fuente: FAO / Noticias AgroPecuarias / Prensa Latina /  REUTERS / EFE

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