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Pocas vacas y muchos chinos

Cada vez hay mayor certeza sobre que la carne de vaca en mostrador no bajará de precio; y este depende de lo que quieran hacer los chinos, los mayores compradores del planeta.

Redacción

La evolución del trabajo lleva a que los relevamientos y el cotejo de datos sean más certeros. Venimos afirmando que el precio promedio de la carne aumentará significativamente con fuertes repercusiones en mostrador, al tiempo que las cotizaciones internacionales tenderán a la baja o amesetamiento, aunque puede que la demanda externa aumente.

Tales variables no favorecerían en principio al consumo interno, ya que por menor que sea el precio de exportación, superará al mostrador del mercado interno. Por lo tanto, lo más probable es que se intente incrementar las ventas externas lo más posible; cosa que ante la diferencia se presionará desde el sector para mantener el precio del mostrador al tope que pueda conseguirse.

Parte de los datos con los cuales construimos este razonamiento, derivan de una corrección en lo que fuera la faena de vientres durante 2022 y 2023. La explicación es simple: la cantidad de vientres disponibles, da lugar a un cálculo de terneros futuros, y el paso de estos por las instancias de recría, invernada, corral, etc.

Si la cantidad de vientres desciende, el número de terneros esperados también. Si la liquidación de hembras excede el punto de equilibrio tanto del rodeo nacional en sí, como de la demanda del mercado interno y externo, la lógica es que haya menos carne en plaza y por ende su precio aumente.

Como lo hemos explicado en otras ocasiones, esto es lo que viene sucediendo. Acurre que hemos logrado mejorar algunos datos que nos permiten sacar mejores conclusiones .

En 2023, se faenaron 1 millón de cabezas más que en 2022. Es decir, de 13,5 aumentó a 14,5 millones de animales. De este último número, casi 3 millones fueron hembras adultas que salieron de los circuitos de producción. Algo que más allá de los desequilibrios, también se planifica. Año a año hay un determinado número de vientres que salen de producción y van a faena.

Sin embargo, sucedió también que durante 2023, se enviaron al matarife algo más de 4 millones de vaquillonas. Es decir, vacas jóvenes. Sumados ambos números, nos arroja la cifra de 7 millones de vientres menos; y por ende un número importante en cuanto a carencia de futuros terneros. En promedio, el porcentaje de preñez ronda el 85%. Calcule el lector, cuántos terneros potenciales se “pierden” en el circuito; aunque tenga en cuenta que siempre se han enviado hembras a faena. La clave está en el porcentaje sobre el rodeo total.

El gran argumento de los últimos dos años ha sido el encarecimiento de la recría, la invernada y el engorde a causa de la sequía y el desequilibrio de los precios internos. Algo de cierto hay en todo eso: al no haber abundancia de pasturas por la falta de lluvias, es lógico que los productores se vuelquen al corral y al forraje.

Si la alimentación es por fardo, además del precio en sí, también influyen los costos de fletes y comercialización. Si el engorde se realiza en base a grano, el costo depende de otras variables. El caso más elocuente de las últimas tres campañas ha sido el maíz: una buena cotización internacional seguida de demanda externa, volcó a los productores del cereal a intentar vender en esos mercados, y no resignar ganancias potenciales en la venta al mercado interno. Por lo tanto, el precio relativo del maíz se incrementó, y obviamente, eso se traslada a precio del kilo vivo.

De allí de las quejas de los ganaderos cuando ese aumento de costos de producción, no se reflejaba en los valores obtenidos en los mercados de hacienda. De ahí también los “festejos” del sector en diciembre, cuando el kilo vivo dio un salto significativo en cuanto a cotización.

De hecho, recuerden lo consignado en algunas de nuestras publicaciones de noviembre pasado: antes del ballotage el 19 de noviembre, el gobierno anterior hacía lo posible para que el precio promedio del kilo vivo no superara los 1.000 pesos; tratando de mantenerlo en el rango de los $ 800 u $ 850.

Pasada la elección el salto fue prácticamente automático a $1.000 de promedio entre vaquillonas, novillos y novillitos. En diciembre – recordarán – tocó los $ 2.000. Durante enero, se mantuvo estable en 1.600 pesos de promedio.

En criollo y de forma simple: el kilo vivo de hacienda, históricamente tuvo paridad con la cotización real del dólar. Salvo algún desfasaje especulatorio o de paridad forzada, dicha equivalencia se ha mantenido.

Otro dato para que el lector tenga en cuenta: si al valor del kilo vivo lo multiplica por cuatro, el resultante es el valor estimado del kilo de asado o tapa de asado en mostrador en el Área Metropolitana de Buenos Aires (AMBA). O sea, más o menos, el kilo de asado debería pagarse $ 6.400.

¿Qué debe esperarse a futuro? En un contexto de profunda caída del stock de novillos, lo esperable es la escasez de carne y la falta de animales gordos – salvo las cuotas de exportación o algún acuerdo con los mercados externos.

Si la intención del sector es la de comenzar a recuperar rodeos, dicha falta de oferta se acrecentará dado el menor envío de hembras que se registrará en los mercados. El reflejo de esto, es que el precio de mostrador tenderá al alza.

Por otra parte, si la elección es exportar, es probable que repunte la invernada de cara al engorde, y por ende descienda la faena de animales jóvenes y la cuota de extracción. Bueno, casi lo mis, el precio en carnicería subirá.

Una tercera opción es que no opten por el engorde y se liquide temprano. En ese caso, ya que los precios no descenderán, lo que se logrará es un rodeo menos estable, que en pocos años se convertirá en un cuello de botella para los propios productores.

Desde los operadores importantes del sector, estiman que este año estará caracterizado por la administración de la escasez de hacienda. El objetivo será intentar recuperar el stock buscando una convergencia entre la demanda interna y la exportación.

Todo dependerá de los chinos. Si ellos comienzan a comprar más carne de lo habitual, el análisis que usted acaba de leer, servirá de bastante poco.

Son los problemas de una economía primarizada, agropastoril y semicolonial.

Fuente: SAGyPN / INDEC / RosGan / MHC  / IERAL

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