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Sin ofensa ni temor 122: “Una mentira repetida mil veces…”

Columna destinada a mover la cabeza. Si temes hacerlo, no la leas. “Una mentira repetida mil veces, termina siendo una verdad impuesta por la clase dominante”. Compartimos una nota del periodista e historiador Gustavo Battistoni*, titulada originalmente “Milei y su ignorancia de la historia”, donde derriba algunos de los principales argumentos que el actual gobierno enuncia como verdad histórica.

El Editor Federal

Uno de los embustes más grandes de la clase dominante argentina es su permanente tergiversación de la historia nacional. Desde Bartolomé Mitre a los actuales escribas de la Nación, la mirada del pasado es sesgada y unilateral. Javier Gerardo Milei es tributario de esa concepción del mundo y la repite con Insistencia, con una Ignorancia supina que nos abruma.

La Argentina, producto de su renta diferencial de la tierra tuvo un importante desarrollo de sus fuerzas productivas, pero lejos de la impoluta Arcadia que el cipayismo vernáculo reivindica con su habitual superficialidad. Ni que hablar de la cuestión social, magistralmente retratada en el “Informe” de Bialet-Masse, un médico y abogado de origen catalán, que escribió un profundo informe por pedido de Julio A. Roca, y es explícito con respecto a la explotación de los trabajadores argentinos, sobre todo, en el campo, en esos primeros años del Siglo XX. A pesar de que se decía que la Argentina era un país rico, los trabajadores eran pobres, tenían una vida casi esclava y dependían completamente del explotador que los contrataba.

Esa era la realidad sin afeites. En 1940, el socialista Alfredo Lorenzo Palacios publicó “El Dolor Argentino», que fue el resultado de un recorrido por las mismas Provincias Pobres que había visitado Bialet-Massé, llegando a las mismas conclusiones que el eminente catalán, cuarenta años después.

En 2001, el diplomático Juan Archibaldo Lanús publicó el libro “Aquel apogeo”, donde se cantan loas a la Argentina del centenario. El problema de este libro, como casi todos los trabajos que hacen la apología de aquel período histórico, es que se basan en un Estudio del Inglés Angus Maddison que carece de todo rigor. Dice Mario Rapoport sobre el tema: “Las Estadísticas (sobre la Argentina del centenario) en la que se basan son falsas, las fabricó Angus Maddison, un economista británico de la OCDE sin ningún rigor, porque Argentina recién empezó a calcular su producto bruto en los años 40 del siglo XX, antes eran todas suposiciones”.

Y además en su Libro “The World Economy”, donde se publican esas cifras para el período de 1880-1914, Maddison confiesa que se apoya en el presunto crecimiento de los años anteriores sobre los que no existe la más mínima estadística.

Afirma que la Argentina de los 1860 a los ’80, había crecido un 10% y aplica el mismo porcentaje a los años 1880 y ’90. No menciona que en el ’90 hubo una crisis de endeudamiento formidable en el país, que obligó a hacer arduas negociaciones con Gran Bretaña”.

Aún así, aplicando esa metodología poco confiable, Maddison ubica a la República Argentina en el lugar número once, y de ninguna manera en el primer lugar, como afirma el ignorante Javier Milei.

La mitología reaccionaria llega a afirmar, muy suelta de cuerpo, que la decadencia argentina llegó con el peronismo cuando antes de la llegada del General Perón, nuestro país tenía una economía dual e injusta, fragmentada, con un evidente desarrollo desigual y combinado, donde había pequeños sectores de enorme prosperidad rodeados de la más absoluta miseria.

Por obra del nacionalismo económico, hacia 1974 – y son datos del Banco Mundial – nuestra atribulada Patria tenía un PBI per cápita equivalente a Canadá y Australia, con sólo un 4% de pobreza, sin indigencia. Esa es la realidad de las cosas que ningún fabulador puede deformar impunemente.

Las pestíferas mentiras de los reaccionarios se repiten en las cátedras y en los medios de comunicación sin que nadie salga a refutarlas. Sabemos que una mentira repetida mil veces, termina siendo una verdad impuesta por la clase dominante. Esa sabia organización de la ignorancia como la definía Raúl Scalabrini Ortiz, debe ser denunciada por el campo nacional y popular. Hay que terminar, de una vez por todas, con las falsedades que nos mantienen en el atraso y la dependencia.

Fuente: De Puño y Letra

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