Lula confirmaría el acuerdo con la UE antes del 7 de diciembre, fecha en que termina su mandato pro-tempore en el MERCOSUR. El horizonte planteado por el bloque europeo no es bueno para nosotros, y lo que pueda pasar para 2024 en nuestros países, no es halagador tampoco.
Redacción
El presidente de Brasil, Lula da Silva, afirmó que buscará aprobar antes del 7 de diciembre el acuerdo de libre comercio entre la Unión Europea (UE) y el Mercosur, luego de informar sobre los términos de las conversaciones con la titular de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen.
Las negociaciones entre ambos bloques en torno al acuerdo, tienen más de dos décadas. Durante los primeros meses de 2019, ambas entidades lograron llegar aun acuerdo de “principios”, pero los mismos demoraron en concreción. Los motivos son simples, tal consenso debe ser refrendado por los ámbitos legislativos (Congreso, Asamblea, parlamento según cada caso) de los países miembros de ambos bloques, además de que cada integrante ha ido modificando en el tiempo prioridades, signos políticos a cargo del Ejecutivo y distintos alineamientos geopolíticos.
Por otra parte, en marzo pasado la Unión Europea presentó al Mercosur, una serie de pliego con exigencias adicionales de cara a la consolidación del mencionado acuerdo.
Se trata de las exigencias medioambientales, cuyo criterio de certificación emana unilateralmente de la UE; y que pone aún más condicionamientos a los sistemas productivos de Argentina, Brasil, Paraguay y Uruguay. Estos, ya de por sí, perjudicados por la estructuración de una matriz primarizada orientada a la extracción masiva de recursos naturales sin valor agregado.
Por lo tanto, a esa perdida de soberanía e independencia productiva, se le sumaría un ladrillo adicional que consiste en perpetuar esa primarización pero a mayor costo productivo, dado que el modelo propuesto para que sea “ambientalmente amigable”, requiere de una mayor inversión en capital de trabajo y servicios, que solamente pueden evaluar los europeos.
Entonces, dado que sobre llovido mojado, y que varias de esas medidas perjudicarían otros acuerdos de exportación que los países del MERCOSUR poseen con el resto del mundo, es que el paquete adicional encontró resistencia. El propio Lula, en tanto presidente pro-tempore del bloque sudamericano, lo caracterizó como “amenaza”
El mandatario brasilero, que ejercerá la titularidad del MERCOSUR hasta el próximo 7 de diciembre, intentará cerrar el trato, con las bases que se presentaron durante el mes de septiembre a la UE. De hecho, el presidente paraguayo, Santiago Peña, que sucederá a Lula en el cargo, manifestó que interrumpiría las negociaciones si no llegaban a un acuerdo antes de asumir la presidencia pro tempore del bloque.
Lula se propone “cerrar lo que falta” entre el 30 de noviembre y el 3 de diciembre, cuando se encuentre con Von der Leyen en la Confederación sobre Cambio Climático de la ONU (COP-28) que se realizará en Dubai. Allí la UE presentaría la respuesta a lo planteado por el MERCOSUR en septiembre.
Dados los resultados electorales en Argentina del pasado domingo, y que nuestro país conforma el tándem de fortaleza junto con Brasil ante la negociación, el posible que Lula quiera cerrar el acuerdo antes de la asunción del Milei a cargo de la Rosada.
Más allá que el acuerdo no es beneficioso en términos de desarrollo industrial para los países del MERCOSUR, se estima que el alineamiento interno al bloque entre Argentina, Paraguay y Uruguay luego del 10 de diciembre, más la presidencia pro-tempore paraguaya, desarticularían la negociación construida hasta el momento, o incluso nuestros países accederían a mayores condicionamientos.
La moneda está en el aire respecto de este tema, en el sentido de que aún no se termina de dimensionar la situación de debilidad que el MERCOSUR enfrentará una vez que el acuerdo esté cerrado. La Unión Europea por su parte, tiene tiempo. Y cuanto más se demore la firma, las condiciones serán más convenientes para ella.
Fuente: Cancillería brasileña / MERCOSUR / Télam